Multitudinaria vigilia de oración por los sacerdotes

Se realizó anoche en San Pedro con motivo de la clausura del Año Sacerdotal

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes 11 de junio de 2010 (ZENIT.org) Miles de sacerdotes comenzaron a llenar la plaza de San Pedro en la tarde de ayer jueves, en una vigilia de oración que se realizó con motivo de la clausura del año sacerdotal.

Desde las 19,30 horas se realizó una pre vigilia con la orquesta, animada por el coro dirigido por el maestro Massimo Palombella.

La música, los videos de algunos sacerdotes transmitidos en pantalla gigante desde diferentes partes del mundo y los testimonios de algunas personas que hablaron en el escenario, fue lo que animó esta jornada de oración que comenzó a las 20,30 horas.

Sucesor del Santo Cura de Ars

Uno de los testimonios que pudo verse por la pantalla gigante fue el del padre René Lavaur, actual párroco de Ars y sucesor de San Juan María Vianey, en cuya memoria se celebra este año sacerdotal.

“El ministerio de la cruz resume todo el conocimiento del mundo”, dijo el sacerdote. Sus palabras podían ser seguidas por los miles de sacerdotes y fieles presentes en la Plaza, por medio de los audífonos con traducción simultánea.

“A este sacerdote (refiriéndose al Santo Cura de Ars), lo inspiró el hecho de que se dedicó al misterio de la reconciliación para expiar los pecados”, testimonió el párroco.

Una familia unida por la fe

Pero no sólo los sacerdotes testimoniaron ayer el amor por su ministerio. También lo hicieron algunos laicos y familias cuya vocación está muy ligada al sostenimiento y al aliento que dan a los sacerdotes.

Este era el caso de la familia Heereman, proveniente de Alemania. Está conformada por seis hijos: un sacerdote, un seminarista, una laica consagrada, dos hijos casados y una hija célibe.

El padre de esta familia contó cómo descubrió a Cristo gracias a una peregrinación y a través del ejemplo de su padre. También compartió ante el multitudinario público que lo escuchaba la alegría que sintió al recibir la noticia de que su hijo quería ser sacerdote.

El padre de familia contó que cada noche le decía a Dios: “Señor. Mis hijos son tuyos. Si quieres tómalos todos”.

“Yo siempre quise que él fuera sacerdote”, dijo emocionado señalando a su hijo. Y por último hizo un llamado a todos los que le escuchaban para que apoyen siempre la vocación de sus hijos: “Si vosotros dejáis a vuestros hijos escoger su camino cristiano estáis haciendo una buena elección”, agregó este padre de familia.

“No se entiende bien de dónde llega una vocación. Siempre es un don inefable”, dijo ante el multitudinario público.

Al finalizar la vigilia, ZENIT habló con Nina, laica consagrada y miembro de esta familia: “Agradezco al Señor por la vocación al sacerdocio de mis dos hermanos porque en Alemania, el país donde vivimos, esto no es normal pero es muy necesario”.

Amar hasta dar la vida

El testimonio más aplaudido, dentro de los que se transmitieron en pantalla gigante, estaba el del padre José María di Paola, mas conocido como Pepe, un sacerdote que trabaja en una zona socialmente deprimida en Argentina.

«En mi país, las favelas se llaman villas, y en mi villa viven 60.000 personas”, dijo el sacerdote. Se veían en la pantalla imágenes del padre Pepe jugando fútbol con los chicos de la villa donde él trabaja, celebrando misa y participando de una procesión.

“Hay hacinamiento, desocupación, subocupación, problemas migratorios y los jóvenes padecen el problema de la droga y la violencia», dijo el sacerdote.

“Nuestro trabajo es transmitir desde el Evangelio una propuesta. Hay muchos problemas, pero la fe católica es muy grande», aseguró el padre Pepe.

«En este lugar tan pobre, con tantas desigualdades, vivimos nuestra fe, y como sacerdotes nos sentimos muy felices de desarrollar nuestra fe aquí», concluyó, y envió, finalmente, un saludo «desde la villa 21» al Papa y a todos los fieles reunidos en esta vigilia.

Eran ya las 21,30 horas cuando el Papa Benedicto XVI llegó a la vigilia de oración. Los fieles comenzaron a aplaudir efusivamente mientras que el Pontífice dio el tradicional recorrido en el papamóvil.

Luego de responder algunas preguntas, entre otros temas, sobre del celibato, la teología, la crisis de vocaciones en el mundo y los desafíos de la pastoral vocacional, comenzó la vigilia de adoración al santísimo. A las 22:05 inició la procesión desde la puerta de bronce con el canto del Pater Noster. El Papa oró en silencio por unos minutos, arrodillado frente al Santísimo expuesto y luego impartió la bendición eucarística.

Así, los miles de fieles allí presentes oraron por la santidad de los sacerdotes en el mundo y se prepararon para la misa de clausura del Año Sacerdotal que se realizó hoy a las 10,00 horas.

Por Carmen Elena Villa

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ZENIT Staff

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