El encuentro anual que ha mantenido una delegación de obispos – representantes de diferentes Conferencias Episcopales Europeas y de las Conferencias de Obispos Católicos de Estados Unidos y de Canadá – con la Asamblea de Ordinarios de Tierra Santa que inició el 11 de enero ha concluido hoy.
Esta 14ª reunión se ha desarrollado en Gaza, Tel Aviv y Belén, y ha servido para que los prelados se acerquen a la realidad eclesial, social y política de Tierra Santa, y conozcan el trabajo “in situ” de las agencias católicas. Con estos objetivos comenzaron hace unos años estos encuentros de carácter pastoral, que cuentan con el apoyo de la Santa Sede y de las conferencias episcopales que habitualmente participan en la reunión.
Actualmente, es la Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales la que asume la responsabilidad de organizar el encuentro, tras unos años en los que le correspondió a la Conferencia Estadounidense de Obispos Católicos.
El viaje tiene, sobre todo, un sentido de peregrinación, por lo que, además de los diferentes actos protocolarios, los obispos han visitado, individualmente o en grupos, las comunidades católicas y han compartido sus celebraciones litúrgicas.
A continuación ofrecemos el comunicado final:
Los obispos invitan a ser líderes de esperanza
Como obispos de Europa, África del Sur y Norteamérica hemos peregrinado hasta Tierra Santa para apoyar a la comunidad cristiana, rezar con ella, y defender la causa de la paz. En Gaza hemos sido testigos de la profunda pobreza de la gente, y de la presencia valiente de las pequeñas y vulnerables comunidades cristianas que allí se encuentran.
Gaza es un desastre provocado por el hombre, un escándalo que nos interpela, una injusticia que clama al mundo una resolución. Hacemos un llamamiento a los líderes políticos para mejorar la situación humanitaria de la población de Gaza, asegurando el acceso a las necesidades básicas para que puedan tener una vida digna, las posibilidades de desarrollo económico, y la libertad de movimiento.
En la situación aparentemente desesperada de Gaza, nos hemos encontrado personas con esperanza. Nos sentimos alentados por nuestra visita a pequeñas comunidades cristianas, que día tras día, a través de muchas instituciones, consiguen llegar a los más pobres entre los pobres, tanto musulmanes como cristianos. Seguimos rezando y apoyando a los sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que trabajan en Gaza. Ellos llevan a cabo un ministerio de presencia, cuidando a niños discapacitados y a los ancianos, y enseñando a los jóvenes.
Su testimonio de fe, esperanza y amor nos ha llenado de esperanza. Esta es precisamente la esperanza necesaria en este momento para lograr la paz, una paz que sólo puede ser construida sobre la justicia y la igualdad para ambos pueblos. Los palestinos y los israelíes necesitan desesperadamente esta paz. Por ejemplo, en el Cremisan valley la ruta de la barrera de seguridad amenaza los terrenos agrícolas cultivados durante generaciones por 58 familias cristianas. Las actuales conversaciones de paz se encuentran en un momento crítico. Ahora es el momento para garantizar que se cumplen las aspiraciones de justicia por ambas partes.
Urgimos a los organismos oficiales para que no sean un obstáculo y se conviertan en líderes de la esperanza. Hacemos un llamamiento a que escuchen las palabras del Papa Francisco, quien recientemente dijo al Cuerpo Diplomático: «es un signo positivo que se hayan retomado las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos, y deseo que las partes asuman con determinación, con la ayuda de la Comunidad internacional, decisiones valientes para encontrar una solución justa y duradera a un conflicto cuyo fin es cada vez más necesario y urgente (13 de enero2014).
Dejamos Tierra Santa, pero los obispos y las personas de la iglesia local permanecen en nuestros corazones. No están solos. Con ellos, nosotros también somos gente de esperanza. Rezamos para que la visita del Papa Francisco a Tierra Santa refuerce la esperanza en la región. Creemos que una paz duradera es posible.
(Traducción no oficial)
Los firmantes del comunicado final:
Mons. Stephen Brislin, Sudáfrica
Mons. Pierre Burcher, Escandinavia
Mons. William Crean, Irlanda
Mons. Michel Dubost, Francia
Mons. Paul-Andre Durocher, Canadá
Mons. Patrick Kelly, Inglaterra y Gales
Mons. William Kenney, Inglaterra y Gales
Mons. Declan Lang, Inglaterra y Gales
Mons. Denis Nulty, Irlanda
Mons. Richard Pates, Estados Unidos
Mons. Thomas Renz, Alemania
Mons. Janusz Stepnowski, Polonia
Mons. Joan Enric Vives, España