Hacen falta pastores con olor a oveja

Declaraciones del cardenal Bergoglio pocos días antes de ir a Roma para el Cónclave

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El padre Ángel Strada, en el programa Alianza de amor de la radio del Movimiento Apostólico de Schoenstatt, habla sobre el encuentro que tuvieron con el cardenal Bergoglio en la reunión anual de sacerdotes de este movimiento de Argentina y Paraguay, días antes de dar comienzo el cónclave.

El padre Strada reconoce la gran sorpresa con la que recibieron la noticia de que el cardenal Bergoglio había sido elegido papa, ya que los medios de comunicación no le daban como «candidato» por la edad que tiene, aunque el padre Strada admite que los que le conocen sabían que era un gran candidato por sus cualidades. «El nombre que él ha elegido ya es un programa, Francisco fue un Evangelio vivido», dice en la entrevista.

A continuación, cuenta cómo los padres que trabajan en Argentina, Paraguay y Uruguay se reúnen anualmente, y siempre tienen la inquietud de invitar a ese encuentro, que dura varios días, a alguna personalidad para enriquecer, intercambiar y dar a conocer la comunidad de Schoenstatt. Seis meses antes ya pensaron en el cardenal Bergoglio por el aprecio que le tienen y porque pensaban que por la edad ya iba a presentar su renuncia. El mismo cardenal llamó a la comunidad para avisarles que él viajaba al cónclave pero que el encuentro no se suspendía y que les esperaba el sábado 23 de febrero por la mañana en la curia de Buenos Aires. «Nos dijo que no iba a dar ninguna conferencia, que le hiciéramos preguntas y que quería que intercambiáramos», cuenta.

Una de las preguntas que le hicieron fue qué perfil debería tener el nuevo papa. El cardenal Bergoglio les respondió: «Les voy a decir cosas evidentes pero son las cosas en las que yo creo. Primero, tiene que ser un hombre de oración, un hombre profundamente vinculado a Dios. Segundo, tiene que ser una persona que cree profundamente que el dueño de la Iglesia es Jesucristo y no él y que Jesucristo es el Señor de la historia. Tercero, un buen obispo. Debe ser un hombre que sabe cuidar, acoger, tierno con las personas, que sabe crear comunión. Y cuarto, debe ser un hombre ahora que ayude a reformar la Curia». Sin quererlo, continua el padre Ángel, hizo una descripción de sí mismo. Es «un gran don del cielo que el cónclave le haya elegido», añade.

Hablando a nivel más personal, Strada cuenta lo que sintió cuando se despidió de él. «Me preguntó cómo iba la causa de la canonización del padre Kentenich (fundador del movimiento) y cuando nos despedimos pensé qué lástima que este hombre no vaya a ser elegido papa, pensando en el impedimento de la edad, pero ojalá sea alguien como él». Cuenta además cómo el cardenal Bergoglio bromeó sobre la posibilidad que lo eligieran, «nosotros le preguntamos como estaba la salud de él por el pequeño problema que había tenido en las piernas y nos respondió que ya estaba muy bien, un padre le dijo que tuviera cuidado porque, ya con buena salud, los cardenales le podían elegir papa, y nos respondió que no nos hiciéramos a esa idea y que ya lo tenía pensado, que iba a entrar al cónclave con un bastón, y los cardenales pensarán que a ese viejito no le vamos a elegir nunca».

«Una idea fija que tiene él –continúa narrando el padre Strada- la expresa con estas palabras: hay que buscar una Iglesia que esté en la calle. Él piensa que la Iglesia no debe cerrarse sobre sí misma porque se enferma. Tiene que ir a buscar a los hombre. Dice que nos equivocamos al pensar que en el rebaño tenemos 99 ovejas y hay una oveja descarriada que está afuera. Y es exactamente al revés, en el rebaño tenemos una oveja y hay 99 que están afuera, y el error nuestro es dedicarnos a la única ovejita que tenemos dentro». Cuenta el padre que a ellos les dijo «hoy no hacen falta clérigos, no hacen falta funcionarios clericales, hacen falta pastores que tengan olor a oveja, pastores que estén con las ovejas, que nunca las apaleen sino que las cuiden con mucho amor».

Finaliza la entrevista hablando del aspecto mariano del santo padre, que demostró con su primer gesto como pontífice de acudir a Santa María la Mayor, para hacer una ofrenda con flores a la Virgen, como un niño que le va a regalar flores a su madre. Y destaca también su labor pastoral y de cercanía a los hombres cuando dice que la Iglesia tiene que ser tierna y salir a buscar a los hombres. 

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