“Quienes vengan a la Sagrada Familia, verán algo extraordinario”

Entrevista al arquitecto director de las obras del templo, Jordi Bonet

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BARCELONA, domingo 10 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Uno de los secretos del éxito de la Sagrada Familia de Barcelona, que visitan entre ocho y diez mil personas al día y que el Papa consagrará el 7 de noviembre, es su novedosa arquitectura, según el arquitecto director de las obras del Templo Expiatorio, Jordi Bonet.

“No hay nada igual en todo el mundo”, indica, en la siguiente entrevista a ZENIT. “Las personas que vengan, que piensen que verán algo extraordinario”, añade.

Hijo del arquitecto Lluís Bonet, uno de los primeros continuadores de la Sagrada Familia, el actual director de las obras destaca la novedad de la arquitectura que Gaudí planeó para el templo expiatorio: formas de doble curvatura, naves ideadas como un bosque, columnas inclinadas, colores,… Bonet reconoce en Antonio Gaudí “un hombre piadoso, de fe, y genial”.

– ¿Cómo está la Sagrada Familia a un mes de su dedicación por parte del Papa?

Jordi Bonet: Estamos trabajando tanto como es posible, ultimando las cosas para dejarlo todo a punto, y así lo esperamos.

El Templo ya está cubierto. No se trata sólo de la nave central, sino la totalidad del espacio que ocupa la iglesia, que incluye, además de ésta, las naves laterales, el transepto, las capillas absidiales, el deambulatorio,…

La consagración se puede hacer cuando la iglesia está totalmente cerrada en cuanto a sus bóvedas, para que no entre el viento y el agua.

Por ejemplo, la catedral de Barcelona estaba consagrada desde el siglo XIV pero la aguja que culmina con la estatua de Santa Elena se terminó en 1901

– ¿Qué es lo que queda pendiente para acabar durante el mes que falta para la venida de Benedicto XVI?

Jordi Bonet: Ahora falta pavimentar la zona de la fachada de la Gloria. Finalmente se ha recibido el pórfido, la piedra que Gaudí escogió para las cuatro columnas de soporte de la parte más alta del templo, el cimborrio dedicado a Jesucristo, de 170 metros de altura. Ha venido de Irán y es la piedra más resistente del mundo.

Y estamos esperando la venida de una personalidad del Vaticano, el día 12 de octubre, para acabar de concretar detalles.

– ¿Y qué falta para acabar la Sagrada Familia en su conjunto?

Jordi Bonet: Faltan casi 100 metros para levantar la torre dedicada a Jesús. También faltan los cimborrios dedicados a la Virgen y a los cuatro evangelistas y las cuatro torres de la fachada de la Gloria dedicadas a Pedro, Pablo, Andrés y Jaime.

Eso tardará años, pero el interior de la iglesia quedará prácticamente terminado. No todo, porque, por ejemplo, las vidrieras de las naves laterales se irán colocando a medida que se vayan recibiendo los correspondientes donativos.

– ¿En el aspecto económico tienen problemas?

Jordi Bonet: En este aspecto estamos bien: recibimos donativos de todo el mundo. Los promotores de la Sagrada Familia, los Devotos de San José, empezaron a pagarlo todo ellos, pero después se unieron los barceloneses, los españoles, los de las colonias españolas,… Por ejemplo, las pilas para el agua bendita vienen del pueblo de Filipinas.

Es bonito ver que hay gente de todo el mundo colaborando.

– ¿Qué significa para la Junta constructora de la Sagrada Familia que sea Benedicto XVI quien consagre el templo?

Jordi Bonet: Es una distinción, que el Papa venga a Barcelona. La Sagrada Familia es un templo de nivel universal.

En el fondo, Gaudí era un hombre piadoso, de fe, y genial. Las obras que él hacía, siempre las estaba realizando como experimentos que podían servir para la Sagrada Familia.

Allí, aplica por primera vez en el mundo una cantidad de elementos que él descubre en la naturaleza y pueden usarse en la arquitectura: formas de doble curvatura, enormemente resistentes, que se pueden hacer con una tecnología mediterránea: las bóvedas catalanas.

