Al término de una reunión en Estambul de los patriarcas de la Iglesia Ortodoxa –que representan a 250 millones de cristianos en el mundo– han solicitando este domingo un fin pacífico a la crisis en Ucrania.
En un comunicado recogido por la agencia de noticias Europa Press, doce líderes de las iglesias ortodoxas autónomas han solicitado «negociaciones pacíficas y una reconciliación devota en la actual crisis en Ucrania», al tiempo que han denunciado «la amenaza de la ocupación violenta de monasterios e iglesias» en el país.
Por su parte, la Iglesia Ortodoxa rusa, con 165 millones de fieles y la más importante de todas, emitió ya en febrero un comunicado junto al Ministerio de Exteriores ruso para denunciar lo que describió como ataques contra varios monasterios en las localidades de Kiev y Pochayiv (al oeste).
En las últimas semanas, las tensiones separatistas han crecido en la península de Crimea tras la caída del presidente de Ucrania, Victor Yanukovich, mientras el primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, ha asegurado que «nunca» entregarán la región. Moscú ha afianzado el control de la zona con el envío de tropas. Rusia ha argumentado el despliegue militar en Crimea en base a las amenazas que pesan contra la población rusoparlamente y los fieles ortodoxos rusos tras la llegada al poder de las nuevas autoridades ucranianas.
La escalada de la tensión ha intensificado los movimientos diplomáticos para evitar una guerra en Ucrania. El pasado 26 y 27 de febrero, los ministros de Defensa de la OTAN subrayaron la independencia y soberanía del país, y el pasado lunes, los ministros de Exteriores de la UE suspendieron las negociaciones sobre el libre acceso de los ciudadanos rusos a los Estados miembros, como respuesta al despliegue de tropas en Crimea por parte de Moscú.
Por su parte, Estados Unidos ha adoptado medidas contundentes en contra de Rusia. Washington ha congelado las relaciones comerciales y militares con Moscú. El vicepresidente, Joe Biden, ha pedido además a Rusia que facilite el despliegue inmediato de observadores internacionales en la zona. El presidente norteamericano, Barack Obama, ha comunicado a su homólogo ruso, Vladimir Putin, que su empeño de intervenir militarmente en Crimea tendría consecuencias: la ausencia de la cumbre del G-8 que se celebrará el próximo mes de junio y un posible aislamiento económico y político.
La preocupación de la comunidad internacional sigue centrada en Ucrania, ya que el próximo domingo 16 de marzo está convocado en Crimea el referéndum de independencia para anexarse a la Federación Rusa.