CARACAS, domingo 8 enero 2012 (ZENIT.org).- Entre el 7 y el 12 de enero, se celebra la XCVII Asamblea Plenaria Ordinaria de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV). Los trabajos comenzaron el día 7, con el discurso inaugural del presidente de la Conferencia y arzobispo de Maracaibo Ubaldo Santana, quien reflexionó sobre la realidad eclesial y social del país y pidió a los gobernantes que abandonen fórmulas políticas totalitarias, en un año, el 2012, que prevé la celebración de dos convocatorias electorales, mientras se mantiene la incertidumbre sobre la salud del presidente de la República Hugo Chávez.

Los primeros días de la asamblea se dedican a la revisión de la marcha de diversas asociaciones vinculadas con la Conferencia Episcopal Venezolana.

Este domingo, los obispos participaron en una celebración eucarística con motivo de la Jornada Mundial de la Paz, en la iglesia de Nuestra Señora de la Visitación.

Este lunes día 9, se elegirá la junta directiva de la CEV para el trienio 2012-2015 y se conformarán las comisiones episcopales para cada una de las áreas de trabajo pastoral.

Los días subsiguientes se estudiarán, a diversos niveles, el Plan Trienal 2012-2015 y otros asuntos de interés.

El presidente de la CEV Ubaldo R. Santana Sequera FMI saludó cordialmente al nuncio Pietro Parolín. “A través de su atenta y fraternal cercanía a nuestro Colegio Episcopal, a cada uno de nosotros y a nuestras Iglesias locales, sentimos la paternal solicitud del Santo Padre”, afirmó.

Monseñor Santana destacó, analizando el tiempo transcurrido, que el inicio de la segunda década del siglo XXI fue particularmente convulsionado. Recordó algunos de los principales acontecimientos del mundo para centrarse luego en la realidad venezolana.

“Evitaríamos muchos desastres y conflictos si aprendiéramos de los errores cometidos en el pasado y animáramos en la dirección hacia donde empujan los nuevos paradigmas: alternabilidad en las jefaturas de gobierno, abandono de fórmulas totalitarias, construcción de democracias sociales y participativas que luchen efectivamente por la justicia social, el aniquilamiento de la pobreza y el goce efectivo para todos los hombres y mujeres del planeta de los derechos humanos universales”, dijo el presidente de la CEV.

Señaló que “causa gran desasosiego el crecimiento incontrolable de la espiral de la violencia. Se ha transformado en el problema número uno que mantiene aterrorizados a los venezolanos”.

Todo ello, subrayó, “sin que se vea una acción conjunta, enérgica y eficaz de gobernantes, cuerpos especializados, organizaciones civiles y religiosas, para atajarlos o por lo menos frenar su avance”.

Como primer paso, indicó, “es importante desarmar la población civil, luchar más frontalmente contra el narcotráfico y limpiar de corruptos los estamentos públicos. Pero eso no es suficiente. El problema ha alcanzado tales proporciones que su solución rebasa las posibilidades y competencias del gobierno en sus distintos niveles así como las medidas puntuales que se implementen. Solo una acción conjunta de todos nos permitirá salir de tan agobiante laberinto”.

Propuso un proyecto para salir de esta situación que se articule “en torno a ejes de fuerza transformadora y aglutinante como son: la educación, la familia, el deporte, el trabajo honesto y bien hecho, la utilización de los medios de comunicación social y de las plataformas tecnológicas para la trasmisión de valores, principios éticos y morales como la existencia y el sentido del 'otro', la responsabilidad, la solidaridad, el bien común, la subsidiariedad, el cuidado del medio ambiente, la amistad y la convivencia”.

Destacó que “la conflictividad política y social ha seguido en aumento. Se han multiplicado las protestas en todo el país por la carencia de buenos servicios públicos, de productos de la cesta básica, el alza escandalosa de los precios, el cobro descarado de comisiones, el mal estado de la vialidad y por consiguiente de los transportes, la inseguridad en las instituciones educativas”.

Reclamos que, aseguró “no han recibido la respuesta esperada y no pocas veces han sido reprimidos con brutalidad”.

Subrayó que “los numerosos y seguidos procesos electorales mantienen a nuestros gobernantes, los aspirantes a serlo y los líderes políticos en general, en una vertiginosa carrera hacia la consecución del poder, alejándolos a menudo del cumplimiento cabal de sus obligaciones y quitándoles el tiempo para dedicarse a resolver los problemas cotidianos que agobian la sociedad. Tenemos que alzar la voz pacífica pero enérgicamente para que los políticos oigan más al pueblo, tomen en cuenta sus verdaderos problemas y se aboquen con seriedad a resolverlos”.

