De la chimenea de la Capilla Sixtina salió humo blanco a las 19,05 de la tarde, y para que no hubiera dudas la fumata se prolongó durante un buen rato y en abundancia, por lo que era bien visible a pesar de ser ya noche en Roma. Las campanas de la basílica de San Pedro seguían repicando al vuelo, anunciando la gran alegría. ¡Habemus Papam!. A la plaza llena a rebosar acudía gente gritando su entusiasmo y de todas partes se enarbolaban banderas de todos los colores y de todos los países. Faltaba sólo saber quién era el elegido.
Los 115 cardenales reunidos en el cónclave iniciado este martes 12, han elegido al nuevo pontífice de la Iglesia Católica Apostólica y Romana. La fumata blanca, y el sonido de las campanas son el aviso indudable.
En un lapso de tiempo que debe dar lugar a algunas ceremonias previas, el recién elegido papa saldrá al balcón de la basílica, la logia de San Pedro, y un poco antes de asomarse, su nombre será anunciado en latín. Así que habrá que aguzar bien el oído y refrescar los conocimientos de la lengua franca de la Iglesia para saber quién es el sucesor número 266 de san Pedro.
Sabemos que, en este lapso de tiempo, el nuevo papa que ha sido elegido hace pocos minutos, al menos con el voto de 77 de los 105 cardenales, ha sido interrogado por el cardenal Giovanni Battista Re, que en nombre de todo el colegio de los electores le ha pedido el consentimiento: “¿Aceptas tu elección canónica para sumo pontífice?”. Una vez recibido el consentimiento, le ha preguntado: “¿Con qué nombre quieres ser llamado?”.
A este punto el maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, monseñor Guido Marini, actuando como notario y teniendo como testigos a los dos ceremonieros, que han sido llamados en ese momento, ha levantado el acta de la aceptación del nuevo pontífice y escrito el nombre que ha tomado.
¿De quién se trata y qué nombre toma?, aún estamos por descubrirlo.
Sabemos que ha aceptado, pues los encargados acaban de quemar las papeletas que dieron origen a la fumata blanca.
A este punto el papa debe estar en el llamado «cuarto de las lágrimas», en el que se vestirá por primera vez con las vestiduras papales, confeccionadas por la sastrería eclesiástica Gammarelli, y desde allí regresará a la Capilla Sixtina.
Allí se realiza una pequeña ceremonia con una lectura del Evangelio en la que se lee (Mateo 16, 13-19) «Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia».
A este punto los cardenales le prestan obediencia, y cantan el Tedeum.
En pocos minutos veremos al cardenal protodiácono, Jean-Louis Tauran, que se asoma a la Logia o balcón central de la basílica de San Pedro para anunciar al pueblo la elección del nuevo papa y qué nombre ha escogido.
El papa electo mientras tanto se dirige, y esto es una novedad, a la Capilla Paulina para rezar delante del Santísimo.
Tras la oración, en pocos minutos, el papa saldrá al balcón para impartir su primera bendición a la ciudad de Roma y al mundo entero, Urbi et Orbi, la cual tendrá indulgencia plenaria.