“La familia es la base de la sociedad e incluso de la naturaleza humana”

Afirmó el obispo de Ciudad de Este, Paraguay

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CIUDAD DEL ESTE, lunes 27 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- El obispo de Ciudad de Este, Paraguay, ha afirmado que la familia no sólo es la base de la sociedad sino incluso “de la naturaleza humana”. Monseñor Rogelio Livieres lo dice en una declaración hecha pública este viernes.

El obispo paraguayo afirma que se ha decidido a escribir esta declaración porque “en estos momentos, la identidad de nuestras familias está siendo atacada en sus raíces. La familia es la base de la sociedad e incluso de la naturaleza humana”.

En este sentido, invita a defenderla “contra agresivos grupos minoritarios que ejercen una poderosa presión mediática, económica y política” y cuyo objetivo, asegura el prelado, es “cambiar la definición misma de familia y de matrimonio”.

El pastor de Ciudad de Este constata la existencia de una “propaganda que nos inunda a través de los medios de comunicación”, a través de la cual “estas minorías están llevando a cabo estas campañas en la mayoría de nuestros países”.

La declaración de obispo responde al hecho de también en Paraguay están a punto de cambiar leyes fundamentales que, afirma, “atentarán contra lo que somos como personas humanas y como hijos de Dios”.

Que el matrimonio es la unión del hombre y la mujer es una enseñanza contenida en la Biblia, la tradición de todos los pueblos y el sentido común, asegura monseñor Livieres.

El pastor se remonta al origen de la palabra “matrimonio”, entre los romanos antes de que fueran cristianos, y que significa “hacerse cargo de la madre” o “proteger a la mujer que es madre”. Es decir, “matris” y “munio”, “matri-monio”.

El matrimonio, explica, “es la institución que protege a la mujer para que, al unirse a un hombre y volverse madre, no quede desamparada junto con sus hijos, que necesitan protección, mantenimiento y educación. El matrimonio asegura que ni la madre ni los hijos puedan ser abandonados irresponsablemente por el padre”.

Exhorta a vivir la propia tradición y a estar “abiertos al futuro, respetando siempre a todas las minorías legítimas” aunque advierte que estas “no pueden agredir los derechos de la mayoría”.

“Ni tampoco pueden las mayorías ni las minorías manipular la naturaleza humana ni agredir la ley de Dios”, señala.

Denuncia el prelado paraguayo que “quieren definir a la familia no como la unión de hombre y mujer, sino también de mujer con mujer o de hombre con hombre. Y quieren darles a estas uniones homosexuales el derecho de adopción de hijos”.

“Sin caer en discriminación injusta –indica–, no podemos permitir que esas minorías nos roben nuestra identidad como seres humanos e hijos de Dios”.

“Que no quieran robarnos lo que sólo un hombre y una mujer pueden dar con la ayuda de Dios… ¡la vida!”, añade.

Y concluye invitando a “apoyar todas las manifestaciones públicas legítimas en favor de la vida y de la familia porque nos urge evitar que se aprueben leyes en los próximos meses que terminarán arruinando a nuestra sociedad”.

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ZENIT Staff

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