SANTIAGO, lunes 6 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Una intervención en una radio alemana del teólogo Joseph Ratzinger sobre el futuro de la Iglesia ha sido rescatada y publicada en español por la revista de antropología y cultura de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Humanitas (http://www.humanitas.cl).
El director de la publicación Jaime Antúnez, en un acto de presentación de esta última edición (la número 59), explicó que se trata de una reflexión desarrollada en el año 1968 por el joven profesor Ratzinger, entonces sacerdote y catedrático en Tubinga, con el titulo: "¿Bajo que aspecto se presentará la Iglesia en el año 2000?".
"Hay que hacer la composición de lugar del terremoto cultural que se vivía tanto fuera como dentro de la Iglesia en esos años finales de la década de los sesenta, cuando se compuso este texto", expresó el director de Humanitas.
Con la profundidad e inigualable claridad que le es propia, el actual Papa penetra aquí en las causas de lo que se vivía en ese momento y describe, con cuarenta años de antelación, un futuro que no es distinto del que se va hoy diseñando. Se trata, pues, de una lectura altamente recomendable para entender un tiempo como el actual, cargado para la Iglesia de crecientes problemas internos y ataques externos, explicó Antúnez.
"En tiempos de violentas convulsiones históricas en las que parece desvanecerse lo que ha sucedido hasta ese momento, y abrirse algo que es completamente nuevo, el ser humano necesita reflexionar sobre la historia, que le hace ver en su justa medida el instante irrealmente agrandado", aconseja en su ensayo el entonces profesor Ratzinger.
El actual Papa recordaba , entre otros momentos dramáticos, cuando Pío VI, secuestrado por las tropas de la joven república francesa, murió prisionero en Valence en 1799.
Ya tres años antes uno de los dirigentes de la república había escrito: "Este viejo ídolo será destruido. Así lo quieren la libertad y la filosofía... Es de desear que Pío VI viva todavía dos años, para que la filosofía tenga tiempo de completar su obra y de dejar a este lama de Europa sin sucesor". Y muchos temieron que sería así, acota en su reflexión.
No se hace allí ilusiones tampoco, acerca de los tiempos de prueba que, con agudo realismo, avizoraba para hoy. Afirmaba en efecto el doctor Ratzinger, en esos años sesenta, que le "parece seguro que a la Iglesia le aguardan tiempos muy difíciles. Su verdadera crisis apenas ha comenzado todavía. Hay que contar con fuertes sacudidas."
Mas agregaba en seguida que está totalmente seguro de lo que permanecerá al final: no será en ningún caso la Iglesia del culto político, la de las grandes palabras de quienes nos profetizan una Iglesia sin Dios y sin fe, realidad completamente superflua y que por eso desaparecerá por sí misma.
"El futuro de la Iglesia puede venir y vendrá también hoy sólo de la fuerza de quienes tienen raíces profundas y viven de la plenitud pura de su fe", afirma Ratzinger.
Y agrega: "El futuro no vendrá de quienes sólo dan recetas. No vendrá de quienes sólo se adaptan al instante actual. No vendrá de quienes sólo critican a los demás y se toman a sí mismos como medida infalible. Tampoco vendrá de quienes eligen sólo el camino más cómodo, de quienes evitan la pasión de la fe y declaran falso y superado, tiranía y legalismo, todo lo que es exigente para el ser humano, lo que le causa dolor y le obliga a renunciar a sí mismo. Digámoslo de forma positiva: el futuro de la Iglesia, también en esta ocasión, como siempre, quedará marcado de nuevo con el sello de los santos. Y, por tanto, por seres humanos que perciben más que las frases que son precisamente modernas. Por quienes pueden ver más que los otros, porque su vida abarca espacios más amplios".
Al concluir el acto de presentación en el Salón de Honor de la Universidad Católica de Chile lleno de público y presidido por las autoridades de esa casa de estudios, el director de Humanitas expresó que le perecía pertinente agregar que "todos los presente aprecian en Benedicto XVI, como en su venerable antecesor, el Papa Juan Pablo II, una providencial confirmación de esa profética previsión que, confirma en la fe, reconforta el alma e invita paternalmente a una plena fidelidad a la Iglesia y a su magisterio".
El link directo a la intervención del profesor Rarzinger es: