BURGOS, domingo, 13 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Tras meses de trabajo, se ha instaurado en la arquidiócesis de Burgos, España, la primera capilla de «Adoración Eucarística Perpetua» (AEP). Laicos de la parroquia de san José Obrero han propulsado y organizado esta iniciativa que, con la ayuda de dos sacerdotes sacramentinos, dedicados expresamente a esta labor durante las últimas semanas, es finalmente una realidad.
En una ceremonia presidida por el arzobispo de Burgos, monseñor Francisco Gil Hellín, y tras llevar el Santísimo Sacramento en procesión solemne hacia la capilla de la adoración, ha tenido inicio esta «apuesta eclesial», como la ha calificado el párroco del lugar, don Carlos Alonso.
Es la primera capilla de la diócesis que permanecerá abierta día y noche, con el Santísimo Sacramento expuesto y siempre acompañado, signo y anticipación de la adoración tributada a Dios por los santos y ángeles en el cielo. Una realidad que se hace posible gracias a los más de 350 adoradores que, repartidos en las horas del día y de la noche, se han comprometido a adorar una hora a la semana.
«Tengo la seguridad de que la Adoración Perpetua de la Eucaristía producirá abundantísimos frutos de vida cristiana: conversiones, vocaciones, incremento de la santidad matrimonial, obras de caridad a favor de los pobres y necesitados, etc. etc.» Con estas palabras Mons. Francisco anunciaba a su diócesis esta iniciativa, «a que sean muchos los que se inscriban como adoradores, comprometiéndose a dedicar al Señor una hora semanal en el tiempo del día o de la noche que les sea posible».
En repetidas ocasiones Benedicto XVI ha animado y pedido la instauración de capillas de AEP en todas las diócesis (Cf. ZENIT, jueves, 9 marzo 2006).
Esta iniciativa se suma a las ya numerosas capillas de AEP distribuidas por todo el mundo. Una realidad que ha demostrado ser un excelente revitalizador de la vida cristiana allí donde se ha implantado, dando abundantes frutos de conversión y vida cristiana. Este es precisamente el deseo de don Carlos: que como en el Cenáculo se instituyó la Eucaristía y también allí fue el primer Pentecostés, así «de la Adoración Perpetua surja un nuevo Pentecostés para la iglesia de Burgos».