Estas formas nuevas causan verdadera admiración a todos los que visitan el templo. Es natural que el Papa haya querido estar presente e intervenir en su consagración.

– ¿Cuántas personas visitan la Sagrada Familia?

Jordi Bonet: Es un poco difícil dar una respuesta exacta: entre ocho mil y diez mil personas al día. Es un caso único en el mundo, tantas visitas en un templo en construcción.

Las personas que vengan, que piensen que verán algo extraordinario. Hace pocos meses, visitó el Templo el secretario del Estado Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, y escribió en el libro de oro de la Sagrada Familia: “He admirado el Dante de la arquitectura”.

– ¿Dónde cree que está el secreto de su éxito?

Jordi Bonet: La arquitectura es muy novedosa, no hay nada igual en todo el mundo.

Gaudí decía que quería superar el gótico. Por eso no hay grandes contrafuertes ni arbotantes, pero tiene columnas inclinadas. Él ideó las naves de la Sagrada Familia como un bosque, en el que la luz entra por lo alto.

– ¿Cuándo se empezó a construir esta emblemática iglesia?

Jordi Bonet: La primera piedra la colocaron el día de san José de 1882. La cripta quedó terminada por el propio Gaudí, que no fue el primer arquitecto del Templo, sino que había sido el arquitecto diocesano Villar.

Finalizada la cripta, se recibió un donativo tan grande, que los josefinos decidieron que fuera un templo monumental y se pasó de uno a dieciocho campanarios.

Gaudí vio que eso iba a durar siglos y que no lo llegaría a ver. Por eso dejó sus ideas plasmadas en unas maquetas, que se salvaron del incendio de su estudio en 1936.

A partir de un trabajo de investigación, hemos encontrado las leyes geométricas que Gaudí había ideado.

Él decía que la arquitectura tiene que ser viva y la vida se muestra con el color y el movimiento. Con la ayuda de la geometría, él produce esta nueva arquitectura con formas de doble curvatura generadas por líneas rectas.

Más tarde, esto se ha usado, por ejemplo en la catedral de Brasilia, que es un enorme hiperboloide, o paraboloides hiperbólicos en el Pabellón Philipps de Le Corbussier. Gaudí, repito, era un genio.

– ¿Cree que en la construcción de la Sagrada Familia se está siendo fiel a esa idea original?

Jordi Bonet: Claro que sí. Tenemos maquetas a escala 1:10. Pregunte a los arquitectos si hacen edificios a esa escala. Pero él lo hacía porque era algo tan nuevo, que necesitaba que lo entendieran, tanto los arquitectos como los que donaban dinero.

Las maquetas se han podido restaurar y hemos encontrado todas las leyes geométricas que nos permiten hacer exactamente lo que él quería.

– La construcción de un túnel cercano a los cimientos para que pase el tren de alta velocidad, ¿ha perjudicado de alguna manera a la Sagrada Familia?

Jordi Bonet: Sí, ha perjudicado y probablemente perjudicará dentro de un tiempo, porque las reacciones del subsuelo no son inmediatas.

Nos han hecho perder muchísimo tiempo y desde el año 2007 continuamos en pleito contra la perforación de este túnel, pero los tribunales aún no se han pronunciado.

Nos han hecho gastar muchas energías y tiempo, luchando contra algo que parece increíble que se haya podido hacer, pensando que la técnica lo puede todo.

Realmente puede hacer cosas válidas, pero a veces se equivoca, y pensamos que ha sido una temeridad.

– ¿Qué riesgos existen, por la construcción del túnel y el posterior paso del tren?

Jordi Bonet: El primer riesgo es que el túnel del AVE pasa por debajo del nivel freático, donde hay aguas subterráneas. Unos antiguos torrentes pasaban por la calle Sardenya y por la plaza Gaudí y continúa pasando agua por ellos.

Desde los inicios, no hemos querido perforar por debajo del nivel freático, porque el agua siem
pre entraña peligros. Todos los cimientos de la Sagrada Familia están por encima del nivel freático.

El túnel por sí mismo provoca como un muro de contención. Además, el muro de pantallas que han querido colocar para evitar daños a la Sagrada Familia es, en el fondo, otra presa.

