Por Junno Arocho
DUBLÍN, martes 12 junio 2012. (ZENIT.org).- El arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, tuvo este lunes la primera ponencia en el 50 Congreso Eucarístico Internacional. El tema fue la Iglesia en el mundo moderno, y enfocó los cambios y su rol en los aspectos de la cultura y sociedad actual.
El arzobispo habló de la influencia de la constitución pastoral Gaudium et Spes, al indicar la necesidad de la fe si se quiere cambiar el mundo. Y recordó también los inicios de su vocación en el seminario y el afecto que recibió de la sociedad irlandesa.
“En un determinado momento de la cultura de la Iglesia en Irlanda que era tradicional y autoritaria, se registró un momento de cambio y una emocionante noción de diálogo entre la Iglesia y la cultura del mundo moderno y cómo la Iglesia identificándose a si misma con las aspiraciones de la humanidad, estaba prácticamente descubriéndose a nuestros jóvenes oídos”, dijo.
“Más que decirle al mundo lo que debía hacer, la Iglesia escuchó lo que la cultura moderna quería decir, también a la Iglesia. Lo novedoso de este documento, la Gaudium et Spesfue tal que el Concilio tuvo que marcar un nuevo plazo de manera que pudiera entrar en la categorización de los documentos del Concilio Ecuménico:como Constitución Pastoral”.
El arzobispo irlandés reconoció que la Constitución llegó en un punto crucial de la historia de la Iglesia en Irlanda, y entró en 1962 en el seminario y “difirió muy poco respecto a las reglas y orden del día que mis profesores habían introducido veinte o treinta años antes».
Una de las cuatro constituciones apostólicas del final del Concilio, la Gaudium et Spes, fue promulgada por Pablo VI dando una visión sobre la Iglesia católica que enseña las relaciones humanas hacia la sociedad, cubriendo diversos aspectos como los de cultura, política, justicia social y ecumenismo.
Reflexionando sobre el período entre la llegada de la Constitución pastoral y la actual situación política y social en Irlanda, durante el cual comenzó a crecer la secularización, el arzobispo Martin subrayó la necesidad del llamado realizado por Juan Pablo II y Benedicto XVI en favor de una nueva evangelización en Europa que es sumamente importante ante los cambios del mundo actual.
“En Irlanda nosotros estamos discutiendo, quizás por primera vez, sobre la necesidad de una radical renovación de la proclamación del evangelio para aquellos ya bautizados pero que no tienen desde hace tiempo una real relación con Jesucristo”, dijo.
“El evangelio debe ser predicado siempre con coraje hasta que nos permita encontrar el camino en la vida de los pueblos”, añadió. “Resignarse y mantener las cosas tal cual están nunca permitirán renovar la Iglesia. Una Iglesia dividida y con riñas no atraerá a los jóvenes pero sólo les alienará. Por otro lado, nadie tiene que temer el mensaje del evangelio».
El arzobispo irlandés concluyó su ponencia esperanzado en que el Congreso Eucarístico Internacional pueda ayudar uniendo la Iglesia y la sociedad, particularmente en Irlanda. “Mi esperanza es que este Congreso pueda ser un hito sobre como nuestra comunión con Cristo en la eucaristía pueda generar un nuevo entendimiento con la comunión de cada uno de los demás en el mundo moderno, que hoy en día es muy diverso de lo que lo fue en los años 60 y que en el futuro será aún más diferente y desafiante”.