ROMA, jueves 5 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- ¿Cómo hablar a una persona que apoya las uniones homosexuales sobre la dignidad del matrimonio? ¿O a una pareja sobre el error de la contracepción artificial? ¿Cómo explicar a un adolescente que hay verdades morales absolutas?
Cuestiones como éstas han inspirado el Centro Vaticano de Estudios, un proyecto de la sede del Colegio Tomás Moro en New Hampshire.
El centro está “especialmente preocupado por comunicar las enseñanzas de la Iglesia a un público más amplio a través de foros y canales de medios de comunicación”.
Y para ello, lleva a cabo una serie de conferencias llamadas “The Vatican Forum” (“El Foro Vaticano”), dirigidas a cualquier persona que quiera aprender más sobre la Iglesia, desde periodistas hasta seminaristas en Roma.
El primer foro de este curso académico se realizó el 27 de octubre en Roma.
El fundador y editor de la revista Inside the Vatican y columnista de ZENIT Robert Moynihan fue invitado para abordar el tema “Desvelando los misterios del Vaticano”.
Lo que se ve
Aunque el Vaticano es mucho más que un conjunto de edificios, Moynihan afirmó que su arte y su arquitectura ya representan algo trascendente: “las aspiraciones y esperanzas que tenemos sobre lo sagrado y lo divino, y los recuerdos de la vida de Jesús”.
Las estructuras “llaman tu atención hacia arriba… en un movimiento humano de la mente hacia cosas más altas”, destacó Moynihan, señalando el obelisco egipcio en medio de la plaza, la basílica inspirada en Roma -y Grecia-, las columnas de Bernini y la cúpula de Miguel Ángel.
Además de ser una invitación a levantar el espíritu a lo que está arriba, son las “aspiraciones más altas de arte y arquitectura en un solo lugar”, añadió.
Pedro y sus sucesores
Residiendo en medio de toda esta finura está el Papa, pero las tareas que vienen con su cargo son muy superiores a los privilegios.
Él no puede retirarse nunca, señaló Moynihan, y su autoridad no es absoluta.
La tradición ata las acciones del Papa y “un desarrollo o modernización” tiene que estar en consonancia con esa tradición.
Su principal trabajo, resumió el experto, es defender el patrimonio de fe que se le ha confiado, y explicar este patrimonio a través de su prédica.
Para ayudarle en ello, hay nueve congregaciones y “unos cuantos consejos”, explicó Moynihan.
Señaló que las congregaciones ayudan al Papa a llevar a cabo su trabajo en relación a cuestiones como la liturgia, la doctrina de la Iglesia, los obispos y el trabajo misionero de la Iglesia.
Los Consejos, que fueron establecidos después del Concilio Vaticano II, son más pastorales, indicó, y se centran en temas como el diálogo, la justicia, la paz y la cultura.
Con esta cantidad de congregaciones y consejos, afirmó Moynihan, el Vaticano es “más grande que el Vaticano” desde que tiene oficinas por la Vía de la Conciliación, y por la Escalinata Española, además de la Cancillería, junto a la Plaza Campo dei Fiori.
Dualidad
El corazón del misterio vaticano, sin embargo, es su doble naturaleza, que Moynihan caracterizó como una “doble hélice”.
Con una existencia tanto religiosa como civil -éste es su propio estado-, tiene que haber confusión, señaló, pero esta dualidad también le da una riqueza única.
“Roma es un lugar donde tienes el doble de embajadores que en cualquier otra ciudad porque han venido aquí a Italia para representar a su país (···), pero también normalmente tienen un segundo embajador para representar su país en el Vaticano -la ciudad Estado del Vaticano”, explicó.
“Todo lo que tienes que hacer es escuchar (···) y te haces una idea de lo que está pasando en Brasil, China, los Estados Unidos o Alemania”.
Y además de ser un centro de información internacional, afirmó, Roma es también un centro de pensamiento filosófico, teológico, político y económico, como resultado de la cantidad de universidades pontificias que se han ido estableciendo aquí debido a la presencia del Vaticano y la Santa Sede.
Intentando explicar el trabajo del Vaticano, Moynihan advirtió que a veces es duro hacer a las personas entender que “hay alguna cosa que mueve a esas personas a algo que está más allá de las aspiraciones humanas ordinarias (···); la motivación fundamental aquí es la de la verdad y la proclamación de una realidad más elevada”.
Pero tratar de entender el Vaticano vale la pena, concluyó Moynihan, porque “te metes en cosas esenciales (···) y finalmente llegas a la razón de la Iglesia y del Vaticano, que es Jesucristo”.
[Mary Woodard, una estudiante del Centro Vaticano de Estudios, ha contribuido a este reportaje]