El obispo de Ciudad Rodrigo, (Salamanca), monseñor Raúl Berzosa ha viajado hasta Rímini para compartir y vivir el encuentro de la Renovación Carismática en Italia que celebra su XXXVIII congreso nacional de animadores y responsables del 1 de octubre al 4 de noviembre.
El obispo ha hablado tentaciones que vive el discípulo-misionero, ya que es necesario entender las estrategias que utiliza el espíritu de mal. En primer lugar la ideologización del mensaje del evangelio entre las que están: el reduccionismo social, la ideologización psicológica, la propuesta gnóstica que se da mayormente en grupos de élite donde se tiende a verse como ‘católicos iluminados’ y la propuesta pelagiana, que busca una solución únicamente disciplinal. Una segunda tentación sobre la que ha advertido el prelado español es el funcionalismo. Su acción en la Iglesia es paralizante, esta concepción no tolera el misterio porque va a la eficacia. Y la tercera tentación que ha explicado es el clericalismo, que según ha indicado monseñor Berzosa, en la mayoría de los casos, se trata de una complicidad pecadora: el párroco clericaliza y el laico que piede por favor que lo clericalice, porque en el fondo le resulta más cómodo.
El prelado español lo ha señalado durante su charla sobre «La misión, programa y paradigma de la Iglesia» reflexionando sobre el mandato de Jesús «Id y haced discípulos míos».
Ha recordado también que «no hay Iglesia sin misión» y que el «centro de la Iglesia es la periferia». Asimismo ha señalado que no podemos olvidar que la fuerza de la evangelización viene de Dios. Frente a la tentación de cerrarse, debemos abrirnos a la misión para el crecimiento de la comunidad cristiana, ha indicado. También ha recordado que la evangelización es una labor que debemos asumir, incluso para llegar a los más alejados, se podría hablar de una misión Ad Gentes en Europa, «una misión continental como está Latinoamerica».
Del mismo modo, ha reforzado en varias ocasiones la importancia de que la comunión y la evangelización deben ir unidas. Porque el discípulo no está aislado, vive una misión continental. Así ha invitado a realizar una conversión pastoral, en la que la brújula sea la identidad católica que nos lleve a la evangelización.
Para finalizar ha dado algunos «criterios eclesiales» para la misión. A la luz del Espíritu, comprender el camino que Dios quiere para este nuestro hoy. Dios es real y se manifiesta en el hoy. El hoy es lo más similar a la eternidad y en el hoy se juega la vida eterna.
En un segundo aspecto ha recordado que el discipulado misionero es vocación: llamada e invitación. Es tensión y no estático, el discípulo misionero vive en las periferias, no en el centro. El que está en el centro es Jesús que convoca y envía, ha subrayado monseñor Berzosa.
El tercer criterio a tener en cuenta es el hecho de que si la Iglesia se pone al centro se hace autorreferencial, Cristo quiere una Iglesia esposa, madre, cuerpo de Cristo Sierva, maestra de la fe y no ‘controladora de la fe’. Como cuarto ha señalado dos ‘categorías personales’ que surgen de la originalidad del Evangelio. Dos ‘criterios’ para valorar el mundo en el que vivimos el discipulado misionero: la cercanía y el encuentro, el modo en el que Dios se ha mostrado al mundo, la Iglesia no es nuestra es de Cristo. En el último criterio ha reflexionado sobre el hecho de que todos somos evangelizadores, y es necesario estar cerca de la gente y los hermanos, con gran mansedumbre, paciencia y misericordia.
Monseñor Berzosa ha subrayado que el motor de la Evangelización es el Espíritu Santo y de su acción surgen nuevas energías y un nuevo modo de hacerlo.