Una larga fila de políticos, con distintos niveles de representación aguardaban para saludar al papa Francisco. Unos más acostumbrados que otros al protocolo diplomático. Unos más queridos que otros por su pueblo. Unos más dignos representantes que otros. Pero todos tuvieron cabida en la plaza de la catolicidad porque ya lo dijo el portavoz vaticano: a nadie se privilegia y a nadie se rechaza. Nunca hubo tantas mujeres jefas de Estado.
Estaban previstas 132 delegaciones oficiales a la Misa de hoy, lo cual no quiere decir que al final no fueran más porque la ceremonia está abierta a todos y pudo haber cambios de última hora.
“Las delegaciones –subrayó el portavoz vaticano padre Lombardi- vienen a Roma siguiendo las informaciones, que sobre este acontecimiento envía el secretario de Estado. No hay ‘invitaciones’. Todos aquellos que quieran venir son bienvenidos. El orden depende del protocolo y el nivel de la delegación. Es importante que quede bien claro”.
Las delegaciones más significativas son las de Argentina, por ser el país natal del papa, encabezada por la presidenta Cristina Fernández. Una superdelegación de 140 personas, aunque dudamos de que todos estuvieran en los lugares preferentes reservados junto a la estatua de san Pablo. Se observó al presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, al canciller Héctor Timerman, y al titular de la Unión Industrial Argentina, José de Mendiguren. Así como el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti.
Por Italia, también en lugar preferente, el presidente Giorgio Napolitano al frente, y el primer ministro Mario Monti, así como los presidentes del Senado y la Cámara de la Corte Constitucional.
Hubo seis soberanos reinantes. 31 jefes de Estado o de Organizaciones Internacionales, tres príncipes herederos, once jefes de Gobierno, el vicepresidente de Estados Unidos y también delegaciones encabezadas por primeras damas, vicepresidentes, viceprimeros ministros, presidentes del Parlamento, ministros, embajadores, y otros dignatarios.
Los medios de comunicación subrayan alguna presencia poco grata. Pero ya lo dijo el portavoz vaticano: “Ninguno es privilegiado o rechazado”. Poco grata la del presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, acusado de violaciones de derechos humanos, que tiene prohibido pisar la Unión Europea desde 2002, aunque no El Vaticano.
Otra presencia polémica, la del presidente de Paraguay, Federico Franco. Su país fue suspendido por diversos organismos regionales por cuestionársele acciones políticas poco claras en la expulsión del exmandatario Fernando Lugo. Franco, devoto católico, incluye con frecuencia en su agenda actividades religiosas. Anunció que regalaría un juego para beber mate al papa, a quien describió como un “jesuita humilde, gran luchador contra la pobreza”.
Entre los asistentes estaban los príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, que charlaban con los príncipes de Holanda, Guillermo y Máxima. La delegación española se completaba con el presidente del gobierno Mariano Rajoy, su esposa y tres ministros.
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, bautizada pero no practicante, se define como “cristiana antes que todo”, y “en un segundo momento católica”. Dijo que en su país los fieles esperan con expectación el viaje del papa a Río de Janeiro para la Jornada Mundial de la Juventud, en julio próximo.
Cercano a las enseñanzas cristianas se declara el presidente en funciones de Venezuela Nicolás Maduro, quien reiteró su convicción no sólo desde un punto de vista personal y espiritual sino también ideológico. Pero quien encabezó la delegación venezolana, en un momento delicado, ha sido el otro hombre fuerte del periodo post-Chávez, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela Diosdado Cabello. Maduro al comunicar la designación por Twitter decía:“Como Francisco de Asís, necesitamos un Papa de los pobres”.
El gobernante boliviano Evo Morales aseguró varias veces que es católico de base, pero no practicante. La religión oficial en Bolivia fue la católica hasta 2009, cuando Morales promulgó la nueva Constitución, que declaró al país Estado laico. Morales expresó en una carta al papa su voluntad de mantener y reforzar la relación entre el Vaticano y su país. Sin embargo no asistió a la ceremonia de inicio del pontificado.
El uruguayo José Mujica, que tampoco estuvo, no profesa ninguna religión, aunque en alguna ocasión se declaró casi panteísta, porque ama la tierra por encima de todo, pero le pidió al papa “que se acuerde de los pobres”. Asistió el vicepresidente Danilo Astori, que sí es católico. Desde Montevideo, la primera dama Lucía Topolansky explicó que no habían viajado al Vaticano porque «no somos creyentes y Uruguay es un país laico».
La delegación de Chile la encabezó su presidente, Sebastián Piñera, católico, que en sus discursos muy a menudo nombra a Dios y cita pasajes de la Biblia. Viajo junto a su esposa, Cecilia Morel.
