CIUDAD DEL VATICANO, jueves 19 enero 2012 (ZENIT.org).- En el marco de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, este jueves Benedicto XVI celebró el encuentro con la delegación ecuménica de la Iglesia Luterana de Finlandia, presente en Roma con motivo de la fiesta de San Enrique, patrono de este país.
Según informa Radio Vaticano, en su discurso Benedicto XVI destacó que este encuentro anual da testimonio del crecimiento de la comunión entre las tradiciones cristianas presentes en aquél país y manifestó su profunda esperanza de que pueda seguir creciendo y dando frutos entre católicos, luteranos y los demás cristianos de Finlandia.
El papa puntualizó que la gran amistad unida al testimonio común al mundo de hoy deben acelerar la resolución de las diferencias que dividen a los cristianos. Además, Benedicto XVI observó que en los últimos tiempos, las cuestiones éticas se han convertido en uno de los puntos de divergencia entre cristianos, especialmente con respecto a la correcta comprensión de la naturaleza humana y su dignidad.
El santo padre destacó también la necesidad de llegar a un acuerdo profundo sobre una antropología, capaz de ayudar a la sociedad y los políticos para tomar decisiones sabias y justas sobre cuestiones importantes en la esfera de la vida humana, la familia y la sexualidad.
En 1999, la Sede Apostólica y la Federación Luterana Mundial firmaron un importante acuerdo sobre la doctrina de la justificación.
En relación a este argumento, Benedicto XVI se refirió al reciente documento sobre diálogo ecuménico bilateral entre Finlandia y Suecia, que dijo, refleja un acercamiento entre católicos y luteranos sobre la comprensión de la justificación y exhorta a los cristianos a la conversión: “Confiamos en el poder del Espíritu Santo para hacer posible lo que todavía puede parecer fuera de nuestro alcance: una renovación generalizada de la santidad y la práctica pública de la virtud cristiana, siguiendo el ejemplo de los grandes testigos que nos han precedido”.
Aludiendo a la Semana de oración por la Unidad de los Cristianos que celebra en estos días la Iglesia, el papa subrayó el anhelo común por la plena unidad visible de los cristianos, que requiere una espera paciente y profunda confianza en que la unidad de todos los cristianos en una Iglesia es un regalo de Dios y no un logro personal.
Al finalizar su discurso el Papa auspició que la visita a Roma de la delegación de la Iglesia luterana permita profundizar las relaciones fraternas existentes entre luteranos y católicos.