El papa Francisco ha recibido esta mañana en audiencia en el Palacio Apostólico, a su santidad Karekin II, patriarca supremo y cathólicos de todos los Armenos. Allí tuvieron un coloquio privado y a continuación pronunciaron los respectivos discursos.
El Papa consideró que es “una gracia especial poder encontrarnos en esta casa, al lado de la tumba del apóstol Pedro y compartir un momento de fraternidad y de oración”.
El Santo Padre recordó que en las diversasocasiones de encuentro entre los ortodoxos armenios y Roma figura «la Conmemoración de los Testimonios de la Fe del siglo XX, que se realizó durante el Jubileo del 2000, a la cual participó su santidad Karekin II», y aunque no citó explícitamente el genocidio armenio por los turcos, precisó: “El número de discípulos que derramaron su sangre por Cristo, en los trágicos eventos del siglo pasado, es seguramente superior al de los mártires de los primeros siglos”, y que en ese panorama “los hijos de la nación armenia tienen un lugar de honor”.
El genocidio armenio se debió a la deportación forzosa y exterminio de aproximadamente entre 1,5 y 2 millones de personas, por el gobierno de los Jóvenes Turcos en el Imperio otomano, desde 1915 hasta 1923. Las muertes fueron provocadas debido a masacres y marchas forzadas extremas durante las deportaciones. Turquía no niega el exterminio pero dice que se debió a luchas interétnicas, enfermedades y desnutrición durante la Primera Guerra Mundial y no a un plan de limpieza étnica.
El Papa señaló que así «como en la Iglesia antigua, la sangre de los mártires se volvió semilla de nuevos cristianos» precisó que «el ecumenismo del sufrimiento, el ecumenismo del martirio y el ecumenismo de la sangre, es una llamada potente a caminar por la vía de la reconciliación entre las Iglesias, con decisión y confiado abandono en la acción del Espíritu Santo».
De otro lado el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso ha organizado una reunión con la presidencia de Asuntos Religiosos de Turquía (Dyanet), que se está desarrollando hoy en el Vaticano, y que como indica un comunicado de la Sala de Prensa de la Santa Sede, «ofrece la oportunidad de profundizar el recíproco conocimiento y de evaluar ulteriores perspectivas de diálogo».