El presidente de los obispos se detuvo en la salud del presidente Hugo Chávez [enfermo de cáncer] para asegurar que “lo más sano para nuestras instituciones y el desarrollo pacífico de los comicios de este año es que el presidente llegue a ellas plenamente recuperado y en las mejores condiciones posibles para contender en justa lid”.

Respecto a los derechos humanos, señaló que, en diciembre pasado se cumplieron 500 años del famoso sermón que el fraile dominico Antón de Montesinos pronunció en la Isla de la Española, hoy República Dominicana, “defendiendo la dignidad humana de los indígenas taínos y condenando la explotación y el maltrato que les infligían los encomenderos españoles. La denuncia profética del fraile, sustentada en los textos de la Sagrada Escritura, marcó el punto de partida de una nueva manera de evangelizar 'a la apostólica' es decir pacíficamente, sin la presencia de gente armada, basada en la dignidad humana de los indígenas y el consiguiente derecho a ser tratados como seres libres”.

Respecto a la Iglesia venezolana, afirmó que, “en su corta vida --un poco más de cuarenta años- la CEV, ha procurado ser fiel a su naturaleza de carácter colegial y a su misión”. “No han faltado presiones de corrientes secularistas o ideológicas para confinar nuestra acción a los templos o a las conciencias como únicos ámbitos de incumbencia. Hemos aprendido a asimilar positivamente esas presiones a través de la oración, la escucha mutua y el discernimiento comunitario”, subrayó.

“El gran desafío que tenemos por delante –dijo- es el de concretar el macro proyecto de la Nueva Evangelización, según el modelo propuesto por el Concilio Plenario de Venezuela, ratificado por las Conclusiones de Aparecida”.

Recordó la celebración de los cincuenta años de Adveniat, organismo de la Iglesia católica alemana creado para apoyar el desarrollo pastoral de las Iglesias en América Latina. La celebración tuvo lugar en Aparecida, Brasil, lugar escogido, para conmemorar conjuntamente el quinto aniversario de la Quinta conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. El evento contó con la participación de una fuerte delegación proveniente de Alemania y representantes calificados del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y de las conferencias episcopales de América Latina y del Caribe. y ofreció el contexto “para dar gracias a Dios por la existencia y buen funcionamiento de ese organismo eclesial”. “Nuestra gratitud para con Adveniat es inmensa. Tanto nuestra Conferencia Episcopal como cada una de nuestras diócesis e Instituciones de Vida consagrada son testigos de su excepcional generosidad y eficiencia”. subrayó.

Se detuvo también en la celebración de los bicentenarios de la Independencia, que comparte Venezuela con varios países de América. Una celebración que, dijo, “nos ha mantenido muy atentos para contribuir a una lectura integral de los acontecimientos y denunciar interpretaciones sesgadas y reductivas que exaltan sobremanera la visión bélica, las gestas militares y opacan el protagonismo de los civile s y de la Iglesia”.

Recordó que, en esta Asamblea, llega a su fin la gestión de la presidencia que le fue confiada tres años atrás. “Hemos hecho mis hermanos y yo todo lo posible para cumplir cabalmente con nuestras obligaciones y responsabilidades”. Entre los proyectos pendientes destacó la reorganización interna de la Conferencia y “una más incisiva y eficaz aplicación del Concilio Plenario de Venezuela”. Pidió también “sinceramente perdón si algunas de nuestras actuaciones o decisiones han herido o causado daño a alguno de ustedes”.

Concluyó subrayando que, en el año que se inicia, van a ocurrir acontecimientos de gran relevancia para esta Iglesia y para el país: El 50 aniversario de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II, el inicio del Año de la Fe, el 20 aniversario del Catecismo de la Iglesia Católica, la realización de la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, y en el plano nacional, los dos importantes comicios para la elección del presidente de la República y de los gobernadores.

“Invocando a Nuestra Señora de Coromoto, patrona de todos los venezolanos, que nos invita a asumir el Año de la Fe como camino de encuentro discipular y misionero con Jesucristo y de anuncio más incisivo del evangelio de la vida y de la solidaridad, al beato Juan Pablo II, que nos dejó con su vida, su pontificado, su magisterio y sus dos visitas apostólicas anuestros país, un precioso legado evangelizador”, monseñor Santana declaró inaugurada la Asamblea.