Por Ann Schneible
DUBLÍN, domingo 17 junio 2012 (ZENIT.org).- El ministerio de llevar a los jóvenes a un encuentro con Cristo a través de la música ha sido parte integrante del programa joven del 50 Congreso Eucarístico Internacional, que tiene lugar en Dublín.
La misión de Elation Ministries es proclamar el Evangelio a la gente joven a través de la música y el canto. El grupo ha proporcionado servicios de culto para los jóvenes que participan en este Congreso, siendo uno de los principales eventos una vigilia de reconciliación el jueves, donde el programa incluía música, testimonios, adoración eucarística y la oportunidad de recibir el sacramento de la reconciliación.
Paul Keogh, principal cantante de Elation Ministries, habló con ZENIT sobre el ministerio, su propio viaje hacia Cristo, y el papel de la música en la proclamación del Evangelio a la juventud.
¿Cuáles son los orígenes de Elation Ministries?
–Keogh: Empezó hace unos años con algunos amigos que tuvieron una fuerte experiencia de peregrinación; al volver, formaron parte de un grupo de oración, el grupo mismo tenía un vibrante grupo de música. Este equipo acostumbraba a tocar en los diferentes retiros y conferencias del país. Después, quienes estaban implicados en el grupo de música se hicieron mayores, se casaron y se trasladaron. A dos o tres personas del grupo inicial, que eran buenos amigos, se les pidió tocar en estos retiros y conferencias. Después creció hasta el actual equipo que cuenta con unas treinta personas.
Supongo incluso que el nombre mismo sugiere de qué se trata: es Elation Ministries, que es «ministerios» –para servir- y «elation» –con alegría–. Siempre conserva este carisma de amistad, y unidad, y oración en el Señor. Son muchas las personas que han experimentado el poder transformante de Cristo en sus vidas, y sienten este deseo, esta llamada al ministerio hacia los otros. Se desarrolló y evolucionó desde el punto de vista de que no es sólo ministerio de la música, sino que proporcionamos muchos retiros en diócesis y parroquias de todo el país, junto a un taller de vibrante música.
¿Cuál es la historia de su propio viaje personal hasta implicarse en este ministerio?
–Keogh: Yo querría haber crecido en una familia muy católica, bella familia, con una buena educación. Querría haber sabido de Dios, de Jesús, y el catecismo normal. Nunca experimenté al Señor de joven. Las experiencias en la vida nos suscitan interrogantes, y por qué estamos aquí, y de qué se trata. Tuve una buena relación con un primo mío, y a los trece años, cuando tenía mi misma edad, murió de repente y trágicamente. Esto me obligó a hacerme preguntas muy joven. Naturalmente, siendo adolescente como era, iba a jugar al fútbol, trataba de estar al día, de ser un chico divertido, pero al mismo tiempo estaba enmascarando este completo vacío. Estaba muy perdido, y buscando mucho.
Por pura casualidad oí a este chico hablar de su experiencia de peregrinación. No era lo que decía sino el modo en que lo decía; no era el lugar al que fue sino el modo en que describió la «peregrinación» y la gente con la que fue. Yo dije: «Quiero esto, sea lo que sea». Ahora yo sé que es el Espíritu Santo, definitivamente. Yo estaba en ascuas por Dios. Desde esta invitación a «venir y ver» fui a la peregrinación y fue donde empezó el ministerio de la música.
Realmente experimenté, entonces, el amor de Dios presente y activo en la vida a través de la Iglesia, a través del pueblo de Dios. Desarrollé un reconocimiento real de la presencia de Cristo en la Eucaristía de un modo muy profundo. Cuando regresé, no fue un lecho de rosas; experimenté una horrible cantidad de duelo y tragedia en nuestra familia. Dos años después de volver de la peregrinación, mi padre falleció de repente; tenía sólo 19 años, y él 49. Pero esta experiencia inicial de Dios en los sacramentos en mis años de adolescencia, encontrando a otras personas, me dirigió en mi camino. Y esto me llevó a implicarme en este ministerio.
