Con flores a la Inmaculada un bombero corona una vida de labor riesgosa

En la Plaza de España viven la ceremonia con devoción y fe en la protección de la Virgen María

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Por H. Sergio Mora

ROMA, viernes 7 diciembre 2012 (ZENIT.org).- Este año será el oficial de los bomberos de Roma (vigile del fuoco) Alberto Siciliani quien depondrá la corona de flores en estatua de la Virgen, situada en la Plaza España de esta ciudad.

Allí por la tarde, Benedicto XVI rezará y llevará su ofrenda a la Inmaculada y dirigirá unas palabras en este lugar especial, porque como indicó en una visita anterior: “En Piazza di Spagna María está puesta en lo alto, casi como para proteger a la ciudad de Roma”.

“El honor de llevar la corona de flores cada año la tienen los bomberos que están por retirarse. El oficial Siciliano lo hará dentro de dos meses, después de una vida pasada cumpliendo su deber en el cuerpo de los bomberos” indicó a ZENIT el arquitecto Giorgio Ofino, responsable de relaciones externas y prensa del Comando Provincial de los bomberos de Roma.

“La corona –añadió- es llevada a 28 metros de altura y allí debidamente sujetada al brazo de la imagen. Un poco más abajo, en la plataforma situada a 23 metros de altura serán llevados otros 30 ramos de flores lo que dará oportunidad de participar directamente en la ceremonia a una cierta cantidad de bomberos, quienes lo hacen voluntariamente y lo consideran un honor”.

El arquitecto Ofini precisó que “la operación si bien requiere destreza no es peligrosa pues los bomberos están debidamente entrenados para realizarla».

“Cada año en esta fecha y desde hace más de un siglo –indicó el portavoz- los bomberos operan con las escaleras, que hoy son escaleras mecanizadas en camiones, para llevar las flores, y concluyen la oración con el sonido de las sirenas en señal de su devoción”.

Porque “cada bombero vive esta ceremonia con espiritualidad y devoción, uniendo a nuestro personal en un abrazo único y con gran fe en la protección de la Beata Vergine«.

“Junto con Santa Bárbara –dijo- la Inmaculada Concepción constituye una referencia concreta en los momentos de dificultad de este peligroso trabajo que realizan los bomberos de Roma. De hecho es como llamar a la mamma en el momento de la necesidad, para que les ayude sea a ellos que al prójimo que van a socorrer”.

“El cuerpo de los bomberos de Roma está muy ligado a la imagen de la Inmaculada –añadió el portavoz- pues fue inaugurada en 1857 gracias al trabajo de 220 bomberos”.

Un monumento que fue realizado para recordar el dogma de la Inmaculada Concepción proclamado tres años antes por Pio IX, en el cual se indicaba que la Virgen María es el único ser humano sin pecado original.

Es “una columna romana de marmol cipollino encontrada en 1774 en las excavaciones de Campo Marzio y transportada por los presos hasta Plaza de España, fue cubierta casi por en un tercio de su superficie con aros de hierro y ornamentos de bronce para reparar las lesiones que en la antiguedad la habían descartado para su utilización.

Entre los datos curiosos, el arquitecto indicó que la construcción del monumento en la época despertó tanto entusiasmo que la cifra recogida fue superior a los costos, por lo que el resto fue destinado para la exploración de las catacumbas romanas.

La columna tiene una base de mármol y culmina con la estatua de 14 metros, obra de Giuseppe Obici, que la diseñó con los brazos abiertos hacia el cielo y coronada con doce estrellas. El homenaje en Plaza España fue iniciado por Pio XII, el papa romano Eugenio Maria Giuseppe Giovanni Pacelli, y los sucesores pontífices lo perpetuaron en el tiempo hasta nuestros días.

Cuando Benedicto XVI ingrese en la plaza abarrotada de gente y deponga la ofrenda, el coro de la Capilla Sixtina cantará por tercer año consecutivo la Salve Regina y otros polifónicos, iniciando a cimentar una participación que comenzó en 2010.

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ZENIT Staff

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