CIUDAD DE MÉXICO, lunes 14 de junio de 2010 (ZENIT.org – El Observador).- Obispos, secretarias y secretarios Ejecutivos de las Comisiones Nacionales de Catequesis y de la Pastoral de Pueblos Originarios, se reunieron hasta el fin de semana pasado en la ciudad de México, procedentes de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, México y secretarios de los departamentos del CELAM, en atención a la convocatoria de monseñor Rodolfo Valenzuela, obispo de la Verapaz – Guatemala y Responsable de la Sección de Pueblos Originarios del CELAM, junto con el Departamento de Misión y Espiritualidad.
En esta ocasión los responsables de las pastorales de pueblos originarios tuvieron como tema central “ La Catequesis Inculturada”, tema que se exploró en tres momentos: El primer momento fue para compartir experiencias de Catequesis Inculturada; el segundo momento, una iluminación y profundización sobre “ la Inculturación, una mirada desde la pastoral indígena”; “Catequesis Inculturada”, “Jesucristo, símbolos, mitos y ritos indígenas” y “Criterios doctrinales y pedagogía para una catequesis inculturada”. El tercer momento, fue para señalar propuestas para inculturar mejor el Evangelio.
Según dice el comunicado final, «El encuentro se desarrolló en un ambiente de fraternidad, oración, diálogo, libertad, responsabilidad, alegría y esperanza. Los asistentes constataron que hay una diversidad de experiencias, y que urge formar cristianos maduros, que siguiendo a Cristo sean misioneros en sus ambientes, para hacer más y más presente el evangelio en nuestra manera de pensar, sentir y actuar, en la doble fidelidad que supone la verdadera inculturación: a Dios y a nuestras culturas».
El comunicado continúa diciendo que los asistentes subrayaron algunos aspectos sobre la inculturación y catequesis inculturada que se deben tener muy presentes a la hora de insertar el Evangelio en realidades culturales diferentes, sobre todo, en realidades indígenas:
«1. La importancia de la cultura en la vida de nuestros pueblos, favoreciendo una pastoral encarnada, que entiende y se hace entender (lenguaje simbólico), para hacerle espacio al Dios de la vida en nuestra comunidad.
2. El respeto y acompañamiento que supone este proceso: capacidad de escucha y amor efectivo a las culturas.
3. Favorecer la formación de los laicos y acompañarlos en su misión, para que sean ellos los animadores de la inculturación del Evangelio en su realidad.
4. Hacer memoria de tantos hermanos que han dado su vida por la fe en Cristo y fortalecer a quienes ya están en el servicio.
5. Ser testigos de Cristo Jesús y su Evangelio en nuestra comunidad.
6. La capacidad de saber ser, estar y acompañar al pueblo en su encuentro con Cristo.
7. Servirnos de los medios que la postmodernidad nos ofrece: radio, televisión, prensa, internet, comunicación de todo género, para que Cristo sea más y más conocido.
8. Favorecer el compromiso social, que verifica la autenticidad de nuestra fe en Él».
A continuación, subraya el comunicado final, se hicieron propuestas para que en las respectivas iglesias se avance hacia una catequesis inculturada, sobre todo en los pueblos indígenas:
«1. Catequesis y pastoral indígena tienen que trabajar muy en comunión.
2. Todos tenemos que empeñarnos en la formación permanente e integral.
3. Empeñarnos en la valoración de las culturas».
El mensaje pidió a los obispos «que donde no haya comisión de pastoral indígena, la constituyan y pronto», también «que la próxima reunión del SEDAC, monseñor Rodolfo Valenzuela informe a los obispos de América Central del camino de la pastoral indígena y les haga la propuesta de hacer una comisión de esta Región Centroamérica».
También, entre otras cosas, los participantes pidieron «que los obispos se sientan responsables de la pastoral indígena y la acompañen en sus diócesis. Que se planee el trabajo con y desde las diferentes culturas que hay en ellas; que en la formación de los seminaristas tenga como prioridad la pastoral indígena, y que vivan su experiencia pastoral en las comunidades y que puedan discernir bien qué sacerdotes son aptos para servir a los pueblos indígenas, y a quienes quieran gastar su vida en esos campos, los preparen y envíen para que vivan su vocación».
El mensaje pide, finalmente, «que las diócesis aseguren recursos económicos a los sacerdotes que están en parroquias indígenas, de manera que ninguna parroquia se cierre por falta de los mismos».