El cardenal Sarah y los retos de las instituciones caritativas católicas

Entrevista con el purpurado africano, presidente del Consejo Pontificio “Cor Unum”

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes 21 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- El cardenal Robert Sarah, guineano de 65 años, es desde hace unos meses presidente del Consejo Pontificio “Cor Unum”, el dicasterio de la Santa Sede encargado de promover el espíritu evangélico de la caridad y de coordinar la inmensa obra caritativa de la Iglesia católica en el mundo.

Misionero y arzobispo de Conakry con solo treinta y cuatro años – Juan Pablo II le dio el sobrenombre de “el obispo niño” –, el purpurado africano fue nombrado en el año 2001 secretario de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos.

Benedicto XVI le ha confiado una misión central de este pontificado, hacer redescubrir a la Iglesia y al mundo, con las palabras y sobre todo con los hechos, la visión de la caridad cristiana que él mismo presentó en su primera encíclica, Deus caritas est, Dios es amor…

– Eminencia, mañana usted presenta el Mensaje Cuaresmal del Santo Padre.

Cardenal Sarah: Sí, como cada año, Cor Unum presenta y difunde el Mensaje para la Cuaresma que el Papa dirige a la Iglesia entera. Este año lo presento por primera vez como Presidente del Dicasterio, junto a mis más estrechos colaboradores y a la responsable del gran organismo de caridad español que se llama Manos Unidas, la señora Miriam García Abrisqueta. Quisiera ya decir que el Mensaje retoma un tema antiquísimo de la Cuaresma, que quizás hoy se ha oscurecido un poco. De hecho, la Cuaresma era también un momento de preparación inmediata al bautismo, y por tanto un periodo bautismal. Así el Papa, en este Mensaje, nos recuerda que el Bautismo está en el origen de la vida cristiana y de las obras de bien, y con el Mensaje recorre, domingo a domingo, el significado de ese sacramento mediante el cual nos hemos hecho cristianos. Creo que este Mensaje es un instrumento pastoral muy concreto y útil, sobre todo en las parroquias, para renovar el sacramento de nuestro renacimiento en Cristo.

– Su nombramiento para Cor Unum tuvo lugar hace poco más de cuatro meses… ¿Cuáles son sus primeras impresiones?

Cardenal Sarah: Debo decir que han sido cuatro meses muy intensos. El Santo Padre ha querido también crearme cardenal; creo que quería así subrayar Su interés por ese Dicasterio, que está llamado a mantener vivo el testimonio de caridad en la Iglesia. En este breve periodo he podido constatar ante todo el gran compromiso de los cristianos en el campo caritativo: recuerdo por ejemplo las hermosas figuras de laicos, religiosos, sacerdotes y obispos que conocí en Czestochowa durante el retiro para los responsables de la pastoral de la caridad en Europa; pero también los muchos voluntarios que trabajan en Haití para volver a levantar el país después del terremoto del año pasado. Estuve presente además en el Consejo de administración de nuestra Fundación “Juan Pablo II para el Sahel” hace dos semanas: es una fundación que trabaja a favor de las poblaciones del Sahel, una de las zonas más pobres de África y adyacente a mi país de origen, Guinea Conakry.

– Eminencia, usted ha citado a Haití y el terremoto del año pasado. ¿Qué consideraciones ha sacado de su visita a este país?

Cardenal Sarah: La visita tuvo lugar un año después del terremoto, a mitad del pasado mes de enero. Me quedé impresionado, porque las consecuencias han sido terribles. La gente aún sufre mucho. La Iglesia quiere ayudar a Haití y he animado mucho a los numerosos organismos católicos en su trabajo. Me encontré con ellos en la Nunciatura, y estaban representados más de 60 organismos. ¡Hay aún tanto que hacer! El mundo entero debe ayudar a este pueblo a levantarse. Y no se trata sólo de reconstrucción material, sino también moral y espiritual. Por esto Cor Unum, en nombre del Papa, ha querido contribuir a reconstruir también escuelas e iglesias. Será un largo trabajo, pero no debemos perder el entusiasmo de apoyar a este pueblo.

– Este es un año importante también para Caritas Internationalis, el gran organismo que Cor Unum tiene la tarea de seguir de cerca.

Cardenal Sarah: Sí, Caritas Internationalis es la confederación de las Caritas nacionales para la coordinación de sus actividades a nivel internacional. Los Papas han querido y promovido Caritas Internationalis. Esto significa que es una institución preciosa para la Iglesia. Caritas Internationalis es un organismo particularmente activo en las emergencias humanitarias y muy reconocido también por su trabajo en el ámbito civil. En mayo de este año se celebra la Asamblea General, que reúne a los representantes de las 165 organizaciones miembro. Serán elegidos los órganos principales de la Confederación. En particular, tras cuatro años de servicio, concluye su mandato la actual secretaria general, la señora Lesley Anne Knight. Ha hecho mucho en este periodo por hacer más ágil y profesional la Confederación. Ahora Caritas Internationalis afronta desafíos internos, ligados por lo demás a la revisión de sus propios estatutos. Estos desafíos son, por ejemplo, la colaboración interna, la identidad católica de la Confederación, la cooperación con la Santa Sede, la implicación de los distintos continentes, la comprensión precisa de la autonomía de cada Caritas miembro de la Confederación.

– Imagino que Caritas Internationalis no es el único organismo católico con el que colaboran…

Cardenal Sarah: Evidentemente no. Debo decir que existen centenares de organismos católicos de caridad, con los cuales también tenemos contacto, a nivel diocesano, nacional e internacional. Piense sólo en los 497 proyectos que financiamos el año pasado. ¡Con cuantas personas y organizaciones tenemos que ver! Por otro lado, esta es precisamente nuestra tarea: orientar y coordinar las muchas instituciones caritativas de la Iglesia, como escribe Benedicto XVI en la Deus caritas est, intentando animarlas a vivir compartiendo la misión global de la Iglesia.

– Eminencia, en conclusión, una palabra sobre lo que le espera próximamente.

Cardenal Sarah: Desde un punto de vista del calendario, la semana que viene estaré en Burundi para inaugurar una escuela, dedicada al Santo Padre, financiada por Cor Unum, para mostrar la importancia de la educación de las futuras generaciones. Pero más aún que los proyectos, el gran desafío que veo ante mí y en el que nuestro Dicasterio se quiere empeñar es la de fortalecer el vínculo entre la evangelización y la caridad. Recordar a todos aquellos que trabajan en el campo caritativo que la Iglesia actúa en nombre de Dios para el bien de todo el hombre. Lo digo también como africano: la caridad en la Iglesia no se dirige sólo al progreso social, sino que quiere acercar al hombre a Dios, fuente de todo bien. Este gran mensaje nos lo ha dado de nuevo Benedicto XVI en su primera encíclica sobre la caridad y yo siento que debo seguir por este camino. La mayor necesidad del hombre de hoy, de hecho, no es sólo el pan, no es sólo la medicina para curarse, no es sólo el vestido, sino Dios. Sin Dios el hombre está en la oscuridad; no sabe adónde ir. ¡No sabe dónde está la verdad! Para nosotros Jesús es la verdad, el camino, la vida.

Por Jesús Colina

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ZENIT Staff

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