FRIBURGO, sábado 24 de septiembre de 2011 (ZENIT.org).- “La verdadera crisis de la Iglesia en el mundo occidental es una crisis de fe”, dijo Benedicto XVI a los miembros del Consejo del Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK) al recibirles este sábado en la Hörsaal del Seminario de Friburgo.

En su discurso en este encuentro del tercer día de su visita a Alemania, el Papa advirtió que “si no llegamos a una verdadera renovación en la fe, toda reforma estructural será ineficaz”.

Refiriéndose a la situación específica alemana, Benedicto XVI indicó que “la Iglesia está organizada de manera óptima”.

“Pero detrás de las estructuras, ¿se encuentra la fuerza espiritual correspondiente, la fuerza de la fe en un Dios vivo? Debemos decir sinceramente que hay un desfase entre las estructuras y el Espíritu”, destacó.

El Obispo de Roma manifestó su aprecio a los miembros del ZdK “por su compromiso en sostener en publico los intereses de los católicos y en dar impulso a la obra apostólica de la Iglesia y de los católicos en la sociedad”.

Reconoció que en Alemania, junto al “bienestar, el orden y la eficacia”, puede constatarse también “mucha pobreza, pobreza en las relaciones humanas y en el ámbito religioso”.

“Vivimos en un tiempo caracterizado en gran parte por un relativismo subliminal que penetra todos los ambientes de la vida”, subrayo.

“A veces, este relativismo llega a ser batallador, dirigiéndose contra quienes afirman saber dónde se encuentra la verdad o el sentido de la vida”, añadió.

Y señaló que el relativismo “ejerce cada vez más un influjo sobre las relaciones humanas y sobre la sociedad” y “se manifiesta en la inconstancia y discontinuidad de tantas personas y en un excesivo individualismo”.

Tras exponer algunos ejemplos como la disminución del compromiso altruista por el bien común, las dificultades de algunas personas de sacrificarse por los demás o de prometer fidelidad para toda la vida, señaló que “en nuestro rico mundo occidental hay carencias”.

“Muchos carecen de la experiencia de la bondad de Dios -planteó-. No encuentran ningún punto de contacto con las Iglesias institucionales y sus estructuras tradicionales. Pero, ¿por qué?” 

El Papa indicó que “esta es una pregunta sobre la que debemos reflexionar muy seriamente” y explicó que “ocuparse de ella es la tarea principal del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización”.

El Papa destacó a los representantes católicos que las personas a las que les falta la experiencia de la bondad de Dios “necesitan lugares donde poder hablar de su nostalgia interior”.

E invitó a dar respuesta, señalando que “estamos llamados a buscar nuevos caminos de evangelización, caminos que podrían ser pequeñas comunidades donde se vive la amistad que se profundiza regularmente en la adoración comunitaria de Dios”.

“Aquí hay personas que hablan de sus pequeñas experiencias de fe en su puesto de trabajo y en el ámbito familiar o de los conocidos, testimoniando de este modo un nuevo acercamiento de la Iglesia a la sociedad”, dijo.

“A ellos les resulta claro que todos tienen necesidad de este alimento de amor, de la amistad concreta con los otros y con Dios -añadió-. Pero sigue siendo importante la relación con la sabia vital de la Eucaristía, porque sin Cristo no podemos hacer nada”.