Entonces el agua que va escurriéndose debajo del suelo va levantando su nivel, lo cual provoca una presión: a mayor altura de agua, más presión.

Esto puede provocar que la arena que está sin cimentar en esta parte del subsuelo quede arrastrada y nos quedemos con nuestros cimientos sin la parte de terreno que los debe soportar. Puede ocurrir al cabo de tres o de treinta años, no se sabe, pero ha ocurrido en otros sitios.

Hay otro riesgo. Sabemos que no se realizan los cálculos debidos. El muro pantalla es un transmisor de vibraciones del paso del tren y a pesar de que introduzcan elementos que reduzcan las vibraciones, no van a reducir la longitud de onda. Esperamos que no produzca resonancia, que produce la caída de puentes.

Tenemos colocados unos sensores y vamos transmitiendo a la Audiencia Nacional los datos nuevos. La UNESCO ha dicho que si se sobrepasan unos determinados parámetros, hay que parar la tuneladora.

Pero ya veremos si hacen caso a la UNESCO. Como no es vinculante, el Ministerio va a su ritmo y hace lo que considera que debe hacer, a pesar de que a la larga pueda provocar algo desagradable.

Con mucho conocimiento de causa, hace pocos días, el arquitecto y catedrático de estructuras de la Universidad Politécnica de Cataluña Margarit ha denunciado que es una barbaridad hacer pasar el túnel a tan poca distancia de los cimientos de la Sagrada Familia y de la Casa Milà.

Pero el poder no quiere cambiar porque no quiere reconocer que se puede haber equivocado.

De hecho, el trazado del proyecto se cambió en 2003 para evitar que pasara bajo el Templo y se proyectó que el túnel pasara debajo de casas, con todas las Administraciones de acuerdo.

Pero en 2004, cuando se hundió el túnel del barrio barcelonés del Carmelo, sucedió el desastre. Porque pensaron que se arreglaba evitando que el túnel pasara por debajo de viviendas.

Pero sobre esto hay experiencia, en cambio, estas obras de Gaudí son excepcionales, no hay ninguna experiencia y puede costar caro.

– ¿Dónde se encuentra ahora la tuneladora que está perforando ese túnel?

Jordi Bonet: Creo que ahora la tuneladora debe estar alrededor de la plaza Gaudí. No sé si pasará por la Sagrada Familia antes o después de la visita del Papa, pero es posible que dentro de unos días la tengamos debajo.

El subsuelo es muy traidor y cuando menos lo piensas, te encuentras con un problema. La tuneladora de la Linea 9 del metro de Barcelona ha estado encallada un año y eso puede ocurrir.

En el subsuelo, sabes lo que ocurre en un punto preciso, pero a veinte centímetros puede cambiar el tipo de terreno.

– Últimamente se ha hablado de grietas en la Sagrada Familia. ¿Tienen algo que ver con las obras del AVE?

Jordi Bonet: Son grietas algunas de las cuales tienen más de ochenta años. Las hemos ido arreglando y acabaremos de arreglarlas de acuerdo con nuestras posibilidades.

No nos provocan ninguna inquietud. Son viejas, en parte fueron provocadas durante la revolución que sucedió a pocos días tras el alzamiento del año 1936, porque había andamios de madera y los incendiaron con gasolina.

– Actualmente está abierto el proceso de canonización de Antonio Gaudí. ¿Personalmente usted cree que es un santo?

Jordi Bonet: Yo no lo he conocido, pero mi padre, que lo trató a partir del año 1914, le admiraba y le diré incluso que le veneraba.

– ¿Su padre ya participó en la construcción del templo?

Jordi Bonet: Sí. Mi padre fue quien le trajo las muestras del mosaico de Venecia que sirvieron para colocar el color en los campanarios que Gaudí construyó directamente y con los que quedó satisfecho.

– ¿Cuándo cree que se acabará el templo?

Jordi Bonet: No lo sé. Si dijera algo, le diría una mentira. No sabemos qué va a ocurrir en el mundo. Más de 10 o 12 años, seguro. Cuando le hacían esta pregunta, Gaudí respondía: “Mi cliente no tiene prisa”.

Por Patricia Navas

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ZENIT Staff

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