Por José Antonio Varela Vidal
ROMA, Martes 31 de julio de 2012 (ZENIT.org).- A continuación, la segunda y última parte de la entrevista a la hermana Daría Fernández Ramos, rmi, superiora general de las Religiosas de María Inmaculada, conocidas también como las del “Servicio doméstico”. En esta, la sucesora directa de santa Vicenta María sigue analizando los desafíos de la nueva evangelización para la vida religiosa, y describe la extensión de la congregación, los planes de crecimiento y los frutos de santidad.
La nueva evangelización ha nacido con un énfasis pastoral sobre Europa, ¿cómo hacer esa pastoral en el Viejo Continente?
-Hna. Daría Fernández: El camino aparece cada vez más difícil. Cuando pienso en esta Europa, en la cual hay tantos santos y donde se ha vivido el cristianismo con tanto fervor, me recuerda a los discípulos de Emaús que al encontrarse con la dificultad y el fracaso de sus ideales, huyen. Sabemos que es más difícil creer, ser discípulo de Jesús cuando se ha vivido el desencanto. Pienso que la única forma de hacer pastoral es la que el Maestro realizó con aquellos discípulos, salir al encuentro, interesarse por su situación, escuchar, y ayudarles a encontrar el sentido de lo que estaban viviendo, iluminándolo desde la Palabra y expresándolo en la Eucaristía.
¿Tendría que mejorarse la metodología acaso?
-Hna. Daría Fernández: Creo que son varios desafíos. Uno va en línea de los mismos agentes de evangelización, hoy es fundamental el testimonio, que nos vean personas convencidas y que eso se manifieste en cómo vivimos nosotras la fe, cómo vivimos lo que decimos, cómo se ve en nuestras obras, cómo conjugamos nuestro ser con nuestro hacer. Y esto debe ser muy claro; en nuestra pastoral de la gratuidad son importantes los gestos sencillos, la acogida, una sonrisa, una palabra de aliento, una presencia significativa… Que de verdad se vea que Dios es el centro de nuestra vida, Jesús nuestro referente y María la mujer a quien miramos. Otro desafío es la fraternidad, que nos vean a las Hermanas y laicos unidos y comprometidos en esta tarea de ofrecerles un hogar, una formación, un trabajo… ellos tienen necesidad de encontrar personas que crean en ellos, que se fíen de ellos… El tercer desafío es dejarles ser ellos mismos y ponerlos en camino de trascendencia, sean de la religión que sean, que descubran que tienen metas de eternidad.
Ustedes que trabajan en otros continentes, ¿cómo cree que puede enriquecerse la evangelización en Europa?
-Hna. Daría Fernández: Yo acabo de llegar de Brasil, he vivido allá varios años, y veo allí la frescura, ese deseo de vivir, de descubrir sentidos nuevos para la vida, y de descubrirlo en Jesús. Por mi trabajo anterior he estado también en África, en Asia e incluso en Cuba, y he visto la fe que da sentido a la gente. La fe es un don que hay que cultivar, que no es fácil descubrirla si uno no se desprende de sus propios criterios, de este deseo de protagonismo que tiene hoy el mundo.
¿Cómo va el desarrollo actual de vuestra congregación?
-Hna. Daría Fernández: Somos una congregación sencilla, no muy grande, contamos con 1200 hermanas de 28 nacionalidades y desarrollamos nuestra misión en 122 casas en 21 países de cuatro continentes, pues nos falta Oceanía. Además de las hermanas, contamos con un grupo de 460 laicos comprometidos, en el movimiento Laicos Vicenta Maria (Molavim), quienes viven el carisma como laicos en el mundo, compartimos con ellos espiritualidad y misión. Además tenemos muchos voluntarios, colaboradores, profesores, que nos acompañan en nuestra misión, y esto es una respuesta al Vaticano II, que descubrió la misión de los laicos. Me siento orgullosa de la Congregación, porque en el Capítulo del año 1986, vivimos esta llamada y respondimos con esta frase: “Asumimos gozosamente esta colaboración, como un modo de compartir la misión”. Un año después, salió la Christifideles Laici. Ya el Espíritu nos estaba urgiendo que la misión tenía que ser compartida…
¿Tienen pedidos de nuevas fundaciones?
-Hna. Daría Fernández: Tenemos muchas. Ahora se está estudiando fundar en África, en Burkina Faso, en Mali; también necesitaríamos fundar en Brasil, especialmente en el norte, en la parte de la Amazonía, para cuidar a esas jóvenes de la explotación. En Filipinas acaban de abrir una casa. Hay peticiones de obispos que desearían fundaciones en América, en India, en Europa, pero, por el momento no podemos responder a todas.
¿Están promoviendo algunas causas de beatificación?
-Hna. Daría Fernández: Nuestra fundadora Santa Vicenta María abrió el camino, quien fue canonizada en 1975 por Pablo VI. Diría que hoy tenemos muchas hermanas, a quienes todo el mundo que las conoce dicen que son unas ‘santas’. Al respecto, hemos abierto el proceso de la hermana Stella Iglesias Hidalgo, una española de Asturias, que nació cerca de Covadonga el 12 de abril de 1899. Era hija de una familia numerosa, tuvo que salir a trabajar y, al entrar en contacto con la Congregación, pidió ser admitida. Pasó su vida en Andalucía. Todas la recuerdan por su amor a la Eucaristía y el gran celo apostólico Vivía en el silencio y pasaba desapercibida. Falleció el 24 de noviembre de 1982 y fueron sus jóvenes, a las que ayudó, quienes empezaron a visitar su tumba. Luego solicitaron que se escribiera una oración para pedir favores, así es que podemos decir que fueron sus propias jóvenes quienes iniciaron su causa. Esperamos que algunas de las gracias que dicen obtener a través de ella, sirva como milagro para la causa.
También en otros países, ¿no?
-Hna. Daría Fernández: Luego saltando al otro continente tenemos a la hermana Maria Peña de la Cruz, ‘una joven para las jóvenes’, como la llamamos hoy. En Porto Alegre, Brasil, fue a vivir a nuestra casa y en unos ejercicios espirituales descubrió su vocación y se entregó totalmente al apostolado, con un gran amor a la Eucaristía y a la cruz. Tenía un gran celo apostólico por las jóvenes, especialmente por las más necesitadas, que en ese momento eran las jóvenes de color. También tenemos una de origen japonesa, que aunque no hemos iniciado su proceso, se dice que era muy santa según los que la han conocido. Hay muchas jóvenes laicas que han dado testimonio de haber vivido su vida cristiana con mucha entrega y radicalidad. Entre ellas está Dora del Hoyo, y otras muchas que han sido verdaderos apóstoles en las familias.
¿Qué mensaje le quisiera enviar a las religiosas de la Congregación que leen ZENIT, ante los desafíos de la nueva evangelización?
-Hna. Daría Fernández: Que es el momento de seguir adelante “Fijos los ojos en Jesús”. Contemplar cómo trabajaba, cómo amaba, cómo servía. Si queremos que la nueva evangelización llegue al hombre de hoy, creo que no podremos hacerlo, si no tenemos en cuenta lo que santa Vicenta María nos recordaba: “contemplar a Jesús cuando andaba por los caminos de Galilea”. Y hoy Galilea es el mundo entero, y, en estos caminos, solo desde Jesús, y contando con Jesús, apoyadas en Él, que es siempre fiel, podremos caminar juntas, con nuestros hermanos laicos, al servicio de los jóvenes.
La primera parte de la entrevista puede leerse en: www.zenit.org/article-42899?l=spanish