BARCELONA, jueves 15 de abril de 2010 (ZENIT.org).- Medio centenar de jóvenes participaron este sábado 10 de marzo en una misión para proclamar a Cristo resucitado por las calles de Barcelona, organizada por un grupo juvenil de una parroquia de la ciudad con la colaboración del movimiento francés Anuncio y de la Comunidad del Cordero.
Los participantes se congregaron en la parroquia de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa de Barcelona a las diez de la mañana para prepararse para su misión a través de la oración, la adoración y la participación en unos talleres formativos.
Tras compartir experiencias y una comida fraterna, los jóvenes fueron enviados por el párroco, Xavier Pagès, de dos en dos, a la misión de proclamar la alegría pascual por las calles del barrio barcelonés del Ensanche Izquierdo durante toda la tarde.
“Id por las calles de Barcelona y anunciad el Evangelio; Jesús está con vosotros”, les dijo, bendiciéndoles con el Santísimo Sacramento.
Esas parejas de jóvenes recorrieron las calles cercanas a la parroquia, dirigiéndose a las personas que se encontraban, diciéndoles: “¡Feliz Pascua!, ¡Dios te quiere!”, y conversando con algunos transeúntes.
Mientras tanto, otros acompañaban su misión con la oración de las Vísperas y el rosario y la adoración en la parroquia.
A las ocho de la tarde, el arzobispo de Barcelona, el cardenal Lluís Martínez Sistach, participó en una oración enmarcada en los actos de esta misión.
En ella, algunos participantes ofrecieron su testimonio, de alegría por participar en la iniciativa y de conciencia de la necesidad y urgencia de anunciar el Evangelio.
El cardenal felicitó a los participantes e impulsores de la iniciativa y les animó a continuar, siempre y en todo momento, esta tarea de anuncio misionero.
Recordó que “todos los cristianos, clérigos o laicos, jóvenes o mayores, tenemos un primer deber encomendado por el Señor Jesús: anunciar el Evangelio”.
Apreció iniciativas osadas como la del sábado, organizada por el espacio joven Notemo (www.notemo.es), que “buscan hacer presente el Evangelio en medio de nuestras grandes ciudades”.
Y pidió la oración confiada para que en toda la archidiócesis de Barcelona “se extienda el espíritu misionero”.
Una de las organizadoras, Mónica García, explica que ya por la noche, los misioneros compartían sus experiencias vividas durante el día a las puertas de la iglesia.
“Han respondido mejor de lo que esperaba”, “¡Todos pasaban de nosotros!”, “Nos lo han agradecido mucho”, “¡Qué corazón más duro!”, eran algunos de sus comentarios.
Y ya pasados los nervios y el miedo, experimentaban también “el gozo de la evangelización”, y repetían: “Hemos respondido a la invitación de Jesús de anunciar, como María Magdalena, su resurrección” y “esto hay que hacerlo más a menudo”.