ROMA, jueves 7 de julio de 2011 (ZENIT.org).- Volver a dar a la indentidad caritativa aquella cristiana, hacer entender que ésta proviene de Dios. Este es el objetivo del congreso internacional de voluntarios católicos se realizará el 10 y 11 de noviembre en Roma.
Lo indicó este jueves en Roma, el cardenal Robert Sarah, presidente del Pontificio Consejo Cor Unum, en un desayuno de trabajo con periodistas que participaron a un curso de información religiosa en la Universidad de la Santa Cruz.
“No estaría aquí si no hubiera visto hombres morir por mi, que me dieron la fe, la cultura y tantas cosas” dijo con emoción el cardenal que en los años 80 fue obispo de Conakry en Guinea y que se salvó por poco durante algunas persecuciones en África.
Y subrayo que en muchos países “la verdadera insuficiencia no es de alimento o vestido sino de Dios” y que Benedicto XVI señaló como este vacío “es causa de sufrimiento en la sociedad”.
El numero total de voluntarios en Europa es de aproximadamente 140 millones, mismo si es muy difícil de precisarlo.
En el congreso estarán presentes los responsables de asociaciones de voluntarios de inspiración católica, además de invitados como la responsable de la UE de cooperación internacional y ayuda humanitaria y voluntarios, Kristalina Georgieva.
Dos días que serán un paso más del recorrido iniciado hace pocos años con la encíclica Deus Caritas Est, seguida con los ejercicios espirituales continentales y después repetidos en diversos niveles, y con varios encuentros con los obispos.
En esta perspectiva se inserta también la reforma de la Caritas Internationalis que tuvo en mayo pasado su Asamblea General, con la presencia de representantes de 165 organizaciones miembros, “con nuevos estatutos que deberán ser aprobados y cuyo rumbo está yendo en la dirección correcta”.
El purpurado recordó que entre los voluntarios “no queremos solamente técnicos” sino que éstos además sean testigos de Cristo, particularmente si se trabaja en las misiones”.
El cardenal Sarah además trazó un panorama del trabajo de Cor Unum, querido por Pablo VI para que se ocupe de la caridad del papa y de la Iglesia, realizando catequesis de la caridad en los diversos continentes y para que sea un referente e instrumento de coordinación entre las asociaciones de voluntarios y la Santa Sede. Además de organizar en primera persona acciones humanitarias de emergencia.
Entre ellas, la de Japón, adonde se enviaron 150.000 euros en los días inmediatamente después del tsunami. El cardenal definió como notable la capacidad de organización de Japón, donde dos meses después de la catástrofe ya se estaba comenzando a reconstruir.
Otra intervención fue en Haiti, allí fueron enviados unos 300 millones de dólares de los cuales 1,2 millones a título personal de Cor Unum.
Aquí constató el cardenal que existe una dificultad muy grande para coordinar las intervenciones, en parte debido a responsabilidad de los gobernantes, por lo que las asociaciones se ven obligadas a ir cada una un poco por su cuenta.
Interrogado sobre las causas de la pobreza que sufre un continente rico como África, si era culpa de los dirigentes locales o de los inversores extranjeros, el purpurado africano consideró: “No debemos negar nuestra responsabilidad, pero también la de los poderosos. Si existen corruptos también se debe a que hay corruptores” Y añadió: “no nos olvidemos que las guerras permiten explotar sin reglas” y se preguntó: “¿De donde salen todas estas armas tan costosas, cómo se pagan?
De otro lado indicó que la Fundación Populorum Progressio, fundada por Juan Pablo II interviene con diversos proyectos de microcrédito, generalmente de monto no superior a los 10.000 dólares. En Latinoamérica por ejemplo, en los últimos 15 años ha financiado más de tres mil por un valor total superior a los 26 millones de dólares.
Además con costos de gestión particularmente bajos. En los próximos meses la Fundación Populorum Progressio realizará diversas actividades en varios países de América Latina haciendo conocer el trabajo que realiza.