El ecuatoriano Rafael Correa, católico practicante, aseguró que tener un papa latinoamericano “es algo histórico, sin precedentes”.
El guatemalteco Otto Pérez Molina, católico, el último mandatario latinoamericano que fue recibido en audiencia por Benedicto XVI, envió a su canciller, Fernando Carrera.
Porfirio Lobo, el presidente hondureño, viajó con su esposa Rosa Elena y sus hijos Said y Luis, así como la directora ejecutiva del Despacho Presidencial, Diana Valladares, y el jefe de la Guardia de Honor Presidencial, Andrés Felipe Díaz. Honduras, tras los acontecimientos políticos vividos en los últimos años, necesita el reconcimiento internacional. Según el comunicado oficial, tras enterarse de la elección, el mandatario hondureño expresó en Twitter, que el pontífice “es el encargado de llevar el mensaje de paz y amor por el mundo”, y que “Dios lo ilumine y bendiga”. “Hoy es un día de júbilo para la feligresía católica habemus papam. Por primera vez un latinoamericano, Francisco”, manifestó. La pareja presidencial hondureña encargó al escultor Jesús Zelaya una réplica de la imagen de la Virgen de Suyapa, que será colocada en los jardines de la Ciudad del Vaticano.
El vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden, católico, encabezó la delegación estadounidense. Biden estaba acompañado por la líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, la republicana Susana Martínez, gobernadora del estado de Nuevo México, y el presidente de la Universidad de Georgetown, John DeGiogia. El presidente Barack Obama calificó recientemente como un reconocimiento de la vitalidad de las Américas la elección del papa Francisco.
El gobernador general de Canadá, David Johnston asistió en funciones de jefe de Estado del país, en representación de la reina de Inglaterra Isabel II, quien es oficialmente monarca de Canadá como país de la Commonwealth.
Enrique Peña Nieto, presidente de México, católico, siempre defendió el Estado laico según la Constitución de su país, lo que, aclaró, “no significa un Estado antirreligioso”. Asistió para iniciar una relación “cordial y cercana” con la Santa Sede, dijo. Señaló que la base de la política exterior de su gobierno será trabajar para “fortalecer la presencia de México en el mundo”, y para que el país “se deje ver, escuchar y sentir”. Esta es la primera vez en la historia moderna en la que un presidente mexicano asiste en El Vaticano como jefe de Estado a la inauguración de un pontificado. Cuando se eligió a Juan Pablo II no había relaciones diplomáticas entre los dos estados, y cuando Benedicto XVI fue elegida, Marta Sahagún, esposa del presidente Vicente Fox, como representante de México. Con la elección del papa argentino, Peña Nieto escribió en su cuenta de Twitter: “Saludamos con respeto y afecto al Papa Francisco I, jefe del Estado Vatic
ano, con quien deseamos establecer una relación cordial y cercana”.
La canciller María Ángela Holguín encabezó la delegación designada por el presidente Juan Manuel Santos para representar a Colombia. Completaban el grupo el expresidente César Gaviria, el procurador general de la República, Alejandro Ordóñez, y el antiguo embajador ante la Santa Sede, el abogado Guillermo León. El pasado día 13 el gobierno de Santos transmitió sus congratulaciones por la elección del papa argentino. La canciller afirmó que Colombia espera fortalecer las relaciones diplomáticas con la Iglesia.
El canciller peruano, Rafael Roncagliolo representó al gobierno peruano, según una resolución firmada por el presidente Ollanta Humala y el primer ministro Juan Jiménez.
La delegación dominicana, fue encabezada por la primera dama Candilla Montilla, además del ministro administrativo de la Presidencia José Ramón Peralta, y el vicecanciller José Manuel Trullols. A ellos se unió el embajador ante la Santa Sede Víctor Grimaldi. Tras la elección del papa, el presidente dominicano Danilo Medina le expresó «un fervoroso saludo de felicitación» y pidió la bendición apostólica para todo el pueblo dominicano.
La presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, anunció que entregaría al papa un certificado con una dirección de internet en donde podrá ver en vivo su árbol, sembrado en las instalaciones del Instituto Nacional de Biodiversidad (InBio). El árbol espavel (Anacardium excelsum) fue bautizado como Francisco, igual que el Papa, y ahora crece junto a un lago en el parque del InBio. Chinchilla aseguró que este árbol representa la «sombra generosa» que espera que el sumo pontífice entregue a la humanidad. La presidenta, acompañada por la ministra de Economía, Industria y Comercio, Mayi Antillón, indicó que aprovecharía su encuentro con el pontífice para invitarlo a visitar Costa Rica. Su país es uno de los pocos estados confesionales católicos del mundo, y Chinchilla es reconocida como católica con gran cercanía a la Iglesia. Ambos estados mantienen desde hace casi dos años una negociación para establecer un concordato que regule las relaciones bilaterales.