NAVARRA, viernes, 11 junio 2010 (ZENIT.org).- Se ha publicado recientemente, con motivo del Año Sacerdotal, el libro Barro con luz del profesor de la Universidad de Navarra J. José Alviar. La obra es una antología de textos sobre la figura del sacerdote en la literatura mundial.

J. José Alviar, autor de Barro con luz, publicado por la editorial Rialp, es sacerdote filipino e ingeniero químico, profesor y subdirector del Departamento de Teología Dogmática, así como capellán, de la Universidad de Navarra.

Su propósito al escribir este libro fue “ofrecer un muestrario de relatos de la literatura universal donde aparece el sacerdote como una figura principal. Curiosamente, bastantes autores importantes tratan del personaje sacerdotal en sus obras”, declara a ZENIT su autor José Alviar.

Entre los autores que ha escogido para Barro con luz, se encuentran G. K. Chesterton, G. Bernanos, G. Greene, A. J. Cronin, G. Guareschi, por citar a los más conocidos; pero también A. Manzoni, L. M. Montgomery, W. Cather y R. Bradbury, entre otros.

¿Son todos católicos? “No. Chesterton, por ejemplo, comenzó a escribir los relatos del Padre Brown antes de convertirse al catolicismo. Montgomery fue presbiteriana, y Cather, episcopaliana”, explica.

Sin embargo, todos ellos han escrito relatos protagonizados por un sacerdote católico. “¿No es llamativo? – se pregunta el autor –. El hecho me intrigó y me movió a dar un repaso a la literatura. Y vi que, a pesar de que el oficio sacerdotal es en general poco espectacular, a lo largo de la historia bastantes literatos – en la antología sólo he incluido a algunos – han tratado de la figura del sacerdote”.

Lo cual lleva a pensar que, a pesar de todo, el personaje del sacerdote resulta interesante en el campo literario. “Sí, porque por un lado es un ser de carne y hueso, con limitaciones y debilidades, y por otro lado, profesa tener una misión sublime: servir a Dios y a los demás”, subraya Alviar.

¿No se trata de una paradoja? “A primera vista, sí –explica Alviar--, y por eso elegí el título Barro con luz, evocando la descripción paulina (2 Co 4) de  los ministros como ‘vasijas de barro’, receptáculos de la ‘luz’ evangélica. Realmente, ¿cómo puede tener un individuo la audacia de presentarse como ‘ministro de Dios’? Sin embargo, el sacerdote católico, con sus limitaciones e imperfecciones, hace justamente eso. Pienso que muchos literatos se han percatado de la profunda paradoja, y han intentado plasmar la tensión –entre limitación humana y misión divina- en sus obras”.

La duda que surge es si la figura del sacerdote queda bien parada en los relatos incluidos en su antología. “En esos relatos –responde el autor- el sacerdote nunca aparece como un superhombre, que piensa sin dudar y actúa sin errar. Tampoco como un ser vil, pervertido o despreciable, muy por debajo de la dignidad humana. Aparece sobre todo como una persona corriente que, casi a pesar de sí misma, procura servir a Dios y al prójimo”.

“Así, tenemos al Padre Brown, bajito, rechoncho y manso, que sabe leer muy bien en el corazón de un criminal; a Don Camilo, alto y fornido, que pese a su temperamento irascible congenia con el alcalde comunista, Pepón; al apodado ‘Padre Whisky’ de la novela de Greene, que se muestra capaz de arriesgar su vida para atender a un bandido moribundo, etc”.

Sin embargo, en la actualidad, cuando se alude al sacerdote, sobre todo en los medios de comunicación, es casi siempreb para relacionarlo con sucesos escandalosos. “Si alguien tiene la misión de presentar la imagen de Cristo ante los hombres, llama la atención cualquier conducta menos santa”, explica Alviar.

El libro, concluye su autor, va dirigido “a la gente a que le gusta leer, porque el libro señala una cuestión literaria de gran interés y a la vez un misterio digno de ser meditado”.

J. José Alviar ha publicado además los siguientes libros: Klesis. The Theology of the Christian Vocation according to Origen (Dublin: Four Courts, 1993); Escatología. Balance y Perspectivas (Madrid: Cristiandad, 2001); (con D. R. Tesoro) The Rise of Filipino Theology (Manila: Paulines, 2004); Escatología (Pamplona: EUNSA, 2004); El tiempo del Espíritu. Hacia una teología pneumatológica (Pamplona: EUNSA, 2005).

Por Nieves San Martín