ROMA, martes 15 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- La opinión del Papa es importante para los creyentes dela misma manera que lo es para los no creyentes, afirma el embajador de Lituania en la Santa Sede. Y, comentó, el papel que el Vaticano juega en el diálogo entre las civilizaciones y culturas es apreciado en todo el mundo.
Vytautas Ališauskas hizo estas observaciones a ZENIT en una entrevista realizada con motivo del 20 aniversario de Lituania como estado independiente tras la ocupación soviética, que duró de 1945 a 1991.
El embajador recordó el papel que tuvo el Vaticano en este reconocimiento y reflexiona sobre su actual ocupación en la Santa Sede.
--A pesar de la ocupación soviética, que fue de 1940 a 1990, las relaciones diplomáticas nunca se rompieron y los diplomáticos lituanos continuaron su trabajo en Roma. Después de que la independencia de Lituania fuera reconocida internacionalmente en 1991 estas relaciones se renovaron. ¿Nos podría contar como se produjo este proceso?
Ališauskas: Yo trabajé como consejero del ministro de exteriores en esa época. El Santo Padre le pidió al arzobispo Audrys Juozas Bačkis, que era el nuncio apostólico en Holanda, que fuese a Lituania para comenzar una nueva etapa en las relaciones diplomáticas. Se acordó que estas se establecieran a través de un embajador.
Después de esto fue nombrado un primer embajador de la República de Lituania, Kazys Lozoraitis. Antes de esto los diplomáticos lituanos que residían en Roma ejercían de ministros plenipotenciarios. Monseñor Bačkis hizo hincapié en que era el deseo del Santo Padre que la Santa Sede reconociera siempre como independiente al estado de Lituania y que rechazaba su incorporación a la Unión Soviética. Por lo tanto estas relaciones diplomáticas no fueron renovadas, pero subieron al siguiente nivel.
--¿Cómo se desarrollaron estas relaciones desde entonces?
Ališauskas: Diría que el suceso más importante fue la firma de tres acuerdos con la Santa Sede el año 2000. El primero consistía en los aspectos jurídicos de las relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado; el segundo en los cuidados pastorales que los católicos ejercían en el ejército; el tercero sobre la cooperación en educación y cultura.
Los soviéticos anunciaron que el concordato de 1927 con Lituania era nulo y sin efecto. Formalmente era todavía válido, pero la realidad histórica y el orden social y político y por último los principios que el Concilio Vaticano II habían de ser reflejados en la relación entre Lituania y la Santa Sede. Por este motivo fue elegido el formato de tres acuerdos. Creo que el trabajo comenzó a principios de 1996. el proyecto de los tres acuerdos fue cuidadosamente preparado para evitar que surgieran muchas preguntaso problemas cuando las conversaciones bilaterales comenzasen.
La legislación existente fue tomada en consideración muy seriamente, porque con la independencia Lituania también recuperó la libertad religiosa. Más tarde estos acuerdos fueron aceptados con facilidad, porque como he mencionado, se hizo un esfuerzo por mantener la legislación lituana, que correspondía tanto a la visión del estado democrático como a la de la Iglesia católica.
Y poco después los acuerdos del 2000 fueron ratificados y firmados por una gran mayoría en el Parlamento. Ahora los problemas que surgen son discutidos por una comisión bilateral que se reúne periódicamente y toma las decisiones basándose en dichos acuerdos.
--Uno de los acuerdos es sobre la cooperación en educación y cultura. Que se puede definir como educación católica en Lituania. ¿Esto ayuda a frenar la secularización que viene de Occidente?
Ališauskas: Hablando de la educación católica en Lituania. Tengo que decir que los institutos católicos son considerados como instituciones de gran prestigio [...] Conozco poco de la escuelas elementales católicas, pero estoy seguro de que funcionan con éxito. Hay también una facultad de teología católica en la Universidad Vytautas Magnus en Kaunas, la segunda ciudad más grande de Lituania, que tiene el derecho de otorgar títulos aprobados por la Iglesia. Hubo varios doctores de teología entre los recientemente graduados, cosa que muestra cierta madurez de esta institucion académica.
Los procesos de secularización son diferentes en los países que han formado parte del régimen soviético con respecto a los de Occidente.
Lituania sufrió 50 años de persecución religiosa y de ateísmo forzado. Por un lado esta situación fortaleció la fe de las viejas generaciones y el prestigio de la Iglesia. Por el otro lado no se permitió a las jóvenes generaciones familiarizarse con los valores cristianos.
