ROMA, domingo 16 septiembre 2012 (ZENIT.org).- La Bioética es uno de los grandes campos de batalla del siglo XXI para defender la vida humana. Ante el enorme ruido que estas discusiones provocan en los medios de comunicación social, es importante aclarar las ideas para entender lo que está en juego y también para entender la misión de la iglesia en estos debates sociales.
Johannes Habsburg entrevista para el programa Donde Dios Llora, al padre Helio Luciano de Florianópolis, Brasil.
Padre Helio, comenzamos con usted, ¿por qué el sacerdocio?, y ¿por qué la Bioética?
– P. Luciano:Las preguntas sobre la vocación siempre son muy personales, pero en modo general: yo era dentista y llegó un cierto momento en que decidí que mi camino era otro. No creo que he dejado nada por algo peor, o sea, he dado mi vida al Señor en ese campo y por la formación en odontología previa, el obispo me encaminó un poco para que estudiara bioética y que me formara en este campo, que es un campo que la diócesis necesita bastante hoy, así como la iglesia en Brasil.
Si tuviéramos que definir los campos de discusión cuando decimos Bioética, ¿cuáles son los campos típicos a los que nos referimos hoy sobre estas cuestiones?
– P. Luciano: Bueno,la Bioética es una ciencia nueva, con lo cual, no está definida todavía y hay gente que cree que todo es Bioética y hay gente que cree que muy poca cosa es Bioética. Hay temas que no son polémicos como la relación entre el médico y el paciente, las cuestiones de ética de investigaciones científicas que son temas normales dela Bioéticay después hay otros como el aborto, la eutanasia, las células tronco que son los temas que normalmente aparecen en los periódicos y en los medios.
¿Por qué son estos campos de discusión social y por qué son importantes para la iglesia? ¿Qué tiene que ver con el evangelio? Las Bienaventuranzas no hablan de las células estaminales…
– P. Luciano: Muchas veces se confunde a Cristo como una legislación, lo que podemos y lo que no podemos hacer, y no es esto, Cristo es una persona, es perfecto Dios, pero perfecto hombre, y esta perfecta humanidad implica algo en nuestra vida. No es que tengamos que hacer cosas o no podamos hacer cosas, es que tenemos que ser otros Cristos, a eso estamos llamados, en las cosas concretas y prácticas de nuestra vida, no en cosas abstractas, no en una espiritualidad malentendida, sino en cosas reales que se hacen realidad en lo concreto…
…Y que también de alguna forma Cristo nos revela la grandeza de la dignidad de la vida humana, ¿verdad?
– P. Luciano: Claro, la dignidad es un tema, en ese sentido, de vivir como Cristo, o sea, o tienes un respeto profundo por la vida –no solo tuya sino tambien la de los demás–, porque es la dignidad de Cristo que estás respetando; o no eres cristiano. Cristo dice: yo soy el camino, la verdad y la vida. La Vida es importante para Cristo y esa vida no es una vida abstracta es una vida concreta, real, que se hace vida en nuestras vidas.
¿Podemos decir que también de alguna forma, cuando Cristo dice “lo que han hecho a uno de los más pequeños de mis hermanos lo han hecho a mí”, eso como que enfatiza aún más la responsabilidad hacia el prójimo y hacia la persona humana a mi lado, también en este campo de la Bioética?
– P. Luciano: Claro, la dignidad y la vida es igual a todos, el problema es que hay algunos que defienden la dignidad de su propia vida pero no la de otros. Son las viudas del Evangelio, o sea, los pobres del evangelio, de ellos habla Jesús para que se preocupen más, porque ellos mismos no tenían posibilidad de cuidar de su propia vida, de defender su propia vida. Pues esto, en estos campos, por ejemplo en el aborto: una persona que no ha nacido todavía, que no tiene modo de expresar sus derechos, con lo cual, debemos defenderlos.
Por tanto, si tuviéramos que definir también el criterio fundamental de la Iglesia Católica al hablar de estos temas ¿qué es lo que estamos defendiendo?, ¿por qué estamos entrando en temas que algunos dirían “esto no tiene nada que ver con la fe, esto no es un tema de sacristía”? ¿por qué es esto importante y qué busca la Iglesia?
– P. Luciano: Dos cosas: una, la dignidad del ser humano, la iglesia no viene para defender el hombre cristiano o católico, la iglesia viene para defender un modelo de humanidad, lógicamente que no podemos predicar que todos tengan que recibir la eucaristía, la eucaristía es para quien tiene fe y para quien la vive; pero el hombre es hombre y debemos respetar la vida como una verdad natural, o sea, una verdad humana quela Iglesia defiende porque defiende a la persona en sí misma. El otro campo de la bioética más específico es que es una dignidad con un criterio científico claro, o sea, no todo es bioética, no es decir cosas generales, es decirlo con bases científicas: “mira, esto, hace parte de la naturaleza humana”. Una cosa que hablaba Ratzinger hace poco era de ampliar el concepto de racionalidad, o sea, que una persona llore a la muerte de su padre no es algo irracional, por el contrario, si no llora la muerte de su padre es irracional, pues ampliar ese concepto, no es solo una ciencia positiva lo que se puede probar matemáticamente es ciencia, la ciencia es mucho más amplia.
Algunos dicen: “mira, esto son cuestiones de fe, ustedes tienen fe; creen que la vida comienza aquí…por tanto esto es la fe de ustedes, pero no me impongan sus criterios religiosos y de fe al hablar de estos temas, que son cuestión de conciencia personal. Si yo creo que está bien…está bien, para qué me vas a imponer tú una idea tuya”. ¿Qué respondemos a esto?
– P. Luciano: Pues que hay un nivel que es cuestion de fe, sin duda, pero hay un nivel que es de naturaleza humana. Es decir, por ejemplo, ¿por qué la gente se enoja cuando ve a un chico ser agredido? No se enoja porque es católico o no va a decir que no ha agredido por ser católico, porque esos son mis valores… No, es porque es algo de naturaleza humana, porque existe algo en la naturaleza humana que dice “esto no está bien”. No queremos imponer, pero queremos que las personas tengan conciencia de lo que son. No puedo decir: “yo quiero volar…” Tenemos una libertad, lógico, pero esta libertad no llega al punto de decir que podemos cambiar nuestra naturaleza, o sea, no podemos comportarnos como animales si somos seres humanos, y si somos seres humanos, hay uno modo humano de comportarse, y es en este nivel en que la Bioética trabaja.