Siempre impresiona ver un filme en el cual, casi 35 años después, todo lo allí interpretado podría repetirse en nuestros días… Los actores y los escenarios son los mismos: pueblos hostiles a gobiernos y administraciones descontentas por las acciones de los otros. Exgobernantes o políticos refugiados en países protectores, frente a rehenes que cuentan las semanas o meses sin que las negociaciones alcancen algún fruto.
A esto nos traslada el filme Argo (2012), dirigido por Ben Affleck (Berkeley, 1972), quien también interpreta el rol principal del agente encubierto de la CIA, Tony Méndez. Estamos ante la reconstrucción de los hechos vividos en Teherán durante la revolución iraní de 1979, cuando la embajada de los Estados Unidos de América en dicha ciudad fue tomada por los rebeldes.
Como se sabe, estos mantuvieron por meses a un grupo de rehenes, en respuesta a las negativas del gobierno norteamericano de entregar al último Sah de Irán, que había fugado a dicho país ante el golpe islámico del Ayatolá Jomeini.
El film desarrolla la trama del llamado Canadian Caper (o artimaña canadiense), es decir, la operación secreta planeada y ejecutada entre los Estados Unidos y Canadá, a fin de liberar a seis diplomáticos estadounidenses que consiguieron refugiarse en la residencia del embajador canadiense.
Fiel a la realidad –aunque con algunos anacronismos sobre banderas, automóviles, gafas y relojes–, el guión escrito por el novel Chris Terrio (New York, 1976), recoge los hechos del libro homónimo de Tony Mendez y Matt Baglio, publicado después de la desclasificación del informe secreto en 1991.
En este, el mismo agente es convocado por sus superiores, quienes paralizados con la crisis, aceptan la propuesta osada de Méndez. Presionado también por los hechos, el agente propone el armado de un rodaje ficticio de un filme en la turbulenta Irán, donde tendrá que involucrar a los seis prófugos en un intensivo entrenamiento como productores del cine canadiense…
De este modo, al espectador lo atrapan ciclos de tensión y desconfianza, así como de valentía e incertidumbre a la vez. Otros momentos a vivir son la irrupción en la embajada, la inminente cancelación de la operación de rescate, o el interrogatorio a la empleada del hogar iraniana en la casa del embajador y los controles aeroportuarios.
Nos quedamos con dos escenas. Una es cuando, ante la ira in crescendo de los rebeldes –que ya saltaban el muro de la embajada–, los funcionarios diplomáticos proceden a destruir en minutos algunos documentos y sellos oficiales. Otra es aquella con diálogos tensos y desconfiados de los seis refugiados, quienes no saben si esperar o ir detrás de Tony Méndez, sú única vía de salida por el aeropuerto más controlado del mundo en ese entonces…
Para conocer más (en inglés): argothemovie.warnerbros.com/