CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 9 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Este Año Sacerdotal quiere ser una ocasión para renovar en los sacerdotes la conciencia de su misión evangelizadora, afirmó el cardenal Cláudio Hummes, prefecto de la Congregación para el Clero, en la homilía de la Misa con la que iniciaron hoy los actos de clausura de este Año, en la Basílica de San Juan de Letrán.
“El gran objetivo del Año Sacerdotal ha sido renovar en cada presbítero la conciencia y la actuación concreta de su verdadera identidad sacerdotal y de su específica espiritualidad con el fin de continuar de nuevo la misión en forma renovada”, afirmó el purpurado.
Ante los miles de presbíteros procedentes de todo el mundo y llegados a Roma para el Encuentro Internacional de la clausura, el cardenal Hummes afirmó la urgencia “de la misión ad gentes y la nueva evangelización misionera en las tierras ya evangelizadas”.
“Esto significa que es urgente levantarse e ir en misión. Es esto que el Espíritu Santo, en este encuentro internacional, quiere renovar en todos nosotros”, explicó.
“Debemos ser muy conscientes de la actual urgencia misionera. Sintámonos una vez más convocados por el Señor y enviados. Es necesario que nos levantemos y que vayamos en misión por todos los lugares”.
Por un lado, la “descristianización de los países de antigua evangelización”, por otro, “la nueva evangelización, que muchas veces deberá ser una verdadera primera evangelización, más allá del primer anuncio de Jesucristo en los países y en los ambientes en sentido estricto llamados tierras y ámbitos de misión ad gentes”.
El prefecto de la Congregación para el Clero recordó que “los medios para vivir y actuar su vocación y su misión, el presbítero los encuentra, sobre todo, en la Palabra de Dios, en la Eucaristía y en la oración”.
“El contacto diario con la Palabra de Dios, en particular, en la forma de la lectio divina y del estudio de la teología es indispensable para profundizar su adhesión a Jesucristo y alimentar el contenido de su evangelización”.
A su vez, la Eucaristía “es centro y culmen de la vida de la Iglesia y, de esta manera, de la vida del presbítero”.
Todo el ministerio del presbítero “está ordenado a la Eucaristía y parte de la Eucaristía para la misión. La misión busca de llevar nuevos discípulos a la mesa del Señor y de la mesa eucarística los discípulos parten de nuevo para la misión”, concluyó.