ROMA, domingo 11 marzo 2012 (ZENIT.org).- Indonesia es un archipiélago de unas trece mil islas. Étnicamente la población es diversa, con más de trescientas tribus diferentes. La población también se divide entre cazadores rurales y recolectores, y la élite urbana moderna. La religión dominante es el islam con más de 200 millones de musulmanes entre sus 245 millones de habitantes. Mark Riedemann para “Dios llora en la tierra”, en cooperación con la fundación pontificia internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada, entrevistó a monseñor Dominikus Saku, obispo de la diócesis de Atambua en la isla de Timor, Indonesia.
Excelencia, usted nació en un pueblo de Tunbaba, no muy lejos de la diócesis de la que está a cargo ahora. ¿Fue criado en una familia católica?
–Mons. Saku: Sí, me crié en una familia católica. Mis padres y toda mi familia son católicos y también mi abuelo quien se llamaba Agustinus y mi abuela se llamaba Sofía, los dos me gustaban mucho.
Usted se crió en una familia católica, pero ¿cuándo tuvo su primera experiencia de Dios?
–Mons. Saku: Tuve mi primera experiencia de Dios, cuando era muy, muy joven. Solíamos ir a las diferentes casas de las familias católicas, durante los meses del rosario de mayo y octubre para orar y cantar. Y una vez al mes el sacerdote llegaba a la aldea para celebrar la misa y tuve la suerte de estar presente en una ocasión. Podía imaginar los mensajes, aunque no los podía entender, pero captaba el sentido de la belleza de los mensajes.
Usted entra en el seminario a la edad de 17 años. ¿Quién o qué fue fundamental en su decisión de ser sacerdote?
–Mons. Saku: Mis profesores de la escuela primaria me enseñaron sobre las vocaciones. En la escuela intermedia, el párroco nos enseñó y me guió en mi decisión. Oré y reflexioné sobre esto y finalmente entré en el seminario. El párroco me animó a decírselo a mis padres y a la familia, con la seguridad de que me darían su apoyo a la decisión de ir al seminario. Se lo dije a mi padre y él me dijo que si quería hacerlo me apoyaría.
¿…Y luego, más tarde le hizo un regalo, una promesa?
–Mons. Saku: Sí. Cuando terminé mis estudios en el seminario menor, yo quería ir al seminario mayor, pero teníamos dificultades financieras. Nuestras vacas no se vendieron y nos enfrentamos a algunas dificultades financieras. Fui con mi padre a la casa del obispo para pedirle ayuda. Vendimos algunas de nuestras vacas para mis estudios y el obispo prestó también dinero que mi padre devolvió. Mi padre me dijo que le prometió al obispo que yo iba a ser un buen regalo para la Iglesia y que no iba a faltar a su promesa.
¿Su padre pudo ver a su ordenación?
–Mons. Saku: No. Mi padre murió sólo unos meses antes de mi ordenación… pero él dio a su hijo como un regalo a la Iglesia.
¿Cuál es su lema episcopal y por qué ha elegido este lema en particular?
–Mons. Saku: Hablé con mis amigos y reflexioné sobre la situación pastoral de la diócesis; en mi corazón y en la mente, traté de mantener mi preocupación por la unidad de la Iglesia y cómo ir implementando esta tarea. El lema de mi antecesor fue Maranatha, que significa «Ven, Señor». Traté de continuar con esto en el espíritu de la amistad, la unidad, el amor y la providencia de Dios y, finalmente, pensé en un lema apropiado que estuviera en línea con el discipulado y elegí el lema: «Ustedes son mis amigos», Amici mei estis.
Tengo aquí una declaración del Banco Mundial, que señala que más de cien millones de indonesios sobreviven con menos de dos dólares al día y que esta pobreza generalizada está poniendo la educación de los niños en situación de riesgo. ¿Qué puede decirnos sobre el desafío de la pobreza en la isla de Timor, y cómo está tratando la Iglesia de trabajar en esta cuestión?
