El diálogo ecuménico ha avanzado mucho en la base

Declaraciones del obispo ortodoxo rumano Siluan Span

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ROMA, jueves 26 enero 2012 (ZENIT.org).- Monseñor Siluan Span, obispo ortodoxo rumano en Italia, en el marco de la celebración de Vísperas en la basílica de San Pablo Extramuros con Benedicto XVI, declaró que el ecumenismo ha progresado sobre todo a nivel de calle, entre personas de las diversas tradiciones cristianas.

El diálogo ecuménico en los últimos años hizo grandes pasos hacia adelante, particularmente a nivel horizontal. Después del comunismo, con la libertad y las emigraciones hacia los países europeos, la Iglesia católica ha demostrado una gran apertura y disponibilidad, y las familias italianas han confiado sus abuelos y hasta sus niños a las trabajadores del hogar de otras confesiones e incluso rezan juntos. Una apertura sin precedentes que superó desconfianzas que no se podía eliminar a través del diálogo teológico.

Lo indicó este miércoles a ZENIT, tras la solemne celebración de Vísperas con Benedicto XVI en la basílica de San Pablo Extramuros de Roma, su excelencia el obispo Siluan Span, del Patriarcado Ortodoxo Rumano, obispo de la diócesis ortodoxa rumana para Italia y miembro del Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rumana.

¿En qué situación se encuentra el diálogo ecuménico entre católicos y ortodoxos?

Su Exc. Siluan: Creo que a pesar de algunas voces que dicen que el diálogo ecuménico está en crisis, considero que en los últimos quince años los cristianos de la Europa oriental –hablamos de Rumanía, Bulgaria, Rusia, pero en particular de los países que están en la Unión Europea–, teniendo la posibilidad y disponibilidad de salir, tomaron contacto con la realidad en todos los países occidentales. Tenemos que decir que la Iglesia católica en Italia, España y otros países ha manifestado una apertura y una disponibilidad de ayuda que fue muy apreciada por las Iglesias de Oriente, por la Iglesia ortodoxa.

¿Qué tipo de relaciones se han creado?

–Su Exc. Siluan: Yo hablo por la Iglesia ortodoxa rumana y veo que se han desarrollado relaciones diversas de las existentes en el pasado. En el sentido de que la asistenta rumana encuentra a una familia italiana en su realidad. Es un ecumenismo de base que nunca fue así. La familia italiana le confía el cuidado no solamente de la abuela o el abuelo, sino también de los niños. Y cuando la persona anciana reza por la noche, pide a la cuidadora ortodoxa rumana que le lea la liturgia de las horas. Van juntos a la iglesia y veo que a mi me encomiendan los nombres para que recemos por las personas que cuidan.

¡Por lo tanto en la vida cotidiana!

–Su Exc. Siluan: Esta oración de unos por los otros, esta fe digamos doméstica, es un inicio de vecindad y de diálogo más profundo del de las comisiones de alto nivel. Y también la relación entre nuestros párrocos y los católicos que hospedan a la mayor parte de nuestras comunidades en Italia. Es un diálogo muy importante entre las diversas comunidades, porque por ejemplo en algunas iglesias la comunidad católica reza por la mañana y la ortodoxa a las 10 o a las 11.

Vemos la presencia de los italianos en el bautismo de los niños y en nuestras iglesias. Además hay tantos matrimonios mixtos, entre rumanos e italianas y viceversa. Por lo tanto un tipo de diálogo sin precedentes.

¿Qué fue determinante para este cambio?

–Su Exc. Siluan: Hay que decir que Rumanía durante el comunismo no pudo tener un diálogo de este tipo. Estaba un representante que salía una o dos veces por año y que no tenía la libertad de decir lo que quería. Y por lo tanto en estos quince o veinte años se crearon relaciones sin precedentes.

A nivel horizontal es claro. ¿Y entre los religiosos?

–Su Exc. Siluan: Aunque haya lugares y momentos en los cuales el diálogo está en crisis, indudablemente las relaciones maduraron. Veo los encuentros con los monjes católicos, sacerdotes y obispos que conocí hace veinte años atrás, en mi caso en Francia. Hoy nos encontramos como amigos de viejos tiempos.

No hay desconfianza cuando nos encontramos por la primera vez, no solamente entre hermanos sino también entre clérigos. Habíamos aprendido los unos de los otros solamente en libros y cuadernos, con una actitud más bien crítica.

De esa manera no era fácil insertarse, pero poco a poco comenzamos a conocer a las personas, a dialogar, a encontrarnos, a compartir lo que se podía.

Compartir es fundamental, los alimentos por ejemplo. Ayuda a superar la desconfianza que no se podía eliminar a través de las argumentaciones teológicas.

Por H. Sergio Mora

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ZENIT Staff

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