PANAMÁ, miércoles 18 enero 2012 (ZENIT.org).- Los obispos de Panamá, reunidos del 9 al 13 de enero, han hecho público un mensaje, al término de su 193 Asamblea ordinaria, en el que piden que afirman que el pueblo panameño exige reformas que lleven a “un perfeccionamiento de la democracia”, ante el peligro de “regresión autoritaria, aún por la vía electoral”.
Animada por las conclusiones de Aparecida y por las llamadas del santo padre, la Iglesia de Panamá, afirman los obispos en su mensaje, está “impulsando un proceso de conversión personal y pastoral, a fin de alcanzar la renovación que exige la encarnación del mensaje de Jesucristo en las realidades de este mundo”.
Por ello, del 13 al 16 de enero, se realizó la II Asamblea Nacional de Pastoral, para, a la luz de la fe en Cristo, afrontar los retos de la situación religiosa, social, política, económica y cultural del país y dar razón de la propia esperanza.
Dicha Asamblea, en opinión de los obispos fue “un momento de gracia, que nos invita a la humildad, a la conversión, a la reconciliación y a la esperanza”.
“Si bien es cierto que nuestro país experimenta procesos democráticos y económicos importantes –advierten los obispos–, aún no posee un rumbo asegurado y tampoco está a salvo de un escenario de regresión autoritaria, aún por la vía electoral”.
Ante este panorama, añaden, “que suscita temor por nuestra democracia, es necesario realizar esfuerzos permanentes para lograr consensos y reorientar el modo de entender y hacer la política, de tal manera que respete la dignidad de la persona, sus derechos y obligaciones y pueda responder a las exigencias del nuevo escenario nacional e internacional”.
Según los pastores, “urge involucrar a todos los panameños en la generación y distribución de la riqueza; modernizar nuestra educación; hacer que nuestra democracia sea más participativa; fortalecer la familia ‘santuario de la vida, casa y escuela de comunión, formadora de personas y promotora de justicia’”.
Así mismo aseguran que es necesario “asegurar la separación e independencia de los poderes del Estado, a la vez que propiciar una corresponsable descentralización del mismo; deponer los intereses partidistas, gremiales y clasistas en favor del bien común; propiciar la transparencia y rendición de cuentas, tanto en el ámbito público como en el privado; cuidar nuestro patrimonio histórico, cultural y ambiental; poner los medios de comunicación social al servicio de una cultura de paz mediante la promoción de la verdad y la justicia”.
Esta tarea, según los obispos, “conlleva importantes ajustes y sacrificios y sólo se hará realidad con la voluntad individual y política de todos los panameños, conciliando la libertad con la responsabilidad, la autoridad pública con la legítima autonomía y participación de grupos, la soberanía nacional con el respeto a los convenios internacionales suscritos por la República de Panamá”.
Por ello, hacen una llamada “a los órganos competentes para que acojan los resultados que la Comisión Nacional de Reformas Electorales ha elaborado con la colaboración y el consenso de las fuerzas políticas y cívicas”.
Según los obispos panameños “ha sido una larga y honesta tarea, en la que hemos participado a través de la Comisión de Justicia y Paz, y creemos que ese consenso expresa la voluntad soberana de un pueblo que quiere perfeccionar su democracia”.
“La Iglesia –concluyen los obispos- no ha cesado y no cesará de preocuparse por el bien común y en especial por la defensa de los principios éticos no negociables y, por ello, hacemos un llamado a los hombres y mujeres de buena voluntad para actuar de tal manera que sean fermento en la sociedad, a fin de lograr el consenso moral que haga posible la construcción de un Panamá más justo, equitativo y solidario”.