El Santo Padre preside este viernes 21 de marzo una vigilia de oración con familiares de víctimas de la violencia mafiosa. Estarán acompañados por representantes territoriales de la fundación «Líbera», presidida por don Luigi Ciotti, como representantes de algunas de las 1.600 asociaciones adheridas.
La vigilia se celebrará en Roma en la parroquia de San Gregorio VII, a las 17.30. Un encuentro en el que se leerán los nombres de las 900 víctimas que la mafia ha dejado en Italia en los últimos años y Francisco podrá acariciar las heridas que la violencia organizada ha dejado en las familias. Para conocer algunos detalles sobre este evento, ZENIT ha hablado con don Tonio Dell’Olio, sacerdote que forma parte de la oficina de presidencia y responsable del sector internacional de Líbera y uno de los organizadores de la vigilia. Don Tonio, que ya se había reunido con el entonces cardenal Bergoglio para tratar la labor de Líbera contra la mafia, propuso este encuentro al Pontífice que se mostró muy interesado y respondió «¡hagamos al menos esto!».
¿Cómo surgió la idea de hacer este encuentro con el Santo Padre?
–Don Tonio: Yo tenía contacto personal con él de cuando era cardenal Bergoglio. En la organización Líbera, que es una red de 1600 asociaciones nacionales y locales, tenemos también una red internacional que estamos construyendo y por eso fui varias veces a Argentina, México, Colombia… países donde se siente más la presencia y la presión de la criminalidad organizada.
En el 2010 hubo una posibilidad de encontrarme con el cardenal. Quedé muy impresionado e impactado por su conocimiento y profunda sabiduría sobre la situación social de la criminalidad organizada. Y esta amistad fue creciendo. Cuando fue nombrado Pontífice nos encontramos y yo le propuse reunirse con los familiares de víctimas de la mafias, en una reunión que tuvimos en enero con el presidente de Libera, Luigi Ciotti. Y el Papa se mostró muy entusiasta y favorable de reunirse con los familiares porque decía que este es el compromiso que tenemos que tener como Iglesia, acoger a las víctimas, el Papa decía «¡si no hacemos al menos esto!». Y desde aquella fecha empezamos a preparar la reunión. No queríamos que fuera una encuentro donde se debate o profundiza el tema, si no un encuentro de oración.
¿Cómo se desarrollará el encuentro?
–Don Tonio: Tendremos un vigilia de oración donde se leerán todos los nombres de las víctimas que hemos tenido hasta ahora en Italia, desde 1900. Tenemos como 900 nombres. Haremos la lectura del Evangelio, una reflexión del Papa y también de algunos representantes de la organización. El viernes leeremos el nombre de unas 900 víctimas, y hemos calculado que al menos 80 son niños de 0 a 17 años de edad. La mafia dice siempre que va a respetar la infancia, pero esta es la realidad. Sabiendo como es el estilo del Santo Padre, que siempre quiere hablar, saludar y abrazar a la gente; está previsto que se reúna unos instantes con los participantes, al menos con muchos de ellos.
De las veces que se ha reunido con el Santo Padre, ¿qué le ha dicho sobre la labor que desempeñan ustedes?
–Don Tonio: Él es muy sensible con este tema. Nos decía que la Iglesia tiene que dar un ejemplo en el sentido de que vamos no solamente a alejar los contactos con hombres y mujeres que son parte de la criminalidad organizada. También sabemos que la mafia es una forma de pensamiento y el Santo Padre nos animaba muchísimo a trabajar en el sentido evangélico, de anuncio y cultural para alejar la mentalidad mafiosa. Y siempre hablar con gran libertad a favor de las víctimas, y por víctimas – nos decía el Santo Padre – no podemos entender solo los fallecidos; sino las víctimas de la trata de mujeres, esclavos, chicos explotados en los barrios de periferias… Así como los drogodependientes, que están ahí porque es un negocio que está en manos de la mafia.
Sí, hemos notado una cercanía muy grande por parte del Papa y un respaldo en el trabajo que vamos haciendo.
¿Qué repercusión cree que puede tener este encuentro con Francisco en favor de los familiares de las víctimas de la mafia?
–Don Tonio: Nosotros sabemos que quizá de forma inconsciente ha podido pasar que en el pasado la actitud de la Iglesia -hablamos de comunidades en diferentes ciudades o partes de nuestro país en particular- no ha tenido siempre la misma visión de las cosas. Por ejemplo, hay sacerdotes que han ayudado a personas que se escondían porque estaban buscadas por la policía y con el pensamiento de «tengo que ayudar a todos» les ayudaban. También la mafia italiana más tradicional como Cosa Nostra o la Ndrangheta siempre tenía costumbre de participar en la religiosas popular de la iglesia. Tenemos también personas de mafia que tenían un lugar reservado para ellos en el interior de la iglesia. Con estos pequeños ejemplos quiero decir que no siempre la vigilancia de la Iglesia en este marco fue fuerte. Y no siempre se dio la importancia correspondiente al anuncio que correspondía también la denuncia. Me parece que las palabras del papa Francisco, el signo que va a cumplir este viernes, y la cercanía que tiene con el tema de la mafia puede animar mucho a la iglesia -pastores y laicos- a tener un perfil muy bien definido sobre la vigilancia y la denuncia en el tema de la mafia y la mafiosidad.
Y dentro de la Iglesia también son muchos los que han luchado contra la mafia…
–Don Tonio: Tenemos ejemplos de mártires que es importante recordar. Hay en particular un sacerdote, don Pino Puglisi, que fue beatificado el año pasado. Y hay otros dos que han comenzado la causa: el sacerdote don Peppe Diana y el magistrado Rosario Livatino.
¿Cómo es el día a día del trabajo de su asociación?
–Don Tonio: Hay una antimafia que es lo que hacen los policías, los jueces y los tribunales. Pero también es importante el trabajo social y cultural, que es nuestro perfil. Trabajamos con la educación y la formación, tanto de un modo formal como con cursos en las escuelas sobre educación a la legalidad; esto significa no solo es estudio de las leyes sino también la educación ciudadana. La educación informal sería en las áreas de ciudades donde más fuerza toman las organizaciones criminales, porque cogen ventaja en las zonas de condición social más baja aprovechándose de los chicos que están por la calle.
Además, también promovemos leyes cada vez más eficaces contra la mafia. En particular, en 1996, después de recoger un millón de firmas, propusimos una ley al Parlamento que fue aprobada, para la confiscación de bienes a la mafia. Esto se hace no solamente para golpear al corazón de los intereses de los mafiosos, que sabemos que es sobre todo enriquecerse y aumentar el patrimonio, sino también para utilizar socialmente los bienes confiscados, en concreto los edificios y la tierra. Los edificios ahora son utilizados como oficinas municipales, organizaciones sociales, casas familia para huérfanos o ancianos… Pero el tema de las tierras es más complicado. Después de aprobar esta ley, hemos formado cooperativas juveniles que van a trabajar estas tierras confiscadas y producir lo que se puede comercializar en la gran producción: vino, pasta, aceite, verduras… Y esto sale a la venta con la marca de «Libera Terra».
Con esto no solo se golpea la «riqueza mala» de los mafiosos sino se contribuye a crear cultura, mentalidad nueva, y los cuidadanos contribuyen en este camino con la compra de estos productos. Hasta ahora el modelo está funcionando muy bien y lo vamos a proponer a otras naciones. Y de esta forma contrastar la economía criminal o mafia económica que es más tolerada ahora en época de crisis porque es un poder tan fuerte que se infiltra en la economía lícita.