CASTEL GANDOLFO, viernes 10 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI destacó la defensa de los valores morales fundamentales como el gran ámbito de colaboración entre cristianos de distintas iglesias.
Lo hizo este viernes al recibir en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo a los obispos de la Región Nordeste III de la Conferencia Episcopal de Brasil en visita ad Limina.
«El gran campo común de colaboración debería ser la defensa de los valores morales fundamentales, transmitidos por la tradición bíblica, contra su destrucción en una cultura relativista y consumista; más aún, la fe en Dios creador y en Jesucristo, su Hijo encarnado», afirmó.
En su discurso, señaló a los obispos brasileños algunos aspectos del «gran desafío del ecumenismo», al que se refirió como «un imperativo del tiempo presente y una opción irreversible de la Iglesia».
El Papa reconoció el «abandono por parte de muchos católicos de la vida eclesial o incluso de la Iglesia», así como una «rápida expansión de comunidades evangélicas y neopentecostales» en Brasil.
El Pontífice interpreta el «éxito de estos grupos» como «una señal de la difundida sed de Dios» en el pueblo brasileño, pero también como «un indicio de una evangelización, a nivel personal, a veces superficial».
En este sentido, explicó que «los bautizados no suficientemente evangelizados son fácilmente influenciables, pues poseen una fe frágil y muchas veces basada en una ingenua devoción».
Ante este contexto, destacó la necesidad de «que la Iglesia católica en Brasil se comprometa en una nueva evangelización que no escatime esfuerzos en la búsqueda de católicos apartados, así como en la de aquellas personas que conocen poco o nada del mensaje evangélico», y de que los pastores católicos se comprometan en «establecer puentes de contacto a través de un saludable diálogo ecuménico en la verdad».
Respecto al diálogo entre cristianos, Benedicto XVI indicó que «debe rechazarse una visión errónea del ecumenismo que induce a una cierta indiferencia doctrinal que procura nivelar, en un irenismo acrítico, todas las «opiniones» en una especie de relativismo eclesiástico».
El Pontífice constató que «el paisaje del ecumenismo sigue siendo muy diferenciado y confuso», como muestra «la multiplicación incesante de nuevos grupos cristianos, algunos de ellos utilizando un proselitismo agresivo».
Y destacó que «a los pastores les corresponde obediencia a la voluntad del Señor, promoviendo iniciativas concretas, libres de cualquier reduccionismo conformista, pero realizadas con sinceridad y realismo, con paciencia y perseverancia que brotan de la fe en la acción providencial del Espíritu Santo».
El Papa reiteró algunos consejos que formuló en el año 2007, en un encuentro que mantuvo con los obispos brasileños en la Catedral de Sé en São Paulo.
En aquella ocasión, afirmó que «es indispensable una buena formación histórica y doctrinal que permita el necesario discernimiento y ayude a entender la identidad específica de cada una de las comunidades, los elementos que dividen y los que ayudan en el camino de la construcción de la unidad».
También se refirió hoy al Concilio Vaticano II, que recuerda, dijo, que «el corazón de todos los esfuerzos por la unidad debe ser la oración, la conversión y la santificación de vida».
Por otra parte, Benedicto XVI recordó que en la región de los obispos que recibía este viernes, la Nordeste III, hace más de cinco siglos se celebró la primera misa en Brasil.
Y señaló que la «acción evangelizadora de la Iglesia católica fue y continúa siendo fundamental en la constitución de la identidad del pueblo brasileño caracterizada por la convivencia armónica entre personas venidas de diferentes regiones y culturas».