TEGUCIGALPA, miércoles 23 de febrero de 2011 (ZENIT.org – El Observador).- El arzobispo de Tegucigalpa, cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga deploró los diversos hechos sangrientos que han ocurrido en las últimas horas en Honduras, entre ellos, el asesinato del pastor evangélico Roberto Marroquín, ultimado en la ciudad de San Pedro Sula.
El asesinato del pastor evangélico, según el cardenal Rodríguez Maradiaga, “no tiene ninguna explicación ni justificación”; el robo fue menor, pues se trataba de una persona sin recursos económicos, lo que demuestra la descomposición del tejido social hondureño.
De hecho, según las investigación de la policía en San Pedro Sula, el robo fue de dos animalitos, “dos perritos” dijo el propio cardenal.
“Les hago un llamado a nuestros compatriotas, especialmente a los padres de familia y a todas las personas que tienen a su cargo, educar a sus hermanos, para que volvamos a respetar la vida como lo demanda Dios”, expresó el mitrado hondureño luego de conocer el caso de este pastor evangélico que se suma a la ola de violencia que ha golpeado al propio cardenal, cuya oficina fue baleada hace algunos meses por desconocidos y quien ha recibido constantes amenazas de muerte por parte de grupos criminales que operan en su país.
En su mensaje, el cardenal Rodríguez Maradiaga recordó al pueblo hondureño que “la palabra de Dios nos dice claramente que, él que le quita la vida a otra persona, tiene que darle cuenta a Dios sobre esa sangre derramada”.
Más adelante dijo que “cuando se pierde el temor al Creador del universo y se aísla la vida de la ética, entonces se va cayendo en ese tipo de problemas, que con la esperanza en Dios poco a poco se irán erradicando”.
“La violencia jamás va a producir algo bueno para las personas y la nación, por ello es importante que reflexionemos”, subrayó el cardenal Rodríguez Maradiaga en su alocución a la sociedad hondureña.
También recordó que en la última reunión de la Conferencia Episcopal de Honduras, realizada a principios de este mes, emitieron un comunicado en el que condenaron la violencia que está asolando el país,” a raíz de que se ha perdido el respeto a la vida”.
El cardenal pidió a los hondureños que «se pueda juzgar el entendimiento y la reconciliación a través del diálogo y el respeto mutuo, pero jamás la violencia va a poder conducir a algo bueno».