La Iglesia da gracias por el nacimiento de Iesu Communio

Nace un nuevo instituto de casi doscientas religiosas jóvenes

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BURGOS, domingo, 13 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- «Estoy tan alegre como sobrecogida por todo. En especial, por el don incomparable de ser cristiana, de pertenecer a la Iglesia de Jesucristo, donde cada día me apasiona más el don de la llamada al seguimiento», afirmaba este sábado la fundadora del nuevo instituto de vida consagrada, Iesu Communio.

Las palabras de sor Verónica María Berzosa Martínez resonaron en la catedral de Burgos al final de la Eucaristía de acción de gracias a Dios Padre por su fundación, en la que participaron unas tres mil personas, concelebrada por su arzobispo, Francisco Gil Hellín, y por el nuncio de la Santa Sede en España, el arzobispo Renzo Fratini, y el arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Antonio María Rouco Varela.

Vestida con el nuevo hábito de la comunidad, de tela vaquera y con una pañueleta en la cabeza, sor Verónica María Berzosa Martínez, quien es también superiora general de este nuevo instituto religioso femenino de vida contemplativa, repitió palabras de Benedicto XVI: «Quien deja entrar a Cristo en la propia vida no pierde nada, nada, absolutamente nada de lo que hace la vida libre, bella y grande».

Asistían a la celebración el arzobispo de Pamplona, monseñor Francisco Pérez y el obispo electo de Ciudad Rodrigo y hermano de sor Verónica, monseñor Raúl Berzosa, además de un centenar de sacerdotes de diversas ciudades.

Las casi 200 religiosas, la mayoría de ellas entre 18 y 35 años habían llegado desde claustro en procesión para ocupar la nave central de la catedral.

La ceremonia comenzó con las palabras de una de las religiosas, quien recordó el gozo de la comunidad cuando el pasado 4 de diciembre, el arzobispo de Burgos les comunicó que el Papa Benedicto XVI había manifestado su beneplácito para que «nuestra comunidad fuera transformada en un nuevo instituto religioso de Derecho Pontificio».

El nuncio del papa dio lectura a la carta que el Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, cardenal Franc Rodé, envió a Gil Hellín, junto al decreto de aprobación del instituto.

El arzobispo de Burgos, con las hermanas arrodilladas, les hizo tres preguntas, semejantes a las que se formulan en el rito de la profesión. Se trataba más bien de un acto simbólico ya que las religiosas no profesaron de nuevo, pues ya lo habían hecho como clarisas en los monasterios de Lerma-La Aguilera (Burgos), en los que encontraron su vocación.

Al transformar la comunidad en el nuevo instituto, la Santa Sede ha considerado que la profesión que realizaron en su momento tiene plena validez.

Tras la bendición de las cruces y los anillos por monseñor Gil Hellín, sor Verónica (nacida en 1965) fue colocando a sus «hijas» las alianzas blancas que simbolizan la victoria de Jesús resucitado y con el nombre Iesu Communio grabado, mostrando con cada una de ellas gestos maternales.

Otro momento intenso fue cuando sor Verónica se postró ante el altar mientras tenían lugar las letanías. «Nos hemos postrado, porque somos conscientes de la gran responsabilidad que conlleva este momento, pero también vivimos con la plena confianza de que el que inició esta obra la llevará a feliz término», aclaró la fundadora.

 
Sor Verónica ingresó en la orden de las Clarisas en Lerma en 1983, a los 18 años. En 1994 fue nombrada maestra de novicias, suscitando un incremento notable de novicias. En 2004 los franciscanos ceden a esta comunidad un monasterio en La Aguilera porque ya tenían problemas de espacio, pues la comunidad se compone de más de 180 religiosas.

Más información en:

–Iesu Communio, nuevo carisma en y para la Iglesia [2011-02-05]—Aspectos principales de la aprobación del instituto «Iesu Communio» [2010-12-23]

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ZENIT Staff

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