ROMA, domingo, 12 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Un sociólogo británico sostiene que las personas "no aptas" deberían ser esterilizadas, puesto que no son capaces de criar hijos de manera responsable.
El profesor David Marsland, que ocupa un puesto académico en la Universidad Brunel, de Londres, y en la Universidad de Buckingham, hacía estos comentarios el 26 de agosto en la serie Iconoclasts de la BBC Radio 4. El programa se presentaba como un lugar para "pensar lo impensable".
Según Marsland, los no aptos incluyen a drogadictos, alcohólicos y personas con problemas psicológicos. Deberían ser esterilizados de manera permanente de manera que se evitara la negligencia y el abuso con los niños, indicaba.
Cuando la gente está en tales situaciones, y cuando estas situaciones persisten incluso después del tratamiento de un periodo de cinco años, si es probable el abuso de niños, afirmaba, la única solución es esterilizar a dichos individuos.
"Se debe prevenir que los infractores tengan más hijos y multipliquen sus víctimas", decía.
Tras la presentación inicial de su postura, participó en un debate con un equipo de comentaristas, que estaba compuesto de trabajadores sociales y otros profesionales muy críticos con sus propuestas.
Sin embargo, cuando al final de los 45 minutos de programa se le preguntó si algo de lo que había oído le había hecho cambiar sus ideas, replicó que no, diciendo que estaba más convencido que al principio.
"Y no andamos cortos de gente, así no hay necesidad de usar este derecho (el derecho a tener hijos), aunque sea un derecho, somos más bien demasiada gente", concluía.
Marsland no se ha quedado solo a la hora de proponer esta línea de actuación tan drástica, aunque en el pasado ya se propuso para los drogadictos y alcohólicos.
Esterilizados por dinero
En 1997, Barbara Harris establecía un proyecto en Estados Unidos llamado Project Prevention. Daba a los drogadictos 300 dólares si accedían a usar la anticoncepción a largo plazo o a ser esterilizados.
Según su página web, el proyecto va a internacionalizarse y dos miembros del personal visitarán el Reino Unido a finales de septiembre para trabajar en un documental y visitar diversas organizaciones.
Un artículo publicado el 17 de abril en la página web Time.com analizaba la labor de Project Prevention. Indicaba que la organización había trabajado hasta ahora con 3.371 adictos en Estados Unidos. De estos, 1.253 aceptaron la esterilización, mientras que los demás optaron por la anticoncepción.
El artículo también informaba de las críticas al traslado al Reino Unido. "Sus prácticas son moralmente reprehensibles e irrelevantes", afirmaba Simon Antrobus, director ejecutivo de Addaction, una organización de tratamiento para drogas y alcohol de Londres.
Una organización de Estados Unidos, National Advocates for Pregnant Women (NAPW), acusaba a Harris de extender "propaganda peligrosa", informaba el 8 de febrero la BBC.
Según el reportaje, NAPW sostenía que Harris está implicada en un proyecto de ingeniería social, al definir a una categoría de personas como no apta para tener hijos. De hecho, sus críticos han comparado lo que hace Harris con el programa nazi de eugenesia, que no sólo se centraba en exterminar a los judíos, sino también contemplaba el asesinato de muchos gitanos y enfermos mentales.
Más reacciones negativas despertó un viaje de Harris al Reino Unido en mayo para promover su labor. Una mujer de Escocia se quejaba a la policía tras haber sido contactada por representantes de Project Prevention, informaba el 23 de mayo la BBC.
Aunque Deborah Wilson había abandonado una clínica sanitaria, se le ofrecieron 200 libras (309 dólares), si accedía a ser esterilizada. La mujer dijo que no es drogadicta y que salía simplemente de la clínica tras visitar a su médico. También se quejaba de que en aquel momento iba con su hijo de 9 años, y que no deberían haber planteado un tema como ese delante de él.
Estas críticas mordaces han servido de poco para disuadir a Harris. Según un artículo sobre su trabajo publicado el 12 de junio por el periódico británico Guardian, Project Prevention planea comenzar su labor en Haití.
"Vamos a ofrecer inyecciones de ‘depo' cada tres meses a mujeres a cambio de cartillas de alimento", declaraba al Guardian Harris. Con "depo" se refiere a inyecciones hormonales de depo-provera que se utiliza como un método anticonceptivo.
