El arzobispo Zygmunt Zimowski, presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios ha abierto la 67ª Asamblea Mundial de la Salud, que inicia hoy en Ginebra. En la misma línea que el papa Francisco en la catequesis de la audiencia general de hoy, el prelado ha comenzado admitiendo que la Santa Sede es "consciente de las consecuencias devastadoras causadas por el cambio climático".

"Está comprobado que las actividades del hombre han contribuido notablemente al reciente calentamiento de la superficie terrestre, y que el cambio climático y sus consecuencias no se detendrán en el futuro", ha afirmado Zimowski. Además, se ha observado que "dicho cambio traerá un aumentó de los problemas de salud ya existentes, y que la mayor parte de los riesgos afectarán a las poblaciones que actualmente son las más afectadas por las enfermedades que dependen del clima".

Todos estos son "signos de una crisis ecológico", ha subrayado el arzobispo, delante a la cual es necesario mirar "más allá de las cuestiones puramente científicas, médicas y económicas conectadas con los cambios climáticos" y encontrar también "las personas que son las más afectadas". Como la mayor parte de los desastres naturales, ha explicado el prelado, "las emergencias unidas al clima causan más sufrimientos y pérdidas personales a aquellos que viven en pobreza, que no pueden recurrir a estructuras de protección de las fuerzas extremas de la naturaleza y que tienen pocos o ningún recurso para proveer y un refugio temporal y a otras necesidades básica cuando sus casas han sido gravemente dañadas o totalmente destruidas".

En necesario, por tanto, "repensar el camino que estamos recorriendo juntos" y quizá aspirar a una "mayor solidaridad" para prevenir o, al menos, "mitigar" el impacto del cambio climáticos en los más vulnerables de la sociedad. La "creciente conciencia ecológica -ha observado monseñor  Zimowski - debe ser ayudada a desarrollar y madurar, y debe encontrar una expresión adecuada en programas e iniciativas concretas en recorridos particularmente capaces de resistir

a los cambios climáticos para el desarrollo sostenible, así como transformaciones apropiadas en términos de decisiones y acciones económicas, sociales, tecnológicas y políticas.

"La defensa de la vida y la consecuente promoción de la salud, especialmente en las poblaciones más pobre y en vía de desarrollo, será en algún momento el metro y el criterio de fundo del horizonte ecológico a nivel regional y mundial", ha añadido.

Abordando el tema de respeto  por la vida el prelado ha felicitado al Secretario por el informe sobre los logros en el tratamiento de los trastornos del autismo, que muestra, entre otras cosas, ''los avances en la sensibilización de la opinión pública, disipa algunos de los mitos que rodean el autismo y define la asociación con organizaciones de la sociedad civil que trabajan en este ámbito para establecer las prioridades a nivel nacional''. El arzobispo Zimowski ha anunciado que la Santa Sede contribuirá a estos esfuerzos con una conferencia internacional organizada por el Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, que se celebrará en el Vaticano del 20 al 22 de noviembre próximo, bajo el tema: "La persona con trastornos del espectro autista: Avivar la esperanza".

Como último punto de su intervención, con respecto a la nutrición materna, infantil y de niños de corta edad, monseñor Zimowski ha mostrado su satisfacción porque ''la lactancia materna se haya incluido como un objetivo global estratégico y se proponga como indicador clave para controlar los avances en ese sentido. La lactancia materna es una protección importante contra la desnutrición infantil y por ello debe ser defendida y alentada en el contexto de la asistencia sanitaria primaria. Debe estar garantizada -ha finalizado- por las normas que regulan el lugar de trabajo y debería ser aceptada, también en público''.