Por Elisabetta Pittino
ROMA, lunes 9 julio 2012 (ZENIT.org).- El Parlamento Europeo aprobó, el jueves pasado, una Resolución que condena la práctica de los abortos y de las esterilizaciones forzados en China, haciendo explícita referencia al secuestro y el aborto forzado de una mujer encinta de siete meses, Feng Jianmei.
El 3 de junio de 2012, según un informe difundido por internet, Feng Jianmei, habría sido golpeada y arrastrada hasta un vehículo de los funcionarios de planificación familiar, mientras que el marido, Deng Jiyuan, estaba fuera por trabajo. Los funcionarios habrían pedido además a la familia de Feng pagar una multa de 40.000 RMB (renminbi). No habiendo recibido la suma, estos habrían obligado a la mujer a abortar con la fuerza, poniendo el feto muerto sobre la cama junto a ella. La mujer fue luego sometida a un tratamiento médico en una aldea poco distante.
Reggie Littlejohn, presidenta de la Women’s Rights Without Frontiers, declaró: «Esto es un ultraje. Ningún gobierno puede tolerar un acto similar. Los responsables deben ser perseguidos por crímenes contra la humanidad. La WRWF invita al gobierno de Estados Unidos y a los líderes del mundo entero a condenar con fuerza el aborto forzado y toda la planificación familiar de China».
El sitio www.laogai.it, de la Laogai Research Foundation, fundada por Harry Wu, informa sobre esta historia, junto a otras similares. Son tantas, son historias escalofriantes y son verdaderas.
La política del hijo único, introducida en China en 1979, ha cosechado millones de víctimas, con métodos extremadamente violentos. Remito al sitio y al libro de Harry Wu, “Masacre de inocentes. La política del hijo único en China”, y a a las publicaciones «Los Laogai chinos. Los lager del Tercer Milenio”, y de varios autores «El eclipse de la belleza. Genocidios y derechos humanos».
En China son abortados 13 millones de niños al año y precisamente por el «éxito» de la política del hijo único, realizada con coerción y violencia, en 1983 la ONU concedió el premio de la población al ministro chino para la planificación familiar, Qian Xinzhong.
La política del hijo único ha sido la causa de la selección, y de la consecuente desaparición de la población de millones de niñas.
La ONG que ha ayudado sobre todo a China a realizar estas políticas es la UNFPA. La subvención a esta y otras ONG viene de Estados Unidos y de la Unión Europea, la cual sin embargo ha finalmente empezado a reaccionar con esta resolución.
«Condenamos el aumento de los abortos coercitivos en China porque es una flagrante violación de los derechos humanos –dijo el parlamentario Alojz Peterle, que negoció el texto final por el grupo PPE–. Esta es una práctica inaceptable para el Parlamento Europeo».
La fuerte condena por parte del Parlamento Europeo de estos abusos de los derechos humanos es el resultado de una coordinación organizada por el grupo del PPE, que defiende la dignidad humana, de acuerdo con la Carta Fundamental de los derechos de la Unión Europea.
La Resolución anima a la Comisión Europea a reconsiderar su subvención a proyectos en China para asegurar que ningún fondo europea sea asignado a programas y políticas coercitivas de salud reproductiva, como hasta ahora ha sucedido.
Durante el debate sobre esta Resolución, Peterle dijo: «Los contribuyentes europeos deben saber a dónde va su dinero: la Comisión debe proceder a una investigación a gran escala de las organizaciones y de los programas que reciben fondos para los objetivos de la salud reproductiva y la planificación familiar».
la Resolución subraya el derecho de todas las mujeres al acceso a la salud pública y señala que el fin de los programas de planificación familiar debería ser el de informar a las personas sobre el número y sobre el posible distanciamiento de los hijos para que puedan elegir libremente. La Resolución subraya también el desequilibrio de género creado por la política del hijo único en China.
Gracias a esta resolución, la cuestión de los abortos forzados será debatida en el próximo encuentro sobre los derechos humanos entre la Unión Europea y China.