Buenos Aires, una “picadora de carne humana”, según su arzobispo

Denuncia del cardenal Bergoglio contra la trata de personas

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BUENOS AIRES, martes 13 de julio de 2010 (ZENIT.org).- La capital argentina se ha convertido en una «picadora de carne», denunció este lunes el arzobispo de Buenos Aires y primado del país al presidir una misa por las víctimas de la trata de personas, el trabajo esclavo y los cartoneros.

En la celebración eucarística, que tuvo lugar en la estación ferroviaria de Constitución en Buenos Aires, el cardenal Jorge Mario Bergoglio afirmó textualmente: «Para muchos nuestra Ciudad es una picadora de carne, que los hace bolsa porque destroza sus vidas, les quiebra la voluntad y les quita la libertad».

El purpurado sostuvo que en la arquidiócesis de la que es pastor «hay esclavos que los fabrican estos señores que tienen en sus manos el manejo de la trata (de personas), de los talleres clandestinos, de la prostitución y los cartoneros», y aseguró que «estas verdaderas mafias» sustentan sus redes «en las coimas».

«Grandes mafias de señores muy elegantes, que quizá comen en restaurantes de Puerto Madero, pero su dinero está manchado con sangre, con la carne del hermano. Son los esclavizadores», aseveró.

Haciendo referencia a la parábola del Buen Samaritano, el cardenal Bergoglio indicó que «en esta ciudad se hacen sacrificios humanos, se mata la dignidad de estos hombres y mujeres, de estos chicos y chicas sometidos a la trata, a la esclavitud. No podemos quedarnos tranquilos. Esta Ciudad está llena de hombres y mujeres, de chicos y chicas apaleados al borde del camino, apaleados por esta organización u organizaciones que los van corrompiendo, quitando la voluntad, destrozando incluso con la droga y después los dejan tirados al borde del camino».

El arzobispo insistió en afirmar que la Ciudad es «una fábrica de esclavos, una picadora de carne», y dio a entender que se protege «a los señores de la mafia» al asegurar que «nunca dan la cara y siempre salvan el pellejo, quizá por esa receta tan porteña y tan nuestra que se llama coima».

«A fin del año pasado califiqué a la Ciudad de coimera, porque si no existiera la coima no se podría encubrir a estas mafias que sacrifican vidas humanas y someten a la esclavitud, quitándoles la voluntad a sus hombres, sacrificando a sus hijos», reflexionó.

El cardenal Bergoglio exhortó además a los porteños a «no hacerse los distraídos» y «andar con rodeos» y llamó a señalar «dónde están los focos de sometimiento, de esclavitud, dónde están las picadoras de carne, los altares en los que ofrecen sacrificios humanos y se quiebra la voluntad a las personas», y pidió que cada uno «haga lo que pueda pero, por favor, no nos lavemos las manos porque si no, somos cómplices de esta esclavitud».

«Vamos a pedirle al Señor por nuestra Ciudad para que llore por estos pecados de sometimiento, por esta Ciudad para que cambie su corazón de piedra por uno de carne, para que esta Ciudad tenga conciencia de estos esclavos que está generando y trata de liberarlos», dijo al concluir su homilía que fue aplaudida por los presentes.

Ofrendas simbólicas
En el momento de las ofrendas, un grupo de trabajadores de la organización La Alameda acercó al altar una remera confeccionada por personas rescatadas de talleres clandestinos.

Un grupo de mujeres llevó una red con las fotos y los nombres de numerosas niñas captadas por organizaciones de trata de personas dedicadas a la prostitución. «Las seguimos buscando», aseguraron.

«Cura Bergoglio gracias por ayudarnos siempre», dijo Sergio Sánchez, al mostrar un carro con la mercadería que juntan cada noche los «recuperadores cartoneros», el cual fue bendecido por el arzobispo.

Por tercer año consecutivo, el cardenal Bergoglio preside una misa junto a los costureros de La Alameda, los cartoneros del Movimiento de Trabajadores Excluidos, familias que buscan a mujeres víctimas de la trata de personas.

Esta vez la Eucaristía llevó por lema «Trabajaremos por libertad y dignidad para todos y todas» y fue concelebrada por los obispos auxiliares Eduardo García e Iglic Bokalic, además de una decena de sacerdotes

La agencia AICA ha publicado en su página web el texto completo de la homilía del cardenal Bergoglio (http://www.aica.org/docs_blanco.php?id=478

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ZENIT Staff

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