Ahora tenemos total libertad religiosa, pero esta libertad ha supuesto un enorme reto para la Iglesia Católica. Podemos decir que en la actualidad existen dos procesos paralelos: la secularización occidental y la renovación de la Iglesia y su integración en la vida cotidiana del país.
A pesar de que Lituania es un país secularizado, en la práctica se demuestra que existe un deseo de cooperar con la Iglesia Católica así como también con otras confesiones tradicionales.
--Hace ya tres años que usted está en Roma como embajador. ¿Cree que la diplomacia es importante para los países pequeños? ¿Cuál es el papel que juega entre naciones más grandes?
Ališauskas: Primero de todo no hay que olvidar que hay más países pequeños que grandes. Y esto es importante. No es cierto que los países grandes jueguen sólo entre ellos. No estoy seguro de si el término “jugar” es el apropiado aquí, pero podemos usarlo. Los jugadores grandes juegan en un mundo existen muchos y diferentes jugadores.
Cada uno de ellos tiene sus propios intereses y deseos y seguro que el resultado de la política mundial no coincide con lo que cada jugador individual quisiera. La política mundial siempre da un resultado determinado, a veces un resultado final totalmente inesperado. Y en este sentido el papel que juegan los países medianos y pequeños no es insignificante.
Otra cosa es la Unión Europea. Creo que el tratado de Lisboa es una herramienta para los estados pequeños y medianos de afirmarse a sí mismos como sujetos activos en la política internacional o dentro de la Unión, porque actualmente las decisiones no se toman sino hay una cantidad determinada de países participantes. La cantidad de población no es suficiente. Creo que el equilibrio que existe en el Tratado de Lisboa entre los votos de los estados miembros y el tamaño de la población es muy racional ya que da nuevas oportunidades a los países medianos y pequeños para participar en la toma de decisiones.
--La Santa Sede tiene viejas tradiciones diplomáticas. Por lo general es considerada como una autoridad moral. ¿Se escucha la voz del Papa fuera de Roma?
Ališauskas: Sin duda. El hecho es que durante los tres años que he pasado aquí, se han abierto 5 o más residencias de embajadas aquí. Entre las que destaco las embajadas de Australia y de Canadá. Esto demuestra que el papel que tiene la Santa Sede a nivel internacional es muy importante. Toma parte activa en el diálogo entre las civilizaciones y culturas y es considerada en todo el mundo. También toma parte en muchas misiones de ayuda humanitaria.
Además la Santa Sede continuamente participa en la discusión no sólo de cuestiones morales cotidianas, también en los problemas que plantean retos éticos para todo el mundo, como el campo de la bioética, inseminación artificial, ecología y varios experimentos que afectan a la humanidad entera. La Santa Sede tiene su propia opinión sobre estos temas y tanto los creyentes como los que no los son le prestan atención, ya que no sólo se basa en la revelación cuando opina, también en una gran sabiduría y experiencia.
Así que la voz del Sant o Padre es importante para todo el mundo y la posición de la Santa Sede es muy fuerte y estable.
--Hubo recientemente una conferencia ecuménica internacional en Lituania sobre los problemas de la familia. Fue organizada conjuntamente por católicos, ortodoxos y obispos luteranos. Es un signo ecuménico muy importante que tres confesiones cristianas se unieran para tratar problemas comunes. ¿Cree que esto podría propiciar un diálogo ecuménico con el Patriarca de Moscú más adelante?
Ališauskas: Quiero destacar que las tres son confesiones históricas en nuestro país. Luteranos y ortodoxos tiene comunidades religiosas muy antiguas en Lituania y tienen una gran influencia en su vida cultural y tienen también una identidad nacional compartida.
La relación con el Patriarca de Moscú siempre ha sido cálida en Lituania. Y podemos ver como éste a menudo enfatiza la importancia de las decisiones de la Santa Sede en los valores tradicionales, familia y justicia social. Aquí el diálogo ecuménico es muy prometedor. También los enfoques eclesiológicos comunes como el escepticismo hacia las mujeres sacerdote u obispo crean un amplio terreno ecuménico.
Debido a la posición que tiene como país católico situado en el extremo norte de Europa, con la Escandinavia protestante a un lado y la ortodoxa Bielorrusia al otro, Lituania podría ser el lugar de encuentro para un importante diálogo ecuménico.
Por Marija Burdulyte