–Mons. Saku: El gobierno de Yakarta trata de ayudar a la población con la provisión de subvenciones, en particular en la educación. La Iglesia católica sostiene muchas escuelas desde la primaria, secundaria y universidades. Nos faltan recursos económicos, pero tratamos de ofrecer una educación de calidad. Se está trabajando, pero nos enfrentamos a algunos problemas. Cuando se reciben subsidios del gobierno, se corre el riesgo de la independencia del funcionamiento de nuestras escuelas. Estamos en riesgo de perder nuestra fe.
…¿Por qué eso sería un riesgo para la fe?
–Mons. Saku: Los profesores son pagados por el gobierno y el problema es: ¿Cuán calificados son ellos para inculcar los principios cristianos en los estudiantes? Esta es una preocupación central para nosotros.
¿Nno son cristianos?
–Mons. Saku: Lo son, pero usted sabe que la influencia de la economía puede alterar los principios.
¿Por lo tanto existe la tentación de escuchar más al gobierno que a la Iglesia?
–Mons. Saku: Sí.
Indonesia es 88% musulmán; su diócesis en particular es fuerte, con un 95% de católicos. ¿Por qué es esto?
–Mons. Saku: En 1913, Timor se dividió en dos partes. La parte occidental se encontraba bajo los holandeses, que eran en su mayoría protestantes. La parte oriental, desde el norte central hasta el este estaba bajo los portugueses que eran católicos, y por eso somos católicos.
Rodeado, si se quiere, por una población musulmana muy fuerte, ¿no debe ser fácil seguir manteniendo la fe?
–Mons. Saku: Afortunadamente, Timor no es tan influenciada por los musulmanes. Estuvimos bajo los holandeses y portugueses durante 350 años y la influencia musulmana no es tan fuerte como en otras partes de Indonesia. En el sentido pastoral, nosotros como diócesis tratamos de manejar una escuela basada en la fe, la familia y el entorno social.
¿Los eventos internacionales como la guerra en Afganistán o las noticias de los estadounidenses quemando el Corán, afectan a los cristianos del lugar de una manera negativa?
–Mons. Saku: Le decimos a la gente que no interpreten estos acontecimientos como si fueran de cristianos contra musulmanes. Usted sabe que cuando Israel hizo la guerra contra Palestina, los musulmanes interpretaron aquello como si fuera de cristianos contra musulmanes. Tratamos de iluminar su forma de pensar para no interpretarlo como de cristianos contra musulmanes, sino como una guerra entre dos naciones. Nosotros, los cristianos, no hacemos la guerra contra los demás y esta es una corriente que estamos provocando en nuestro pueblo, sobre la forma de hacer amistad con los demás, cómo vivir en armonía con los demás, tal como se menciona en la Biblia.
Los obispos católicos están tratando de construir un clima de reconciliación y de confianza. ¿Cómo se está haciendo?
–Mons. Saku: El presidente de la Conferencia Episcopal Católica de Indonesia envió una carta al presidente de Indonesia, insistiendo en la libertad religiosa. Los obispos instaron a que el presidente debe tener el coraje de mantener la unidad, porque el pluralismo es un hecho de la vida de Indonesia.
¿Es la unidad en la diversidad, acaso «Pancasila»?
–Mons. Saku: Sí, «Pancasila», la unidad de todos los elementos de Indonesia. «Pancasila», después de todo es la base fundamental de la constitución de Indonesia y su lema que es: Bhinneka Tunggal Ika, que significa: «Somos multiformes, pero somos uno como indonesios», y esto debe ser el principio por el cual el país debe ser gobernado.
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Realizada por Mark Riedemann para «Dios llora en la tierra», un programa semanal de televisión y radio producido por Radio y Red de Televisión Católica, en conjunto con
la fundación pontificia internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada.
Para obtener más información en la Red: www.WhereGodWeeps.org y www.acn-intl.org/
Traducción del inglés por José Antonio Varela V.