SANTIAGO DE LOS CABALLEROS, miércoles 16 de febrero 2011 (ZENIT.org).- En la República Dominicana “el aumento de las vocaciones es tangible”. Lo afirmó monseñor Ramón de la Rosa, arzobispo metropolitano de la arquidiócesis de Santiago de los Caballeros, la segunda del país.
En la última edición del artículo que publica cada semana con el título “Certifico y doy fe”, el prelado ha referido sobre la situación de las ordenaciones en su arquidiócesis y en el país.
En este momento, subrayó, en Santiago hay 120 sacerdotes. Los seminaristas son 70, mayoritariamente jóvenes.
En la arquidiócesis hay además 52 candidatos al diaconado permanete. “ Los ordenados ya suman 110 en Santiago y unos 500 en todo el país. Su labor en las comunidades es callada, pasa casi desapercibida, pero muy eficaz”. Y añadió que “su trabajo en la comunidad es silencioso pasa casi inobservado pero es muy eficaz”.
La formación para el diaconado dura cuatro años y se trata de “hombres que asumen al mismo tiempo la responsabilidad de sus familias, su trabajo para sustentarse y su ministerio diaconal, el cual ejercen de manera absolutamente voluntaria, con gran sentido de generosidad.
Están además las vírgenes consagradas. “ Uno de los hechos que no deja de maravillarme, es el del Dios, que aquí y allá, llama a las más diversas vocaciones y ministerios, como el de muchachas que animadas por la voz interior de Dios, optan por permanecer vírgenes y célibes en sus casas, con sus familias, en medio de sus trabajos, con más tiempo para ejercer diversos servicios y ministerios” escribió.
“Aparentemente son “muchachas que no se casaron”, juzgadas, tal vez, como jóvenes que no encontraron maridos”, pero hacen un voto privado de virginidad y castidad si bien las que lo deseen pueden asumir este compromiso públicamente”. Actualmente en Santiago hay 13 mujeres que viven de esta manera.
La mayoría de las vírgenes consagradas en la Iglesia se reúnen en congregaciones religiosas, en institutos seculares y en otras asociaciones, viviendo en general en comunidad.
En la arquidiócesis de Santiago actualmente hay 55 comunidades de éste tipo; cada uno de esos grupos tiene un mínimo de tres miembros, llegando en Santiago a un total de casi 200 mujeres vírgenes consagradas “dedicadas a los más diversos servicios y ministerios a tiempo completo”. Son 10 las comunidades que tienen novicias.
En la arquidiócesis – concluyó el arzobispo – hay además más de 700 presidentes de asamblea y más de 2000 ministros y ministras de los enfermos que llevan la comunión en la casa de unos 6000 enfermos que no pueden ir a la iglesia.