JOUNIEH, martes 22 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Hay países en los que el encuentro y la amistad entre cristianos y musulmanes puede nacer entre los bancos de escuela.
Éste es el caso de Argelia, explicado por monseñor Henri Teissier, que ha desempeñado el cargo de arzobispo de Argel desde 1988 hasta el 2008.
Apóstol de la amistad en tierra musulmana, monseñor Teissier es un testigo de excepción de la historia de este Estado del Magreb.
Ordenado para la diócesis de Argel en 1955, el prelado, originario de Lyon, ha vivido en su propia piel el oscuro capítulo de la Guerra de la independencia argelina.
También los primeros años de la neo-República, atravesada por intrigas político-militares que llevaron a muchos a abrazar el fundamentalismo, precipitando así el país a la guerra civil.
Un baño de sangre que afectó también a la Iglesia durante los años noventa, anticipada por los sangrientos disturbios de octubre de 1988.
Pero a pesar de los peligros, monseñor Tessier escogió no abandonar nunca el país.
El arzobispo participa en el encuentro anual del Comité científico de la Fundación Oasis -creada en 2004 por el patriarca de Venecia, el cardenal Angelo Scola-, que se celebra los días 21 y 22 de junio en Jounieh, cerca de la capital libanesa.
Monseñor Tessier ha concedido una entrevista a ZENIT para reflexionar sobre el tema central de los trabajos de estos dos días: La educación entre fe y cultura. Experiencias cristianas y musulmanas en diálogo.
-¿Qué reflexiones suscita en usted el tema del encuentro?
Monseñor Henri Teissier: Hemos podido visitar a las hermanas de Baalbek, que tienen mil alumnos, de los cuales 100 cristianos y 900 musulmanes.
También tienen 70 profesores, de los cuales sólo 5 son cristianos y el resto musulmanes.
Entonces está claro que un ejemplo así demuestra nuestro compromiso en la colaboración educativa que implica las diferencias de fe y de cultura, porque entre estos niños hay cristianos, hay niños suníes, hay chiítas.
Cada uno de estos grupos tiene sus propias referencias religiosas y sus propias tradiciones.
- ¿Cuál es la situación de las escuelas católicas en Argelia?
Monseñor Henri Teissier: Hemos tenido escuelas que han desempeñado una función importante en las relaciones entre cristianos y musulmanes, especialmente las escuelas de los Padres Blancos y de las Hermanas Blancas.
Y después, desde la independencia del país en 1962, todas nuestras escuelas han sido nacionalizadas.
A finales de los años 70, teníamos 45.000 alumnos y todavía hoy muchos padres se acuerdan con emoción de lo que han aprendido en nuestras escuelas.
Estas escuelas han sido nacionalizadas pero tenemos otros tipos de colaboración educativa.
- ¿Hay en Argelia una división entre musulmanes abiertos al diálogo y musulmanes que lo rechazan?
Monseñor Henri Teissier: Hay naturalmente diferentes corrientes pero, ya que se habla del tema de la educación, le daré un ejemplo.
Tenemos algunas actividades destinadas a la formación de las chicas y las mujeres.
Tenemos una revista que tiene 22 años de vida y que fue creada por mujeres cristianas y musulmanas juntas, que trabajaban mano a mano en la misma redacción y que se distribuye bajo la responsabilidad de la Cruz Roja en Argelia.
Este hecho es una buena muestra de cómo en esta tierra reina una confianza suficiente como para poder impartir los elementos de formación a chicas y mujeres, en el ámbito nacional.
- ¿Cuáles son sus reflexiones sobre el Instrumentum laboris para el próximo Sínodo especial sobre Oriente Medio?
Monseñor Henri Teissier: En África del Norte hemos acogido con gran alegría la noticia de que el Santo Padre haya decidido reunirnos.
Hemos vivido también el Sínodo africano, el pasado mes de octubre. Se ha tratado del segundo Sínodo africano y conocíamos todos los temas comunes con las Iglesias del África sub-sahariana.
Hay muchos estudiantes del sur del Sáhara por otra parte, pero también en el mundo árabe existen problemas específicos.
Y nos ha parecido importante que la Iglesia universal quiera pararse a reflexionar de manera particular sobre los problemas de los cristianos que están en minoría en el mundo árabe, empezando por los de Oriente Medio.
Y también nosotros, cristianos del Magreb, hemos sido invitados.
[Por Mirko Testa/Roland Tannoury, traducción del italiano por Patricia Navas]