La ciencia es una de las vías posibles del hombre para encontrar a Dios, y la fe no depende de una ecuación, un algoritmo o una fórmula científica.
Aunque la comunicación simplificada de los medios tiende todavía hoy a representar el prejuicio, ya superado, de un conflicto entre ciencia y fe –haciendo absoluta la visión científica del mundo y propagando una visión reductiva de la persona humana, casi como si fuese la sólo la suma de elementos físicos– emerge en muchos jóvenes estudiantes la pregunta religiosa.
¿Cuál es el rol de la universidad en el definir la relación entre fe y ciencia? Es lo que han discutido los obispos responsables de las conferencias episcopales de Europa en París del 4 al 7 de abril.