El 12 de marzo, ¿pura casualidad?

Fechas en la historia de la Iglesia. Carta de un lector.

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Hoy 12 de marzo inicia el cónclave. «Un día que no parece en la historia tener un significado especial» nos indica un lector, padre Sergio Moreno, que ha señalado a Zenit algunos eventos importantes ocurridos en esta fecha, en la historia de la Iglesia, los que reproducimos a continuación.

El 12 de marzo de 1878 vino al mundo una gran santa italiana, muy querida, santa Gema Galgani, una de las primeras mujeres estigmatizadas del siglo XX. Ella acostumbraba a decir: “Denme a Jesús…y verán qué buena seré. Tendré un gran cambio. Nunca más cometeré un pecado. Dénmelo. Lo anhelo tanto, no puedo vivir sin Él”. Como todos los santos, Gema fue probada en el sufrimiento hasta el final de su vida, a los 25 años.

El Papa san Gregorio I Magno, regresó a la casa del Padre un 12 de marzo del año 604. Uno de los grandes Padres de la Iglesia junto a san Jerónimo, san Agustín y san Ambrosio. No sólo es autor de la famosa Regla Pastoral, sino que contribuyó a la evolución del canto gregoriano. Como nuestro querido Papa emérito Benedicto XVI, gustaba de retirarse al monasterio; de hecho, se convirtió en el primer monje de la orden de San Benito en alcanzar el papado al cual, por su ejemplo de vida y su fortaleza espiritual, daría celebridad en todo Occidente.

El 12 de marzo del 417, el Papa Inocencio I entregó su alma al Padre. Gran amigo de san Juan Crisóstomo, se enfrentó al pelagianismo con tanta autoridad y decisión que S. Agustín pronunció aquello de: Roma locuta, causa finita (cuando Roma ha hablado, la causa está terminada).

Cuatro españoles y un italiano: Ignacio de Loyola, Francisco Javier, Teresa de Ávila, Isidro Labrador y Felipe Neri. Todos santos al mismo tiempo, canonizados por el Papa Gregorio XV el 12 de marzo de 1622. ¡Tres grandes fundadores! San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús; Santa Teresa de Ávila, mística doctora de la Iglesia, fundadora de la Orden de las Carmelitas descalzas; y san Felipe Neri, fundador de la Congregación del Oratorio.

La memorable coronación papal que fue la primera en la que se realizó una filmación y la primera coronación difundida en vivo por radio: la del Papa Pío XII, celebrada el 12 de marzo de 1939. El Papa del Cuerpo Místico que nunca dejó de rezar el Rosario cada día a la misma hora, tuvo el privilegio de promulgar el último dogma mariano, la Asunción de María a los cielos, el 1 de noviembre de 1950.

El autor de esta información, que es músico no podía dejar de mencionar al gran organista y compositor francés, conocido por sus sinfonías, Charles-Marie Widor. Falleció el 12 de marzo de 1937. Muy relacionado con las ceremonias del Papa, pues su Toccata de la Sinfonía nº 5 es una de las más sonadas al final de la ceremonia papal.

Otros dos grandes acontecimientos son por un lado, la renuncia de Madre Teresa de Calcuta y, por otro lado, la Jornada del Perdón con Juan Pablo II.

El 12 de marzo de 1997, la renuncia de la beata madre Teresa de Calcuta. El último día que estuvo como guía de la Congregación de las Hermanas de la Caridad, pues al día siguiente presentó su renuncia. Fue reemplazada por sor Nirmala.

Y la Jornada del Perdón, celebrada el 12 de marzo de 2000, con nuestro querido Papa Magno, el beato Juan Pablo II. De todas las ceremonias que nos regaló la Iglesia guiada por el Santo Padre Juan Pablo II durante ese Gran Jubileo del Año 2000 que había iniciado la noche de Navidad de 1999, con la apertura de la puerta santa de la Basílica de San Pedro, una de las que tuvo mayor repercusión, dentro y fuera de la Iglesia, fue la Jornada del Perdón.

De ella destaco estas palabras del beato en su homilía memorable: “Como Sucesor de Pedro, he pedido que «en este año de misericordia la Iglesia, persuadida de la santidad que recibe de su Señor, se postre ante Dios e implore perdón por los pecados pasados y presentes de sus hijos» (ib.). Este primer domingo de Cuaresma me ha parecido la ocasión propicia para que la Iglesia, reunida espiritualmente en torno al Sucesor de Pedro, implore el perdón divino por las culpas de todos los creyentes. ¡Perdonemos y pidamos perdón!”.

“En conclusión, el Cónclave no puede tener mejor comienzo. Que el Señor ilumine a todos los cardenales para la elección del nuevo pontífice, según la voluntad de Dios. Amén”, concluye su misiva el padre Sergio Moreno.                                                                        

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ZENIT Staff

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