ROMA, miércoles 6 de julio de 2011 (ZENIT.org).- Familias que comparten las comidas, que rezan juntos y que frecuentan regularmente retiros, crean la receta para una Iglesia llena de verdadera fe, así opina un obispo de Ucrania.
Hablando con la asociación caritativa internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), monseñor Stanislav Shyrokoradiuk, auxiliar de la diócesis de Kyiv-Zhytomyr, reveló lo fructífero del trabajo con familias jóvenes.
“Vemos que nuestra Iglesia es muy joven”, explicó. “Cuando miras dentro de una Iglesia, está llena de jóvenes y de jóvenes familias. Es una signo para nuestra Iglesia”.
El prelado describió el modo en que las familias participan en un programa permanente de formación, afirmando que “una vez al mes seis familias se reúnen con el sacerdote para rezar y discutir”, “y toda familia tiene el propio programa de actividad”.
Los núcleos familiares, añadió, participan también en algunas iniciativas entre un encuentro y el otro con el sacerdote, por ejemplo la lectura del Evangelio por un mínimo de cinco minutos al día, así como una vez a la semana hay un diálogo familiar en el que los padres y los hijos hablan de cualquier tema que deciden afrontar.
Para la formación permanente de las familias, prosiguió monseñor Shyrokoradiuk, son fundamentales los retiros anuales. “Vemos cuánta esperanza aportan”, dijo, “y hemos contrastado grandes resultados”.
“Todos los años tenemos al menos dos semanas programadas para estos retiros familiares, y las familias participan con los hijos”. “Hay un programa para los padres, y vienen religiosas de varias congregaciones para llevar adelante el programa para los niños, que están siempre con los padres”.
Para el obispo, estos retiros permiten a los esposos encontrar el tiempo para estar juntos, cosa no siempre fácil dado el ritmo frenético de la vida de hoy.
“Las familias están muy ocupadas y tiene poco tiempo para estar juntos, sin embargo pueden encontrar este tiempo en el retiro”, dijo.
Destacando la importancia de apoyar la vida familiar, contó como un hombre le escribió para agradecerle después de un retiro diciendo: “Es la primera vez que paso tanto tiempo con mi mujer, mis hijos, mi familia”.
Estos programas, añadió el prelado, promueven también las vocaciones en Ucrania, dado que la familia es la primera fuente de vocaciones.
“Es un óptimo método de formación, y estas familias después producen vocaciones”. “Debemos continuar trabajando en la formación, y donde este trabajo no se desarrolla no veremos ni siquiera vocaciones”.
Destacando el aumento de las vocaciones en su diócesis, refirió a AIN que hay más de 50 congregaciones femeninas y todas tienen nuevas vocaciones.
“Es muy importante porque sus oraciones nos ayudan. En el mundo de hoy tenemos una necesidad particular de su ayuda espiritual”.
“La vida espiritual es importante”, concluyó monseñor Shyrokoradiuk. “Obviamente necesitan siempre materiales, y gracias a Dios, AIN les ayuda”.
Ayuda a la Iglesia Necesitada financia el sustento de 20 religiosas benedictinas y 12 carmelitas en la diócesis, además de varios proyectos fundamentales de construcción y restauración de iglesias y conventos.