Representantes de trece países y más de 150 personas participan en México desde ayer y hasta el 12 de abril de la Conferencia Latinoamericana sobre Trata de personas con el lema “Transformemos en acción el silencio y la omisión frente a la trata y el abuso de los más vulnerables”.
La reunión se enmarca en la V Conferencia Regional para Latinoamérica y el Caribe de la UMOFC (Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas), una organización con representación en la UNESCO y la FAO, y más de cien años de historia, nucleando a decenas de organizaciones de mujeres en unos sesenta países.
Mónica Santamarina, vicepresidenta general y vicepresidenta para América Latina y el Caribe de la UMOFC, recordó en la apertura del encuentro que se habla “del segundo negocio más grande del mundo». «Hoy –precisó–, genera más utilidades comprar y vender personas que comprar y vender armas. Eso nos tiene que doler. Tenemos que sensibilizar. Cuántos todavía cerramos los ojos, no entendemos, no queremos ver. Hay que sensibilizar, aprender, actuar. La labor de prevención siempre es la de mejores resultados. Tengamos esperanza. Con que una persona se logre recuperar ya valió la pena todo el esfuerzo”.
Para María Giovanna Ruggieri, italiana, presidenta general de la UMOFC, “la trata de personas es el mayor azote del siglo XXI”. Frente a ello, dijo, “queremos ser voz de la Iglesia, ofrecer inspiración, estímulo, compromiso del amor en acción”. Mencionó, entre las causas de la trata, la “pobreza moral que lleva a muchos con buenos ingresos a considerar a las personas, mujeres, niños, objetos y fuente de su placer personal”. Destacó que la trata es una “tragedia que afecta a mujeres cada vez más jóvenes». «Queremos conocer –aseguró–, comprender las causas, ver qué acciones se llevan a cabo en distintos países, preguntar por la responsabilidad de los ciudadanos, la responsabilidad del cliente, de los gobernantes, de la sociedad”.
Monseñor Gustavo Rodríguez Vega, obispo de Nuevo Laredo y miembro del Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), ofreció un aporte original a la definición de trata de personas: “Yo añadiría a esta definición, ya clásica, otra forma de esclavitud que se da en el mundo actual, que es la esclavitud con fines delictivos. En mi Diócesis como en muchos otros lugares afectados por la violencia y el crimen organizado, muchos adolescentes y jóvenes son tomados por la fuerza para trabajar a favor de un grupo delictivo, bajo la amenaza de matarlos o, peor aún, la amenaza de hacer daño a sus seres queridos. Otros que ingresaron en los grupos, tal vez atraídos por el deseo de dinero fácil, o por motivos de venganza, en el momento de querer retirarse, son igualmente forzados a permanecer en el grupo por motivos de seguridad”.
Los participantes, varones y mujeres, llegaron desde Cuba, Argentina, Brasil, Venezuela, Colombia, Honduras, Costa Rica, Guatemala, Nicaragua, Estados Unidos, España, Italia y México, para analizar cómo operan las redes de tratantes, y señalar quiénes son víctimas, victimarios y consumidores; explotación para pornografía infantil, turismo sexual, explotación laboral, tráfico de órganos.
También se informarán, con datos ofrecidos por especialistas sobre cuál es el panorama de la trata en Hispanoamérica; el comportamiento de los medios de comunicación ante a la trata; la captación en redes sociales y plantearán estrategias de denuncia y orinetación a las víctimas.
“La trata no es solamente que vengan los Zetas, rapten a una mujer y la obliguen a prostituirse. Tenemos a niños y niñas forzados a trabajar –dijo la maestra Mónica Salazar, del Colectivo contra la Trata de Personas, A.C.– ¿Quién no ha escuchado que se puede ir a la sierra o a Oaxaca a buscar una niña para trabajo doméstico, y llevársela a su casa a trabajar y ni siquiera se le paga? Es “normal”. ¿Y si me pasara a mí? ¿Por qué podemos hacerle eso a ellas? Muchos de nuestros conocidos, familiares, colegas conocen este fenómeno y lo ven natural. ¿En qué consiste la trata? Entre otras cosas, en estas “prácticas culturales” que tenemos que cambiar para vencer a esta esclavitud moderna. La trata está más cerca de lo que crees. Hay que informar y concienciar”, agregó Salazar.
En la catedral metropolitana de México, los asistentes compartieron la celebración de la Eucaristía, presidida por monseñor Carlos Aguiar Retes, arzobispo de Tlalnepantla y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).
Luego siguió una reflexión sobre la dignidad y libertad de la persona en la Doctrina Social de la Iglesia, a cargo de Eduardo Bonnín Barceló, presbítero escolapio, doctor en Teología Moral.
En un panel moderado por Mayra Rojas Rosas, directora de Infancia Común, intervinieron la maestra Mónica Salazar (Qué es la trata, clasificación y factores sociales y culturales que inciden en ella), el antropólogo Oscar Montiel Torres (Cómo operan las redes de tratantes) y la psicóloga Susana Hernández, del Centro Antonio de Montesinos (Víctimas, victimarios y consumidores).
“El proxeneta ejerce un acto primario de poder para someter, engañar a una mujer, anular su autonomía, por medio del dominio físico o psicológico; amenaza de muerte real o simbólica; falsa promesa de futuro mejor –-expuso Oscar Montiel Torres–. Les quitan sus relaciones sociales, familiares y jurídicas… Les dan identidades falsas; tanto, que cuando estas mujeres son desechadas y mueren van a parar a la fosa común, porque tienen carnet de identidad falsos y nadie sabe quiénes son… Les dicen que les dan una nueva “familia”, que los proxenetas son su familia. Mentira, nunca serán su familia. Son mujeres desechables”.
“En México últimamente están metiendo presos a muchos proxenetas. Pero eso no sirve si no hay reeducación –agregó Montiel Torres–. ¿Cómo reconstruimos la masculinidad violenta que tienen esos hombres para evitar que sigan reproduciendo ese patrón en su entorno?. Porque irán a visitarlos a la cárcel sus amigos, parientes, hermanos, hijos… Que no cometerán sus “errores” para no caer presos y emplearán métodos cada vez más sofisticados para engañar. Porque son dinámicos, se adaptan a las circunstancias, acá o en Estados Unidos, donde sea”.