Discapacitados
El objetivo no son sólo los drogadictos y los enfermos mentales. Poco antes de la emisión de los argumentos de Marslanda, un juez del Reino Unido dictaba sentencia en contra de un consejo local en sus intentos de esterilizar a una mujer con bajo índice de inteligencia.
El plan era que la policía sacara a una mujer casada (cuyo nombre no se menciona) de su hogar, y luego sedarla y esterilizarla contra su voluntad, informaba el periódico Telegraph el 18 de agosto.
El juez Bodey estaba de acuerdo en que carecía de la capacidad mental para tomar decisiones importantes en su tratamiento médico. Establecía, sin embargo, que el plan para evitar que esta mujer de 29 años tuviera hijos "plantea profundas cuestiones sobre la intervención del estado en la vida privada y familiar".
A principios de este año, un tribunal de Australia adoptó la postura opuesta. El Tribunal de Familia dio su visto bueno para que los padres de una niña de 11 años con discapacidades profundas, Angela, fuera sometida a una histerectomía, informaba el 9 de marzo el periódico Australian.
"Siempre se trata de chicas discapacitadas", afirmaba Carolyn Frohmader, presidenta de Women with a Disability Australia. Su organización ha trabajado durante años para que se prohíba la esterilización de niños discapacitados.
"Cuando se revisan los casos, nunca hay un chico, no importa lo discapacitado que esté, que tenga que ser esterilizado", apuntaba.
Sus padres creyeron que los periodos de su hija disparaban su epilepsia y quisieron aliviar su enfermedad.
Eugenesia
Aunque algunas de estas peticiones de esterilización pueden parecer el punto de vista de un pequeño grupo de extremistas, son simplemente la extensión lógica de una mentalidad eugenésica que se ha extendido en los últimos años.
Un ejemplo de esto es lo ocurrido cuando las madres embarazadas dan positivo de síndrome de Down. Las cifras recientes del estado australiano de Victoria muestran que el número de mujeres que pusieron fin a sus embarazos tras descubrir que sus bebés tenían el síndrome de Down se ha casi triplicado en una década.
Según un artículo publicado el 22 de julio de 2006, en el periódico Herald Sun, hubo 146 abortos, incluyendo cinco en un momento avanzado de la gestación, por síndrome de Down, en comparación con los 54 de 1995. Se abortaron el doble de bebés con síndrome de Down de los que nacieron con dicha enfermedad.
El día anterior el periódico había informado de que dos parejas de Victoria han demandado a sus médicos por haberse equivocado en la diagnosis de Síndrome de Down de sus bebés no nacidos, negándoles la oportunidad de abortar.
Otra manifestación de esta mentalidad es el deseo de tener hijos que sean más inteligentes o hermosos. William Saletan, en un comentario publicado el 29 de marzo en la página web Slate, reflejaba los resultados de una encuesta de la Universidad de Nueva York.
Revelaba que entre el 10% y el 13% de los pacientes que buscan asesoramiento genético afirmaba que analizarían los embriones para seleccionar altura, inteligencia o capacidad atlética. "Esa es la cifra de los que admiten que lo han hecho", añadía.
Saletan también citaba un análisis de Aaron Levine, profesor en el Georgia Institute of Technology. Levine examinó los anuncios de los periódicos universitarios que busc aban donantes de óvulos para los tratamientos de fecundación in vitro. Un significativo número de ellos ofrecían más dinero a mujeres que tuvieran más probabilidad de tener hijos más guapos o más atractivos, basándose en el expediente académico de la donante y en su apariencia personal.
Desde entonces han aparecido noticias sobre una organización de Dinamarca llamada Beautiful People que ahora ofrece un servicio de fertilidad. Los miembros del grupo, que sólo son aceptados si se juzga que son suficientemente atractivos, ofrecen su esperma y sus óvulos a personas menos atractivas para que los compren, con la esperanza de que tengan una mejor descendencia.
Una vez que se pierde la convicción de la dignidad innata de la persona humana, sólo hay un paso de querer un niño más inteligente a esterilizar al "no apto".
Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado