RIO DE JANEIRO, miércoles 16 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Un mes después de las lluvias, inundaciones y deslizamientos de tierra en la región del interior del Estado brasileños de Río de Janeiro, la realidad local está hecha de fango, escombros y personas que viven en refugios improvisados.
La tragedia ha provocado 878 muertos desde el 11 de enero, sobre todo en la ciudad de Nueva Friburgo, Teresópolis y Petrópolis. Hay unos 35.000 desplazados.
Según la información del departamento de comunicación de la archidiócesis de Río, las personas intentan volver a su propia vida, no obstante el trabajo de los equipos ocupados en la remoción de los escombros. La situación de la región se ha agravado con la aparición de casos de leptospirosis y con la falta de médicos.
Los brasileños continúan siendo solidarios con las víctimas. Muchos aprovechan el periodo de las vacaciones estivas para trabajar como voluntarios, otros enviando donaciones.
Pensando en el periodo pos-emergencia, la Caritas brasileña, en colaboración con las Caritas locales, está diseñando un plan a largo plazo. Se han constituido pequeños equipos que, pasada la fase de emergencia, han recibido nuevos objetivos que alcanzar.
El presidente de la Caritas de Río de Janeiro, el padre Manuel Managão, ha explicado que se han formado grupos de trabajo con las personas escogidas de las diócesis, que organizarán, a medio y largo plazo, la asistencia a las familias golpeadas por el drama.
Los equipos ayudarán a distribuir los recursos que llegan a las diócesis, en base a las necesidades. Proveerán también de ayuda a los desplazados.
“Al principio hemos recibido una gran cantidad de donaciones, pero con el tiempo todo se enfría. Es necesario mantener la asistencia a las familias. Los equipos tendrán, dos deberes fundamentales: el censo de las familias y la coordinación con el poder público”, afirmó el padre Managão.
La Caritas brasileña ha recogido desde el principio de febrero cerca de 1,1 millones de reales en donación por la campaña nacional a favor de las víctimas de las lluvias llamada “SOS Sudeste”.
Una de las preocupaciones de los responsables de la obra asistencial de la Iglesia y con el pasar del tiempo las donaciones comienzan a disminuir. También por causa del retorno a las escuelas y al trabajo, además el número de voluntarios disminuye considerablemente.
Otra preocupación es el alto índice de paro que se ha verificado tras la tragedia, visto que muchas personas trabajaban en el sector del comercio y en los hoteles, ahora han perdido también las propias fuentes de ingresos.
Los equipos locales están estudiando como actuar para recuperar las pequeñas empresas, la asistencia sanitaria y la construcción de casas.
Se involucrarán también en este trabajo a medio y largo plazo, la Caritas Archidiocesana de Río de Janeiro y las diócesis de Petrópolis y Nueva Friburgo.
Hasta este momento, las diócesis han distribuido ya casi 650 toneladas de donaciones y son responsables de la mayor parte de los alojamientos de la región.
Sólo en Nueva Friburgo, de los 73 alojamientos registrados en la Secretaría de Asistencia Social y de Derechos Humanos de Río de Janeiro, 45 son mantenidos por la Iglesia.