Este martes, 23 de abril, memoria litúrgica de san Jorge, el papa celebró en la Capilla Paulina del Vaticano, una misa con los cardenales. Con motivo de su santo, toda la Iglesia, y también quienes trabajan en Radio Vaticano expresaron su afecto al pontífice, Jorge Mario Bergoglio. Muchísimas son las felicitaciones y las muestras de cariño, adhesión y aprecio a su persona y a su magisterio que llegan de todo el mundo al Pontífice. San Jorge es venerado como un mártir de Cristo, según la tradición, vivió en el siglo III.
El santo padre en el día de su onomástico –informa Radio Vaticano- presidió a las 10 de la mañana de ayer en la Capilla Paulina del Vaticano, una misa con los cardenales residentes en Roma. El pontífice agradeció a los purpurados el haber venido a concelebrar con él la Eucaristía. “Gracias –dijo- porque yo me encuentro muy bien acogido por ustedes. Gracias, me siento bien con ustedes”.
Ayer se celebró también a otros Jorges destacados, como dos figuras muy cercanas al papa emérito Benedicto XVI: su hermano Georg y el prefecto de la Casa Pontificia, Georg Gänswein.
Fervor, Iglesia madre y misión
El papa centró su homilía en tres puntos: el fervor de evangelización de los primeros cristianos; la Iglesia Madre que nos da la fe; y la dulce y consoladora alegría del misionero. Francisco afirmó que “no se puede creer en Jesús sin la Iglesia”.
«La lectura de hoy me hace pensar que en el momento en que estalla la persecución se desata también la actividad misionera de la Iglesia. Y aquellos cristianos habían llegado hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, y habían proclamado la Palabra. Tenían dentro este fervor apostólico… La fe viene difundida de esta manera», afirmó Francisco.
Explicó que la iniciativa de evangelizar y llegar hasta el punto de hablar de ello también a los griegos fue una gracia que infundió el Espíritu Santo, que empujaba cada vez más a los primeros apóstoles.
“Pero en Jerusalén –dijo el papa- esto les puso un poco nerviosos y enviaron a Bernabé, “en visita apostólica”.
«En sentido humorístico, podemos decir –explicó- que la visita de Bernabé fue el inicio teológico de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Y el vio, y vio que las cosas iban bien. Y así la Iglesia es Madre, Madre de más hijos, de muchos más hijos. Se convierte en Madre, Madre, Madre cada vez más. Madre que nos da la fe, la Madre que nos da una identidad. Pero la identidad cristiana no es una tarjeta de identidad: la identidad cristiana es la pertenencia a la Iglesia, porque todos ellos pertenecían a la Iglesia, a la Iglesia Madre. Porque, encontrar a Jesús fuera de la Iglesia no es posible. El gran papa Pablo VI dijo: ‘Es una dicotomía absurda, querer vivir con Jesús sin la Iglesia, seguir a Jesús fuera de la Iglesia, amar a Jesús sin la Iglesia’. Y la Iglesia Madre que nos da Jesús nos da la identidad que no es sólo un sello: es una pertenencia. Identidad significa pertenencia. ¡Pertenecer a la Iglesia, esto es hermoso!».
Y Bernabé comprobó con sus propios ojos –ha dicho el papa– que “una gran multitud fue agregada al Señor, tuvo una alegría”. «Cuando llegó y vio la gracia de Dios, se alegró»: Éste es el gozo del evangelizador. Y como decía Pablo VI, ‘es la alegría dulce y reconfortante de la evangelización’. Y esta alegría empieza con una persecución, con una gran tristeza, y termina con alegría. Y así, la Iglesia sigue adelante, dice un santo –no me acuerdo ahora quién- ‘entre las persecuciones del mundo y los consuelos del Señor’”.
“Así es la vida de la Iglesia. Si queremos ir un poco por el camino mundano, de la negociación con el mundo, como hacían los Macabeos –ha dicho el Papa–, nunca tendremos el consuelo del Señor”.
Si buscamos solo el consuelo, será un consuelo superficial, no el del Señor, que es un consuelo humano: «La Iglesia siempre va entre la Cruz y la Resurrección, entre las persecuciones y los consuelos del Señor. Y éste es el camino: quien va por este camino no se equivoca. Pensemos hoy en la actividad misionera de la Iglesia: ellos salieron de sí mismos para evangelizar. Incluso aquellos que tuvieron el coraje de proclamar a Jesús a los griegos, una cosa casi escandalosa en aquel momento. Pensemos en esta Madre Iglesia que crece, crece con nuevos hijos a los que se da la identidad de la fe, porque no se puede creer en Jesús sin la Iglesia».
Sobre la tradición y la leyenda de san Jorge se puede leer: http://www.zenit.org/es/articles/de-san-jorge-y-el-dragon-a-la-rosa-el-libro-y-el-amor.