MADRID, martes 5 de julio de 2011 (ZENIT.org).- El pasado 2 de julio – en su pueblo natal, Isnello, Sicilia, en la diócesis de Cefalù –, se clausuró la fase diocesana de la causa de beatificación y canonización de la sierva de Dios Elisa Giambelluca.
La causa se abrió en 2009 con una eucaristía presidida por el obispo de Cefalù, y la asistencia de la postuladora y el vicepostulador de la causa – María Encarnación González y Alessio Corradino, respectivamente –, la asociación “Amigos de Elisa”, promotora de la causa, y numerosos miembros de la Institución Teresiana, a la que pertenecía Elisa Giambelluca.
Para la clausura, la Institución Teresiana, en colaboración con la diócesis y la parroquia de Isnello, organizó una serie de actividades, iniciadas el lunes 27 de junio, en las que participaron jóvenes, familias y agentes sociales.
La directora general Loreto Ballester escribió un mensaje a los asociados que comparten la misión y la espiritualidad de la Institución Teresiana, en la que comunicaba la noticia. Concluida la fase diocesana, con la entrega de las actas y documentación en la congregación para las Causas de los Santos, comienza la fase de Roma.
Heroica sencillez es el título de una de las primeras biografías de Elisa Giambelluca. Estas palabras, afirma en su carta Loreto Ballester, junto con el título de una biografía posterior, La santidad: un sencillo deber, “expresan muy bien lo que fue su vida, la heroicidad en lo cotidiano, en lo que tenemos entre las manos, en el diálogo con Dios en todo lo que acontece, en la vida de relación con los que convivimos, en la actividad profesional, en el entorno donde habitamos, en la parroquia en la que participamos y también en los contratiempos inesperados y muchas veces graves que truncan los proyectos”.
Desde los comienzos de su camino de fe, Elisa “se entregó ‘de verdad’ al seguimiento de Jesús. Lo fue viviendo cada día, porque su decisión de seguir a Jesús era auténtica, real, profunda”, añade.
“Fue viviendo y creciendo en esta entrega día a día, en diversos momentos experimentó el ‘sal de tu tierra’ dejándose conducir por Dios, a los lugares de misión a los que era enviada por la Institución Teresiana: la Universidad de Palermo (Sicilia) como estudiante, como profesora de matemáticas en la enseñanza del Estado y en la dirección de obras importantes (en Rossano en el “Instituto para el Magisterio San Pío X”, en Turín en el “Instituto Técnico Industrial de Estado”). Siempre puso a Jesús en el centro”, puntualiza Ballester.
Según la directora general, “quienes la conocieron la recuerdan optimista, más bien pequeña, agradable y graciosa. Sabía distender situaciones conflictivas, crear y favorecer ambientes gratos”.
Y recordó las palabras del obispo de Cefalù cuando la definió como “una di noi” (una de nosotros) para estimular a todos los asociados a comprometerse a ser santos en este año centenario de la Institución Teresiana.
Para saber más, en italiano: Biografía.
Por Nieves San Martín