"Queremos que algún día no hagan falta Las Patronas, entonces sabremos que estamos avanzando"

Print Friendly, PDF & Email

Norma Romero Vásquez, mujer y campesina mexicana, cuenta en Roma la experiencia de Las Patronas y su labor con los inmigrantes que viajan en trenes de mercancí­as hacia Estados Unidos

Share this Entry
Print Friendly, PDF & Email

«Nuestra labor humanitaria comenzó con algo tan sencillo como alimentar a los migrantes». «En el rostro del migrante hemos visto a Jesús». De esta forma explica Norma Romero Vásquez la labor que hacen Las Patronas en México, un grupo de mujeres campesinas que lanzan comida y agua a los inmigrantes que viajan clandestinamente en trenes de mercancías dirección Estados Unidos buscando una vida mejor.

La Fundación Migrantes y las Facultades de Ciencias Sociales y de Teología de la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma presentaron ayer la proyección del documental «Las Patronas». Un grupo de mujeres mexicanas campesinas -Premio Nacional de Derecho Humanos 2013- que desde hace más de 15 años ayudan a los inmigrantes que buscan una vida mejor viajando aferrados a los trenes de mercancías, para no someterse a la trata de inmigrantes organizadas por las mafias locales. Muchos de ellos se desmayan por deshidratación, caen a las vías y son atropellados y mutilados por el tren, conocido como «La Bestia», que desde el sur de México lleva a miles de centroamericanos hacia Estados Unidos.

Cada vez que Las Patronas ven pasar el tren frente a sus campos, lanzan a los inmigrantes bolsas de plástico con comida y botellas de agua para ayudarles en el camino y que puedan llegar sanos y salvos a su destino.

Para presentar el documental, se contó con la presencia de Norma Romero Vásquez, una de las mujeres que forma parte de Las Patronas. Además participaron monseñor Jorge Carlos Patrón Wong, secretario de la Congregación para el Clero y monseñor Giancarlo Perego, director general de la Fundación Migrantes.

«Al defender los derechos de los migrantes creemos firmemente que también defendemos los derechos de todos y todas, no importa la nacionalidad», afirma Norma. Del mismo modo reconoce que en estos años han tenido dificultades y obstáculos pero la providencia y Dios las han acompañado siempre.

En los años que llevan trabajando, afirma, han visto cambios en la forma de vivir y ver las cosas en sus comunidades. Y cuenta la historia de una señora que colabora con ellas desde hace un tiempo. Doña Tere viaja dos horas cada día para poder ganar unos pesos, lavando ropa de otras personas, y que al final del día solo le sirven para pagar el viaje de regreso a casa. Cuando Norma la conoció y le contó su historia, le ofreció trabajar con Las Patronas y a cambio le ofrecía pan, frijoles, arroz y frutas y lo que pudiera llevar consigo del comedor. El caso de esta mujer, es solo uno de entre los muchos que han vivido en todos estos años.

Por otro lado expresó su deseo de que las personas puedan descubrir un mundo de posibilidades, el acceso a la cultura y la educación sin necesidad de subirse a una «Bestia» moderna de metal.  De este modo, manifestó, «amamos la obra a la que nos llamó Dios pero no queremos pasar toda nuestra vida dando de comer a los migrantes. Queremos que algún día no hagan falta Las Patronas, pues entonces sabremos que estamos avanzando».

Finalmente, destacó que desde la perspectiva de su fe pensaron que servir a Jesús no era solo ir a la misa, participar en la catequesis o en el coro de la iglesia, «comprendimos que Jesús no está muerto, que vive y se encuentra en las personas más vulnerables como los migrantes, los presos, los enfermos, niños de la calle y ancianos». Y añadió que en los migrantes «han visto el rostro de Jesús» y que esta labor la hacen «porque al descubrir sus necesidades (de los migrantes) nos dimos cuenta que teníamos una misión que era servir a Dios».

En una de las preguntas realizadas por los presentes, Norma explicó que han asistido a universidades en las que han sido invitadas para contar a los jóvenes lo que ellas viven e invitarles a experimentarlo. «Cuando viven la experiencia es ahí donde Dios actúa, es ahí donde Dios enamora. Porque nosotros no somos quienes hacemos el trabajo, es Él quien se encarga», señaló.

El nombre de Las Patronas viene de la advocación «La Patrona», es decir, la Virgen Guadalupana, de Amatlán de los Reyes, en Veracruz (México). Ganaron este «apodo» gracias también a que han tenido que luchar contra las resistencias y las críticas de los familiares y de los vecinos por perseverar en su trabajo con los inmigrantes.

Cerca de 400 mil personas pasan por México cada año para encontrar un trabajo o para reunirse con sus familiares en Estados Unidos, de los cuales más de 20 mil son secuestrados. Los hombres son torturados y las mujeres violadas por las mafias que pretenden que todos usen sus «servicios» en vez de viajar encima de los trenes de mercancías.

Share this Entry

Staff Reporter

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación

@media only screen and (max-width: 600px) { .printfriendly { display: none !important; } }