Cuando volví de la peregrinación yo no sabía tocar no cantar. Nunca había estado implicado en un grupo como este. Cuando fui a mi primer retiro, y oí la música, pensé: «Dios he recibido tanto de Tí, que así es cómo deseo responder a lo que me ha sucedido».
¿Puede hablar sobre el papel de esta música en la evangelización, especialmente en la evangelización de la juventud?
–Keogh: Pienso que cualquiera puede estar de acuerdo en que esta música tiene el poder da transportarnos; usted oye una canción, y piensa en un tiempo en su vida, ya fuera bueno, malo o indiferente. La música y las canciones pueden hacer esta conexión.
La música, en el contexto de música de culto, tiene la capacidad para trascender todo. Tiene la capacidad de transportarnos, o ayudarnos a comprometernos y a estar presentes en el momento presente, y en el momento presente, realmente, podemos encontrarnos con Dios.
Lo que me gusta del ministerio musical no es el ministerio en sí mismo: es a donde te conduce. El momento más fuerte que tuve en el ministerio fue hace siete u ocho años. Toqué en esta brillante sesión por una hora, y al final, hubo un silencio sagrado. Usted sabe, cuando usted llega a ese momento, realmente conoce a Dios y siente la presencia de Dios allí: es lo que sucedió. A esta conciencia es adonde conduce el ministerio de la música.
Respecto a los jóvenes: aman la música. A mí siempre me gustó la música. Pienso que la música tiene un modo de hacernos conectar. Abate barreras. Oí una bella expresión antes, especialmente respecto a la oración y la música de culto: nos ayuda más rápido a entrar en la presencia de Dios, pienso que más que otras formas. Es como otro medio en el camino de la apertura a Dios.
Usted ha actuado en el Congreso Eucarístico esta semana, por ejemplo la otra noche en la vigilia de reconciliación que huvo en el Espacio Joven. ¿Cómo piensa que ha sido recibido este Congreso por los jóvenes que participan?
–Keogh: Pienso que su percepción de lo que es la Iglesia, o cómo se puede expresar la fe, ha cambiado mucho. Y pienso que hay incluso una inclinación de decir: «¡Sabes no es demasiado malo! ¡Es completamente cool!», y: «Si esto es una clase de cool, que está pasando ahora aquí?». Y pienso que [la vigilia de la reconciliación de la otra noche] fue la culminación en este sentido. Están preguntándose sobre esta alegría, y se dan cuenta de que esta gente tiene una relación con Alguien; si quiero tener una relación con alguien tengo que ir y hablar con el, y ¿en qué modo más eficaz que en el sacramento de la Eucaristía y la Reconciliación? Tener la combinación de ambos la otra noche es darles instrumentos para la vida, con dos de los más eficaces sacramentos que tenemos. Pienso que era bello la otra noche, el estilo de servicio, y pienso que ellos se dieron cuenta de que todo empezó a cobrar sentido, que todo aquello estaba apuntando a Jesús. No era la música, las luces, las pantallas. Era el Santísimo Sacramento. Era encontrar a Jesús allí. Pienso que por eso fue una noche llena de fuerza.
Este Congreso Eucarístico ha sido un tiempo para aprender y reflexionar sobre la Eucaristía. ¿Qué es la Eucaristía para usted, en su vida?
–Keogh: La Eucaristía es la fuente y cumbre de nuestra fe. Para mí, es la culminación de todo. Incluso nuestro tema en el Congreso, «Comunión con Cristo y con los otros». ¡Qué tema potente!
Para mí, la Eucaristía es la idea total de reunirme con mis hermanos y hermanas y el Señor, y partir el pan, no sólo en el altar sino en el sentido de incluso partir el pan de la mesa después. Tu encuentras a Cristo en ello también. Eso también es Eucaristía.
Nuestra celebración de la Eucaristía
tiene todo, y la responsabilidad de la misión viene con ello. Incluso si volviéramos a lo de la otra noche, encontrar al Resucitado en la Eucaristía, esto es lo que se nos pide que hagamos. Esto es lo que la Eucaristía es para mí. Es un encuentro con Cristo, y siempre me llama a una misión: ¿cómo voy a responder a este don? ¿Cómo voy a aumentar mi comunión con Cristo y con los otros?